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Los secretos de la película de vaqueros de Pedro Almodóvar
El director de 'Madres paralelas', 'Dolor y gloria' y 'Todo sobre mi madre' habló con EL TIEMPO.
Pedro Almodóvar lleva un saco negro que contrasta con el blanco de su cabellera. Saluda con una sonrisa y se pone frente a la cámara. Ha escapado de su papel de realizador detrás de cámaras y se divierte al recordar que antes era considerado un chico terrible del séptimo arte, pero no se lo cree. Ahora está feliz porque tiene el recuerdo de una sonora ovación en el reciente Festival de Cine de Toronto, por parte de los asistentes a la proyección de su cortometraje Extraña forma de vida, una aventura en las entrañas del western que Almodóvar supo enriquecer con una tensión dramática y una ternura pocas veces explorada en este género de pistoleros, violencia y testosterona a flor de piel.
Almodóvar quiere hablar de esta producción cinematográfica en la que dos vaqueros se reencuentran después de 25 años. El árido terreno del desierto de Tabernas (en Almería, España) se convierte en el escenario del viaje de Silva (Pedro Pascal), que cabalga hasta llegar a un pueblo en el viejo oeste estadounidense en esta ficción. En aquel lugar se encuentra a Jake (Ethan Hawke), un comisario que infunde respeto y que vive en la dura cotidianidad de mantener el orden y atrapar a los bandidos. Pero todo cambia cuando se reencuentra con Silva.
La conexión no se ha perdido, eran muy cercanos y aunque sus vidas están signadas por un contraste cruel, la visita parece abrir recuerdos, momentos y hasta viejas heridas emocionales que no han podido curarse del todo. El brillo de sus miradas sigue intacto aunque las experiencias (buenas y malas) hayan fracturado ese vínculo que los define. Pero un acto de violencia que no pueden dejar pasar parece difuminar todo lo que alguna vez los unió.
De Extraña forma de vida no se puede contar nada más, pero lo que sí se puede adelantar es que la película llegará este jueves a las salas de cine y se estrenará en la plataforma de streaming MUBI el 20 de octubre. También se puede decir que es una experiencia en la que Pedro Almodóvar da un salto muy intenso en una trama, de solo 31 minutos en la que juega con otro tono en una aventura sobre la memoria, el tiempo perdido y el deseo.
Película Extraña forma de vida Foto:Fotos Mubi
“Yo creo que en este género (el western) tan masculino, tanto el deseo como la ternura, e incluso la melancolía –como resultado de ambas cosas–, son sentimientos que nunca se han vinculado al varón, entonces yo no me estoy inventado un género, el más antiguo de Hollywood (…). Recuerda que en 1902 ya hicieron su primer western, pero bueno retomando el deseo y la ternura han sido, si no prohibidos, al menos no desarrollados en personajes masculinos”, comenta Almodóvar en una charla vía Zoom con EL TIEMPO.
Él quería explorar esa capa que se esconde entre el chaleco o la camisa sudada de un vaquero que sobrevive en un ambiente hostil, con una química de Pedro Pascal y Ethan Hawke indiscutible que si dejaba ver trazos de ternura.
"John Ford, en su filme Centauros del desierto, o John Wayne en Río Rojo, la mostraban en un modo más brusco, pero sin romper el canon de la frialdad y de esa cosa seca y árida que tiene el comportamiento de los personajes masculinos. Yo aquí les hago hablar y confrontarse en el territorio del deseo y, claro, de la ternura. Con diálogos que creo no hemos oído en otros filmes del western”, comenta el artífice de este conflicto en el que Silva y Jake tienen una deuda pendiente, algo que arreglar, pero no necesariamente en un duelo en un camino polvoriento y desolado.
Película Extraña forma de vida Foto:Fotos Mubi
¿Por qué no hacer una película y sí un corto? En el 2020 Almodóvar estrenó La voz humana, con una Tilda Swinton que llenaba sola toda la historia al convertirse en una mujer que lidia con el abandono de su amante encerrándose en su dolor. Una reflexión alrededor de su estado emocional. Esa fue la primera cinta rodada en inglés del director español, que funcionó tanto que terminó siendo un gran empujón emocional y creativo para seguir apostando por este formato.
La idea de que una película debe durar hora y media ya no existe.
“Yo me he sentido mucho más libre, como al principio de mi carrera. Me sigue apasionando el cine, si no siento pasión por el guion no doy el siguiente paso, pero el corto te permite una mayor experimentación, el hecho de mostrar a Tilda Swinton en la casa donde vive y después mostrar que está confinada en ese espacio que es una construcción en la que se ven las maderas y que el decorado está en un set, que es mucho mayor que es la nave donde se ruedan películas, es algo visual que a mí me interesaba mucho y creo que un largometraje no hubiera sido capaz de hacerlo”, dice.
“Ya que me habría parecido redundante y la idea no hubiera quedado tan espectacular como en el corto, pues guarda una relación mayor con la realidad. El pequeño formato te permite que experimentes más con una idea, la desarrollas y entonces dura 31 minutos y es bueno”, reconoce.
“Cuando escribí Extraña forma de vida en el estreno y la promoción se me ocurrieron un montón de ideas con los personajes principales. Pero está bien darle la longitud que te pide la historia y lo que me pedía era un cortometraje”, recalca.
“La idea de que una película debe durar hora y media ya no existe. Hoy hay episodios de 20 minutos, media hora; yo he visto cosas de 11 minutos, creo que se ha liberado mucho eso. Estoy muy satisfecho con los dos cortos y he descubierto a tres actores (Swinton, Pascal y Hawke) con los que me gustaría volver a trabajar en algún momento”, reconoce.
“A Ethan Hawke lo conocí en Madrid haciendo teatro, Chejov (El jardín de los cerezos) y a Pedro Pascal lo conocí cuando estaba haciendo la serie Narcos. En ese casting había como tres o cuatro actores españoles (que además habían trabajado conmigo) y me llamaban por Facetime y estaba con ellos Pedro, que me saludaba y me decía, algo que me hacía sentir muy mayor: ‘He crecido viendo tus películas’, entonces ese fue nuestro primer o. Luego en Nueva York lo vi haciendo El rey Lear junto a Glenda Jackson y nos encontramos, pero lo que me hizo llamarlos fue que la descripción de los personajes es un retrato de Pedro y de Ethan, uno era cálido, truculento y sin temor de hablar de sus deseos, mientras el otro era frío, anglosajón y hermético. Eran perfectos y están soberbios”.
Tras hacer una película en un año y medio, después se pone en un festival o se estrena; así que la reacción de aplauso u ovación demuestra que mereció la pena hacerla y esperar.
Extraña forma de vida tomó algunos de otros clásicos del género. Almodóvar estaba loco por escapar de los tonos oscuros o grises que caracterizaban a ese tipo de cine y poner algo más de color.
Lo hizo en los vestidos de las prostitutas, que estaban inspirados en la película de Howard Hawks, Río rojo. Viendo Bend of the River se inspiró también en el abrigo verde de James Stewart para la prenda de Silva. Tuvo en cuenta varios filmes de Kirk Douglas para la elegancia que le imprimió a Jake.
“Desde que aprendí a escribir a máquina, que mi madre me regaló a los 10 años, ella no imaginó que iba a hacerlo toda mi vida. Escribo con la humildad, nunca voy a hacer un Julio Cortázar, pero lo voy a seguir haciendo. Otra cosa es que cuando termine algo nuevo y lo revise decida publicarlo o no”, dice.
Un giro de película
“Estoy ahora haciendo un cine más sobrio (delimitando ese cambio desde Julieta de 2016), más contenido, y eso es justamente por la exuberancia y las películas que he hecho previamente (como Laberinto de pasiones, Entre tinieblas, La ley del deseo o Mujeres al borde de un ataque de nervios, por nombrar algunas) y creo que de un modo natural, vas cambiando como director”, reconoce Almodóvar.
Él también ha explorado el universo literario con su libro El último sueño, que recoge doce relatos, que escaparon de un cajón donde estaban escondidos, para dejarse leer por todo el mundo.
En el cine es un maestro y está acostumbrado a los aplausos. “Eso es un acto de extrema ternura y se acerca mucho a una declaración de amor instantánea, aunque cinco minutos después ya no exista”, reflexiona.
Película Extraña forma de vida Foto:Fotos Mubi
“A mí me ha emocionado mucho que lo que he hecho les haya interesado. Los directores no somos como los cantantes o atletas que reciben de inmediato la ovación.Tras hacer una película en un año y medio, después se pone en un festival o se estrena; así que la reacción de aplauso u ovación demuestra que mereció la pena hacerla y esperar”, dice un Almodóvar que ya ha superado la imagen del escándalo.
“La gente creía que yo era un provocador deliberado, pero yo no pensaba nunca en provocar ni trasgredir nada, sino presentar el mundo según yo lo veía e imponerlo –que es el trabajo de un director–, lo que voy buscando en el espectador es reciprocidad, así que si se escandalizaban eso significaba que la película estaba viva y que ellos también estaban vivos”, asegura.
“A mí me gusta que reaccionen aunque sea para mal, pero con el tiempo, la gente ha ido reconociendo mi sensibilidad al hablar de personajes y el eclecticismo de géneros formaba parte de mi carátula. En mis personajes se respira libertad”, finaliza; como la que respiran Silva y Jake cuando derrumban los muros que esconden su complicada vida emocional.