A principios de los años 80, con la llegada y expansión de las videograbadoras en América Latina, el consumo audiovisual hogareño se transformó de manera radical.
La proliferación de videoclubes trajo consigo el aumento de la demanda de historias que las familias pudieran ver juntas, reunidas frente al televisor. No se trataba solo de proveer películas infantiles para el cine que luego terminaran en el formato de video, sino de ofrecer un entretenimiento multigeneracional.
De aquellos tiempos surgieron éxitos perdurables (al menos en su forma original) como la saga de Indiana Jones, Gremlins, E.T., el extraterrestre, Los Goonies y otros filmes menos recordados pero igualmente efectivos como Los exploradores y Los aventureros del tiempo, de Terry Gilliam, cuya idea del relato familiar estaba más cerca de sus propias creaciones con Monty Python (grupo de comedia británico) que del modelo Disney. Ahora, aquel peculiar cuento estrenado en 1981 está de regreso en formato de serie.
La historia
Al igual que la película original, la trama de la serie Time Bandits (Los héroes del tiempo), disponible ya en Apple TV+, gira en torno a Kevin (Kal-El Tuck), un niño de 11 años, fanático de la historia. Tal es su obsesión que, en la mañana de su cumpleaños, salta de la cama para informar a sus padres su deseo para el día: visitar otros de los sitios históricos de los que conoce cada detalle. Algo de lo que sus padres y hermana están enterados, ya que el entusiasmo de Kevin hace que no pueda ni quiera dejar de hablar de ello.
Solitario e incomprendido por su familia y compañeros de escuela, la vida del niño cambia por completo cuando su habitación se transforma en un portal para viajar en el tiempo, que lo pone frente a frente con un grupo de bandidos dispuestos a recorrer la historia del mundo en busca de tesoros que robar.
“La aventura me llama”, dice Kevin, al tiempo que su padres le piden que use su teléfono, que se siente frente a la consola de juegos y que deje de aprender por un rato. Algo que el siempre sonriente chico no podría hacer aunque quisiera, porque de repente se encuentra acompañando a los bandidos en sus viajes espacio temporales.
La película original
A principios de los 80, el realizador y comediante Terry Gilliam estaba en busca de forjar su propio camino como director tras sus años de trabajo en la troupe de humor Monty Python, tanto para la televisión como para el cine. Decidido a desarrollar su propio estilo luego de tener que consensuar y negociar todo durante el rodaje de Monty Python y el Santo Grial, Gilliam probó suerte con las historias infantiles, aunque inyectándoles el agudo sentido del absurdo de sus proyectos anteriores.
Su primer intento fue la extrañísima y sombría Jabberwocky, un cuento de fantasía con mucho del tono satírico de los Python, adaptado de un poema escrito por Lewis Carroll e incluido en Alicia en el país de las maravillas.
El protagonista de aquel filme era Michael Palin, uno de sus compañeros de la banda de humoristas con que el luego escribió el guion de la delirante Los aventureros del tiempo, un relato casi episódico que aunque no tuvo gran repercusión en el momento de su estreno con el paso de los años se transformó en un objeto de culto, listo para volver a la pantalla en estos tiempos de públicos ultrasegmentados.
Taika Waititi y su banda
irador confeso de Monty Python, el director, guionista, productor y actor neozelandés Taika Waititi, junto con su amigo y colega Jemain Clements, decidió adaptar Los aventureros del tiempo como una serie que le hiciera honor al estilo y tono del legendario grupo pero que también incluyera su propio modo de hacer comedia.
Creadores y productores de exquisitos y peculiares programas como Flight of the Conchords, Lo que hacemos en las sombras (las versiones cinematográfica y televisiva) y Nuestra bandera es de muerte, Waititi y Clemens se reservaron un par de personajes secundarios –aunque fundamentales– para la trama de Time Bandits y pusieron en marcha la producción en su Nueva Zelanda natal. Allí, convocaron a los equipos técnicos y a los actores con los que trabajan desde el principio de su carrera, fuertemente influenciada por los inolvidables Python, y sumaron a intérpretes nuevos y otros muy conocidos para llevar adelante la historia.
Lisa Kudrow
Uno de los cambios más significativos entre la película original y la nueva serie de 10 episodios está relacionado con los cinco integrantes de los bandidos. En la película los aventureros eran interpretados por actores de talla baja, una decisión artística que en esta adaptación prefirieron no repetir.
En su lugar, el quinteto está conformado por actores de diferentes nacionalidades, etnias y géneros entre los que se destaca Lisa Kudrow, la famosa actriz que encarnaba a Phoebe Buffay en Friends.
Aquí la intérprete es Penélope, la líder no oficial de la banda de ladrones que suele desplegar una exagerada confianza en sus planes y en su entendimiento del mundo en general. Excéntrica y bastante narcisista, Penélope hace lo posible para que su costado más sensible no quede expuesto pero no siempre lo logra. Especialmente cuando se da cuenta de que detrás de la catarata de información que sale de la boca de Kevin, se esconde la soledad de un chico al que nadie acepta como es.
El elenco
Más allá de la presencia estelar de Kudrow y las esporádicas apariciones de Waititi y Clemens, la serie tiene en su protagonista infantil, Kal-El Tuck, su jugador más valioso. Al chico que interpreta a Kevin le tocan algunos de los parlamentos más largos y complicados de toda la serie, un desafío que supera sin dejar de lado la naturalidad en su interpretación.
Sus habituales compañeros de escena son los integrantes de la banda de ladrones del tiempo, un grupo que además del personaje de Kudrow, está integrado por Alto (Tadgh Murphy), un actor fracasado siempre en busca de su público; Widgit (Roger Jean Nsengiyumva), el navegante que no parece saber cómo leer un mapa; Bittelig (Rune Temte) el sensible forzudo del equipo y Judy (Charlyne Yi), la autoproclamada vidente.
NATALIA TRZENKO
LA NACIÓN (ARGENTINA) - GDA
@LANACION
Esta nota fue publicada en la Edición Domingo de EL TIEMPO