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‘Hoy no se puede decir nada políticamente incorrecto’: Sebastián Lelio

A un año de ganar el Óscar, el director chileno reveló que está escribiendo dos largometrajes.

Lelio nació en Mendoza, Argentina, y a los dos años se instaló en Chile con su madre. Ya había triunfado con la película ‘Gloria’ (2013).

Lelio nació en Mendoza, Argentina, y a los dos años se instaló en Chile con su madre. Ya había triunfado con la película ‘Gloria’ (2013). Foto: Mike Blake / Reuters

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Sebastián Lelio, 45 años, camina en ‘jeans’ y camiseta por la cocina de un departamento dúplex en Providencia, Santiago, capital de Chile. Dice que está de paso mientras recuerda que hace un año y casi un mes ganó por primera vez un Óscar gracias a su película ‘Una mujer fantástica’, el segundo en la historia del cine chileno.
¿Qué se hace con un Óscar?
Se guarda, brilla mucho.
Al día siguiente de ganar el premio volvió a Chile y empezó a editar la película que estrenó hace unas semanas, ‘Gloria Bell’.
¿Cómo manejó el hecho de ganar un Óscar? ¿Su vida siguió igual?
Es poca la gente a la que le ocurre algo así. Entonces, no es algo que puedas compartir con nadie, la experiencia de haberlo vivido y sus consecuencias. Es como ir a la Luna o salir de órbita.
¿Y al mirarlo ahora, con más distancia?
Es un acontecimiento tan potente que afecta muchas dimensiones de tu vida, no solo la profesional. Es interesante cómo cambia la percepción de los otros hacia ti...
¿En qué sentido?
Recuerdo haber ido a un cumpleaños donde conocía a bastante gente, pero a otra no. Y salí corriendo porque me pedían fotos. Ahí me fui a guardar un par de meses. Fue un momento loco, mi año loco. Por suerte estaba editando, haciendo una película. Ese fue mi cable a tierra.
Si no hubiera estado en eso, ¿qué habría pasado?
No quiero ni especular. Es interesante aceptar un premio de esta magnitud, incorporarlo y, después, seguir adelante. Dejarlo en su lugar y no sobreidentificarse. Porque esa es una trampa mortal: pensar que uno es eso. Pero yo no sé lo que soy y sigo expandiéndome. Me siento mucho más un estudiante que cualquier otra cosa. Esa es mi actitud.
¿En el cine?
Sí, y en la vida también.
***
En febrero de 2013, Sebastián Lelio estaba en el Festival de Cine de Berlín. Frente a él, en la gran pantalla, se estrenaba su película ‘Gloria’, protagonizada por Paulina García. Ese día, en el clímax de la historia, cuando quedaban 15 minutos de función, el público comenzó a aplaudir. Seis años después, en septiembre de 2018, en el Festival de Cine de Toronto, Lelio estrenó el ‘remake’ de la película. En la función, cuando quedaban 15 minutos de película, el público empezó a aplaudir. Y se repitió cuando estrenó la película en Estados Unidos, hace unas semanas, donde ha sido aclamada por la crítica. En la página ‘Rotten Tomatoes’, que reúne a la crítica especializada estadounidense, la película ha sido reseñada por 108 críticos y tiene una evaluación de 94, de un máximo de 100.
Reconoce que estaba muy preocupado por el hecho de estar haciendo un ‘remake’, por todos los prejuicios que eso conlleva, como la creencia de que la segunda versión nunca es tan buena como la primera.
¿Por qué lo hizo?
Porque era un riesgo excitante. Y por Julianne Moore.
***
Todo comenzó en el verano de 2015. Sebastián Lelio y Julianne Moore compartían –y aún comparten– el mismo mánager. A dos años del estreno de ‘Gloria’, Julianne vio la película por primera vez. Lelio recuerda que su mánager le dijo que ella había amado la película, que quería juntarse con él. Entonces, cogió un avión a París, donde ella estaba. “Conversamos como una hora. Yo estaba muy conmovido por su pasión por la historia, por el nivel de entendimiento que tenía hacia el personaje. Estaba muy involucrada. Terminó la reunión y le dije ‘gracias, un honor conocerte y entiendo que no quieras hacer un ‘remake’ ’. Y ella me dijo: ‘No, solo lo haría si tú lo diriges’. Y le respondí: ‘Yo solo la dirigiría si tú la protagonizas’ ”, cuenta.
Dos años después, a finales de 2017, volvieron a reunirse, esta vez en Los Ángeles, para el rodaje de la película. Fueron seis semanas de filmación. “Hacer una película es como tener una aventura amorosa súper intensa y al mismo tiempo ir a la guerra. Llegas a filmar y dices ‘esto es imposible, no sé cómo lo vamos a hacer, tenemos todo en contra’ y, sin embargo, ocurre el milagro”. En sus últimas tres películas, Lelio ha trabajado con mujeres protagonistas, en ambas ‘Glorias’ y en ‘Una mujer fantástica’, con Daniela Vega en el papel central.
¿Se ha vuelto inalcanzable?, ¿ha subido a otro nivel en el mundo del cine?
Yo ya venía operando en un circuito de filmar en inglés, con actores súper reconocidos, antes del Óscar. Pero sí, aumentaron la cantidad de ofertas y el interés de productores y financistas. Todo eso se consolidó. Pero no fue un cambio de juego, porque yo ya estaba jugando en ese mundo.
¿Con un Óscar se gana la maestría?
Creo que no, porque cuando uno hace una película nada te garantiza que va a funcionar. Ahora estoy escribiendo dos largometrajes y nada me asegura que vayan a funcionar. No sirve poner el Óscar al lado del computador mientras escribo.
¿Hay más presión?
Sí, porque hay más ojos mirando. Pero a mí me gusta ese problema en cuanto al cine. Lo prefiero a la no atención. Uno hace películas para que la gente las vea.
¿Tiene miedo a fracasar?
Siempre, desde mi primera película. Es el mismo miedo. Y la misma excitación.
***
A fines de 2017, Sebastián Lelio estaba en Hollywood. Faltaban pocas semanas para empezar el rodaje de ‘Gloria Bell’. Ahí, en el epicentro de la industria del cine, vio cómo explotó el movimiento feminista Time’s Up y el #MeToo para denunciar la agresión y acoso sexual a raíz de las denuncias contra el productor de cine y ejecutivo estadounidense Harvey Weinstein.
Usted estaba trabajando en una propuesta feminista...
Supongo que sí, pero nunca lo pensé así. Cuando hice ‘Gloria’ nunca la pensé en términos del feminismo, ni cuando hice ‘Una mujer fantástica’ la pensé en términos de ley de identidad de género. He perseguido solo lo que me ha emocionado. La dimensión política de una película es solo una dimensión más.
¿Cómo se vivió ese movimiento desde adentro?
Para mí ha sido más interesante seguir el proceso de lo que ha pasado. Se instaló un tema que llegó, por suerte, para quedarse y explotó la revolución feminista con sus luces y sus sombras.
¿Cuáles son esas luces y sombras?
Estoy más con el manifiesto de las intelectuales sas, desde donde observan este cambio urgente y necesario. Me parece que la actitud norteamericana es demasiado puritana y va en la dirección de una sociedad satanizada que tiende a querer sacar todo erotismo de la plaza pública, y yo no quiero vivir en ese mundo. El erotismo es políticamente incorrecto. Para mí, ese es el lado oscuro, esa sensación de querer normarlo todo, de querer decir lo que puedes o no decir hasta la última palabra.
¿No se identifica con el #MeToo?
Estoy de acuerdo con que las prácticas criminales y las faltas de respeto, el mal gusto y el abuso de poder como norma tienen que acabarse, pero otra cosa es vivir muertos de miedo. Me parece que lo peligroso es la infantilización, como si fuéramos todos unos niños que necesitan que nos digan ‘¡eso no!’.
La actitud norteamericana es demasiado puritana y va en la dirección de una sociedad satanizada que tiende a querer sacar todo erotismo de la plaza pública
¿Ha tenido que ser más precavido?
He sido igual que siempre. En Estados Unidos uno siente que la gente está asustada. Son tiempos fascistas, y el fascismo llega por todos lados. Desde la extrema derecha, pero también se empieza a manifestar en los sectores más radicales del extremo opuesto.
¿En qué sentido?
Como cuando utilizan ‘Una mujer fantástica’ como un ejemplo para que de aquí en adelante nunca más se elija a alguien cisgénero para interpretar a un personaje transgénero. Han usado mi película como bandera de lucha y yo he tenido que salir a decir que no es eso, la libertad es libre.
Pareciera que todo debe ser políticamente correcto...
Hoy en día no se puede decir nada que no sea políticamente correcto; estamos viviendo en un tiempo peligroso y delicado porque se está reescribiendo un contrato. Son tiempos de retroceso, Bolsonaro, ‘brexit’, Trump, el resurgimiento de las extremas derechas en Europa, el abrazo de Piñera con Bolsonaro… Lo terrible de todo es que esa actitud prohibicionista, de imponer una verdad, ya no solo viene del lado donde debería venir, de la extrema derecha, sino que empieza a venir de los sectores que deberían estar tratando de expandir los límites de lo posible y no poner fronteras y cortafuegos a lo que se pueda hacer. Lo veo claramente cuando los artistas se asustan, es una pésima señal.
¿Los artistas están asustados?
Es un momento en que cualquier artista consciente de lo que está pasando está muy al tanto de las implicancias de su obra. Hay una obsesión, por un lado, conservadora en contra de cualquier gesto expansivo. Y, al otro, hay una obsesión muy facha de parte de los sectores que deberían estar empujando hacia la libertad en pos de la impecabilidad ética.
***
En la entrada del departamento donde Sebastián Lelio se aloja hay muchas cajas. A pesar de que siempre se ha estado moviendo, sobre todo en los últimos años en que filmó tres películas –una en Chile, otra en Londres y otra en Los Ángeles–, su hogar durante seis años estaba en Berlín. Una etapa que terminó hace tres meses. “Es un ‘fincipio’: un final y un comienzo, la nueva etapa”.
¿Por qué se cierra esta etapa?
Hay muchas razones, pero, por definición, toda etapa se cierra. Le debo demasiado a Berlín: la Berlinale, la inspiración de haber escrito y pensado ‘Una mujer fantástica’ desde ahí, que jamás habría pensado desde Chile.
¿Por qué?
Porque a mí me pesa la sombra de la cordillera de los Andes. Es opresiva. Me resulta muy estimulante estar del otro lado de la cordillera y pensar desde afuera.
¿Se refiere a algo social?
Puede ser un poco sofocante Chile, por su condición y cultura insular profundamente enraizada. En Chile, el único tema es Chile, entonces se vuelve un poco estrecho a la hora de escribir un guion. Amo Chile, pero yo vivo en el planeta que se llama Tierra.
***
Sebastián Lelio nació en Mendoza, Argentina, de papá argentino y mamá chilena. Siendo muy niño, sus padres se separaron y se fue a vivir con su madre a Chile. Él fue el único hijo del matrimonio. Su madre luego se volvió a emparejar. Por el trabajo de su padrastro, toda su etapa escolar estuvo cambiándose de una ciudad a otra. Vivió en Viña del Mar, Concepción, Chillán, en el pueblo Cholguán, un año en Estados Unidos y en Santiago.
¿Ahora a dónde va?
No sé. Este año estoy escribiendo dos largometrajes en inglés, sin tomar ninguna decisión final de nada, por ahora. Voy a estar coescribiendo con una guionista inglesa, por lo que voy a estar yendo a Inglaterra y a otros destinos.
¿No le interesa establecerse o construir una familia?
Me interesa todo. La vida es más importante que el cine, aunque en mi caso, el cine es mi vida, pero las dos cosas coexisten. He tenido momentos en los que me ha funcionado mejor que otros.
ANTONIA DOMEYKO
EL MERCURIO (Chile) - GDA
En Twitter: @ElMercurio_cl

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