La brasileña ‘Aquarius’ (Kleber Mendonça): retrato de una heroína independiente y crítica de la vida moderna, desde las playas de Recife, cuando cuestiona el poder avasallador de constructoras no respetuosas de patrimonios culturales ni arquitectónicos.
La iraní ‘El cliente’ (Asghar Farhadi): contundente crítica social, además de política y sexual, mediante la figura de un episodio conyugal que enfrenta pesquisas personales y esclarece debilidades humanas alrededor del fantasma de los celos.
La surcoreana ‘La doncella’ (Park Chan-wook): relato cortesano para exponer vínculos de poder bajo ópticas de seducción, engaño y fetichismo. Sus tonalidades entre románticas y surrealistas evocan a Sade.
La mejor, ‘Blade Runner 2049’ (Denis Villeneuve): brillante ejercicio de estilo que reivindica la ciencia ficción pesimista entrelazada con la filosofía robótica. Sobresaliente su factura modernista y la visión apocalíptica del futuro.
Desde Alemania, ‘Toni Erdmann’ (Maren Ade): ocurrencias geniales en los terrenos del absurdo, entre imprevistos y emociones varias en territorios propios o ajenos (del hogar en Westfalia a una estancia en Rumania).
En coproducción franco-canadiense, ‘Solo el fin del mundo’ (Xavier Dolan): adaptación de la pieza teatral de cinco personajes en una casa campestre y exposición claustrofóbica, en primeros planos, para remontarnos a momentos incómodos de ciertas reuniones familiares.
Línea independiente americana: ‘Luz de luna’ (Barry Jenkins), tres capítulos lineales en la difícil vida de un vulnerable niño afroamericano, su adolescencia escolar en medio del matoneo, y una definición sentimental a los veintitantos años como homosexual convencido; Paterson (Jim Jarmusch), chofer de bus y poeta en Nueva Jersey, historia ejemplar de amor profesional y proceso creativo de quien escucha a sus vecinos para convertir su rutina en estado de gracia permanente; ‘Manchester junto al mar’ (Kenneth Lonergan), o la exploración del duelo y pasado difícil de un joven pescador; y ‘Animales nocturnos’ (Tom Ford), como paralela lectura novelesca e intensa mirada sicológica en la reconstrucción de un oscuro romance.
Discreto ejemplo apartado de la chabacanería dominante en grotescas comedias locales: ‘La defensa del dragón’, ópera prima de Natalia Santa, una rigurosa descripción humanista, fotográfica y sicológica del céntrico mundo capitalino habitado por tres solitarios personajes adultos, quienes juegan ajedrez y se encuentran en los cafés de rutina.
Dos documentales excepcionales: ‘Amazona’ (Clare Weiskopf), honesto reportaje a una madre aventurera, que siempre ha buscado la independencia más allá de las metas de sus propios hijos, y La señorita María, con el ojo agudo del experimentado realizador Rubén Mendoza, captura el alma contradictoria y solitaria de una criatura transgénero tan auténtica y transparente como la misma tierrita boyacense.
MAURICIO LAURENS