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'Las Villamizar' y las guerras personales de las monjas revolucionarias
La telenovela de Caracol muestra la fuerza de las mujeres de la época de la Independencia.
Estefanía Piñeres, Shany Nadán y María José Vargas son Leonor, Carolina e Isabela Villamizar, las protagonistas de la historia, que son entrenadas para la guerra. Foto: Caracol
Sor Teresa lleva una magnífica capa negra de seis metros de largo. Hace parte de su hábito y como ratifica Diego Guarnizo, director de vestuario de esta producción de Caracol, “son como las alas de Superman. Ese es su poder y su fuerza, eso era exactamente lo que queríamos mostrar”, dice el diseñador.
Esta monja, representada por la actriz Martha Osorio, cuya formación inicial fue en el Teatro La Candelaria, es el eje central, hasta ahora, de la producción Las Villamizar, la historia de tres hermanas que quieren la Independencia y también buscan vengar la muerte de su madre, asesinada por un alto mando español, y que Caracol emite de lunes a viernes a las 9:30 p. m.
La función de Sor Teresa es ser la cabeza de una organización de espías a favor de la Independencia. En este momento maneja los hilos del poder a 20 capítulos del fin de la producción.
Martha Osorio cuenta que al principio no tuvo tanta información sobre el personaje. Pero cuando ya le llegaron los libretos, “entre más los leía, más me gustaban, están maravillosamente escritos. No tuve mucho tiempo para desglosarlo, así que decidí actuar. Y a través de Sor Teresa descubrí a los otros personajes, no a los actores, porque a muchos todavía no los conocía”, confiesa Osorio, que vivió más de una década en Nueva York y estuvo parcialmente alejada del medio colombiano.
Mateo Stivelberg y Juan Carlos Aparicio son los creadores de la serie. Ambos crecieron en universos femeninos y esto les permitió darles a Sor Tersa, las Villamizar y a Salvación, la hermana negra de las protagonistas, esos poderes especiales que casi siempre son asignados a los hombres. En su equipo de trabajo, una mujer también los aterrizaba de vez en cuando en cuanto a formas de ser y actuar.
Sor Teresa, cuenta Stivelberg, “viene a reemplazar a Cuervo, que era el que manejaba los hilos del poder y el conocimiento de la causa independentista, pero fue secuestrado por un hombre que solo pensaba en sus intereses. Tras su muerte llega esta religiosa que tiene una gran fachada: un convento y muchas monjas bajo su mando, monjas que tienen voto de silencio”.
El convento, además de tener monjas en oración y ayudando a los pobres, es un lugar en el que se interroga a los espías y militares españoles capturados, y se imparte justicia, con Sor Teresa a la cabeza.
Ella también les da órdenes a las Villamizar, que no son fáciles. Carolina, Leonor e Isabela, representadas por Shany Nadán, Estefanía Piñeres y María José Vargas, fueron entrenadas para la guerra desde niñas, así que preguntan, cuestionan, toman decisiones buenas o malas.
Son muy fuertes, saben manejar armas, duermen con un ojo cerrado y otro abierto, oyen conversaciones detrás de las paredes, juegan a ser parte del bando español. “Y tienen el poder. Se equivocan, claro, como todos. Cometen muchos errores, pero son coherentes, y muestran el gran poder de la mujer en todas las épocas, un poder que ha sido subvalorado”, sigue Stivelberg.
“Son tres personajes a las que les pasa esto, esto y esto, como a los hombres, pero ser mujeres les da otros retos. Su papá no les dio elección ni las dejó ser niñas. Las alejó del mundo luego de la muerte de su madre y las preparó para que no fueran ni destruidas ni despojadas cuando él faltara. Las convirtió en unas máquinas de matar aunque ellas rechacen hacerlo. Carolina, que asumió el rol de papá y mamá, es la más racional de todas, la que está más comprometida con la causa, la que más sacrificios ha tomado y la que quiere tener una familia”.
Sor Teresa tiene una gran fachada: un convento y muchas monjas bajo su mando, monjas que tienen voto de silencio
Isabela es la menos racional, “pero con su historia, enamorarse de un oficial español, quedar embarazada, la aparente muerte de su novio (el teniente Julián Montenegro, representado por el español Eloi Costa), la aparición de Federico (Brian Moreno), el mercenario que no le tiene miedo a nada y juega para todos bandos, todo la lleva a una especie de poliamor, algo impensable en esa época para una mujer”, agrega el creador.
La producción es una historia ficticia que usa hechos y personajes de la época para contar la serie. Ahí está Antonia Santos con su poder santandereano, a quien los libretistas le dieron características muy fuertes, con una gran seriedad y un don especial para no mostrar sus verdaderos sentimientos, porque tiene que ser así delante de los hombres que lidera.
Los libretos la ponen cerca de Leonor Villamizar, la segunda de las hermanas, que es LGBTIQ+ en un momento de la historia en el que gustarle personas del mismo sexo era un “pecado”.
Estefanía Piñeres es la actriz que la representa. La que tiene el espíritu más fuerte de las tres, pero también la más resiliente. “Ella, desde capítulos muy tempranos, es consciente de que hay gente en situaciones más difíciles que las suyas y que lo que haga por el bien puede impactar a muchos. Se mueve por sus convicciones, cree que los actos simbólicos pueden cambiar el mundo”.
Asumir públicamente su sexualidad en un lugar como el Socorro (donde se desarrolla la historia), luego de perder a su novia, le llevó a pensar que la sociedad la iba a dejar en paz.
“Creyó que si no se metía con la política, la dejarían tranquila y no la perseguirían y se equivocó. Fue desterrada y ahora está en una terapia de conversión en un lugar horrible. Sin embargo, lo peor es que esas terapias siguen siendo legales, muchas cosas no han cambiado”.
Martha Osorio actuó en ‘Pedro el escamoso’. Fue la mamá de la doctora Puula. Vivió en Estados Unidos más de una década. Foto:Caracol
Pero -para su gran sorpresa-, Leonor la ha llevado a acercarse a la comunidad. “Cuando uno piensa que la gente menor de 25 años no ve televisión de manera tradicional, Leonor me demuestra que sí y en un número alto. Y ahora tengo un montón de personas que me siguen. Recibo mensajes halagadores y otros muy tristes, de quienes viven en lugares pequeños y apartados donde esa diferencia les pesa, por la estrechez mental, por su soledad, y piensan que son raros, que no caben en el mundo, que están enfermas. Mi personaje les ha hecho ver que están acompañadas. Incluso, hemos tenido encuentros virtuales”, dice Piñeres, y hay un grupo LGBTIQ+ de fans de Leonor.
Para la actriz, “Leonor abre la puerta para la conversación, pero esta debería estar más avanzada. El contenido romántico y sexual entre parejas del mismo sexo en las producciones nacionales es infinitamente menor. Leonor ha dado muchos menos besos y hay un trecho larguísimo por recorrer. Pienso que el amor que produce mi personaje también tiene que ver con lo escaso en este aspecto”.
Martha Osorio, además, decidió empoderar a las actrices que la acompañan como monjas. Hizo que Sor Teresa anduviera siempre con dos o tres a su lado y tuvieran fuerza así no tuvieran nombres y un muy escaso parlamento. Finalmente, también hacen parte de esa lucha de la Independencia.
“No sabía cómo ser monja, es un mundo misterioso. Pero investigué cómo llegaron al continente y vi que en la Independencia muchas fueron rebeldes y revolucionarias, apoyaron la causa y también lo fueron en las letras, en los estudios, que es un mundo muy importante y valioso”, dice Osorio.
Se fue también al universo comunero, del Socorro y los pueblos cercanos, un mundo que para los creadores tiene todos los elementos históricos para este tipo de series.
“Los directores (con Herney Luna a la cabeza) me ayudaron mucho a encontrar la voz de Sor Teresa en el mundo santandereano”. Eso le dio el don de mando para que los personajes que la apoyan la sigan, así tengan dudas sobre ella, porque en tiempos de guerra la duda era fundamental.
Otro de los personajes de la serie es Salvación. Interpretado por Paola Valencia, es, según Stivelberg, la representación activa de la mujer en la guerra. Hermana de las Villamizar por parte de padre, maneja armas, es espía, sabe defenderse y tiene don de mando.
“Hubo muchas mujeres en las guerras de independencia, en distintos lugares, y sin su apoyo no se hubiera logrado la Independencia”, dice.
Para Martha Osorio este personaje ha sido un buen regreso a la televisión colombiana. Su década en Nueva York también fue valiosa. “Aprendí de la resiliencia en una ciudad que, después del 11 de septiembre, fue diferente, más unida. Allí viví con mis dos hijas en un barrio en el que había personas de distintas nacionalidades y todos éramos amigos. También pude hacer teatro”.
Sor Teresa le permitió desde la ficción hacer algo por la independencia y por la libertad. Pero recuerda con tristeza la noche de la toma del Palacio de Justicia, que veía desde La Candelaria, donde vivía. Ella quería ayudar en medio del caos. Su pareja de ese momento se lo impidió, por los riesgos, por lo horrible de la larga noche.
Sor Teresa, con su larga capa, le dio la oportunidad de ser una heroína en el mundo de estas Villamizar empoderadas.