Hoy le dicen inteligencia emocional y se ha llegado a tales extremos, que muchas personas cobran por “enseñar” lo que es de sentido común: aprender a solucionar conflictos.
Pero es que la vida nos llevó a extremos que no fuimos capaces de controlar: acelere, exceso de trabajo, cumplimiento de metas laborales, trabajar bajo presión, ‘estar a la altura’ de lo material. En fin. Y con la
pandemia poco aprendimos.
Y nos olvidamos que el mejor lugar para aprender y enseñar es la casa, ese primer núcleo que es la gran empresa que todos debemos fortalecer,
cuidar y hacer crecer.
Antes de enseñar a ser solidarios, los niños tienen la mejor lonchera, el mejor morral y hasta los cuadernos más caros para ir al colegio.
Antes de enseñar que la unión hace la fuerza, es el llegar de cero a jefe sin aprender que cada proceso se construye con la ayuda de todos.
Antes de enseñar a hacer rompecabezas, empezando por el más sencillo, llegaron los más complicados organigramas laborales que muchas veces impiden que las empresas tengan verdaderos progresos y unan de verdad a sus empleados.
Y así, hasta llegar a la paz. A construir la paz desde el hogar, desde lo más elemental. Pero no se hace en todas las casas. Por eso hay tanta violencia y los índices de este país en agresiones, asesinatos y feminicidios siguen siendo altos.
Ese es el tema del blog Paz y desarrollo de este 26 de diciembre (http://blogs.eltiempo.com/pazydesarrollo), a cargo del abogado Raúl Pupo Pumajero.
“Se habla de paz y se aclama la misma, pero al interior de las casas no se conoce y ni se practica la paz entre los de la familia. ¿Cómo es posible que entre personas unidas por lazos sanguíneos se destruyan físicamente, psicológicamente entre ellos mismo?, ¿qué se puede esperar en una sociedad si al interior de los hogares ocurren toda clase de maltrato como son los físicos, psicológicos, sexuales, entre otros?”
Estamos llegando a los días finales del año, los más importantes para hacer propósitos. Pero lo que importa es que los cumplamos. Y uno de ellos debe ser generar la paz desde el principio, desde el primer hogar y desde el primer sentimiento, ese que es el amor verdadero en el corazón.