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Francisco Vera: "A los niños les arrebatan la posibilidad de opinar"

Revista BOCAS conversó con el niño de once años que es embajador de Buena Voluntad de la UE.

Francisco Vera, el niño ambientalista colombiano.

Francisco Vera, el niño ambientalista colombiano. Foto: Revista BOCAS

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Si Francisco Javier Vera Manzanares pudiese meter en un morral al Congreso de la República y a una buena universidad, no dudaría un instante en llevárselos hasta el municipio de Villeta, en Cundinamarca, y dejarlos ahí incrustados para siempre, en la ciudad que no lo vio nacer, pero sí crecer durante los últimos nueve de sus once años. Rodeado de árboles y cascadas y habiendo tenido la oportunidad de criar patos, gallinas, pavos, chivos y cabras, una ciudad convulsa está lejos de convertirse en su ideal de vida.
Si Francisco, hijo único de una trabajadora social feminista y un abogado que se conocieron en un concierto de rock en Bogotá, tuviese que elegir ya mismo una carrera profesional, no saldría de Historia, Filosofía, Física o Ciencias políticas. Sus dos grandes sueños también están claros: ser presidente de Colombia y viajar por el mundo, empezando por los parques naturales El Cocuy y Serranía de Chiribiquete, hasta llegar a Italia y Egipto.
Criado en un hogar donde la libertad de pensamiento ha sido un pilar cultivado por la lectura y los debates internos, Francisco se ha convertido en uno de los niños referentes del país. Su fama, eso sí, afloró el 16 de diciembre del 2019 luego de pedirles a los senadores, durante una intervención en el Congreso que no duró más de 3 minutos, que legislaran en contra del testeo y maltrato animal, de las campañas del fracking y de los plásticos de un solo uso, y los animó a votar en contra la Reforma Tributaria “porque es una falta de respeto al pueblo colombiano”.
Así como abundan los halagos en redes sociales apoyando sus posturas, las críticas no dan espera. A Francisco Vera se le han burlado de su peso, de su voz y hasta de sus gafas (un menor que sufre de ambliopía, astigmatismo y miopía), pero también lo han señalado de recitar libretos, preparar escenografías orquestadas que no dejan nada al azar, de leer un teleprónter, de ser el minivocero de políticos, un predicador, un títere, un niño explotado por sus padres.
Francisco Javier respeta las opiniones y las digiere o ignora con paciencia, pero lo que no soporta Ana María Manzanares, su mamá, es que en este país donde “ha sido tanta la sangre derramada y la violencia se ha normalizado, amenacen de muerte a mi hijo”. Eso sí no.
En la noche del 15 de enero, antes de dormirse, Ana María revisó como de costumbre la cuenta de Twitter de Francisco. “Qué ganas de desollar al hijo de puta este. Tengo un deseo de escucharlo gritar mientras le corto los dedos para ver si va a seguir hablando de ambientalismo y dignidad”, decía un mensaje, de los miles que recibe a diario. Francisco había subido un video anunciando el regreso a clases virtuales por la pandemia de covid-19 y pidiéndole al Gobierno de Iván Duque garantizar la conectividad en todos los territorios del país. Las burlas y los insultos ya eran pan de cada día, pero esta era la primera amenaza de muerte.
Francisco Vera, el niño ambientalista colombiano.

Francisco Vera, el niño ambientalista colombiano. Foto:Natalia Hoyos

“Le he leído a medio país que nos autoamenazamos para recibir un esquema de seguridad, pero nadie sabe el estrés y el miedo con el que hemos vivido desde entonces”, cuenta Ana. “A mí lo que más me preocupa es que si a ti te dicen que te van a cortar los dedos, además del daño emocional que te causan, te pueden frustrar en lo que quieres hacer, en tu sueño. Y yo tengo claro que nunca le voy a limitar a Francisco la posibilidad de que hable de lo que él considera relevante”, continúa la mamá, quien asiste una vez a la semana al sicólogo por la ansiedad que le ocasionó este hecho.
Varios ambientalistas del país se pronunciaron, como también lo hizo la Defensoría del Pueblo, el Instituto Colombiano de Bienestar, el gobernador de Cundinamarca, el presidente Iván Duque, quien le pidió a “la Policía Nacional que ponga toda su capacidad (...) para que puedan encontrar al miserable que le hizo esa amenaza”, e incluso la misma Michelle Bachelet, alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, agradeciéndole a Francisco por su activismo y su “pasión por proteger el planeta” y respaldando el mensaje que detonó esta olla a presión: “También estamos de acuerdo contigo en que es necesario mejorar la conectividad a internet para los niños y niñas de todo el mundo”.
No soy un niño anormal ni genio ni nada de eso. Mi familia me ha dado la absoluta libertad para salirme de ese paradigma y entender que hay muchas formas de ser niño
En el país más mortífero del mundo para defender el ambiente y el territorio, según la organización Global Witness, Francisco Javier creó el movimiento Guardianes por la Vida. En el 2019 empezaron solo seis niños y niñas haciendo un plantón en la alcaldía de Villeta luego de salir del colegio para pedir “acción climática ya”, pero el mensaje creció tanto y tan rápido que ahora son 200 en Colombia, 40 en Argentina, 20 en México, 10 en Venezuela y 1 en Chile exigiendo lo mismo: cuidar la Tierra porque no hay planeta B.
Además de jugar videojuegos con sus amigos y papá, ver youtubers y documentales, meterse a la piscina, devorarse libros, cultivar una huerta, dibujar caricaturas y divertirse con sus dos mascotas (Pinky, un perro criollo, y Foucault, un gato negro), Francisco Javier tiene todos los sábados una sesión en vivo en su Instagram sobre historia y otra en Facebook los domingos para hablar sobre las noticias ambientales más importantes de la semana.
Me contaron que se lanzó como representante estudiantil en cuarto de primaria y que quiso revocar a la persona que ganó, ¿cómo es eso?
[Risas] Es verdad. Perdí las elecciones, pero yo me aproveché de que mi contrincante no estaba haciendo casi nada de lo que prometió, entonces me junté con el grupo de amigos que sí había votado por mí; los que fueron leales, fieles y me acompañaron hasta el final [risas]. Con ellos busqué generar la revocatoria, derrocarla. A cada rato pensaba, maquinaba y planeaba cómo revocarla, en serio. Todo el tiempo. Y decía: “Si en tres meses no hace nada, pues tenemos que cambiar a nuestra representante”. Esa fue mi primera experiencia: me lancé y me quemé.
¿Y uno en cuarto de primaria cómo es que piensa en una revocatoria?
En ese tiempo, Enrique Peñalosa estaba como alcalde de Bogotá. Entonces yo pregunté qué era eso de la revocatoria y luego de que me explicaron decidí que tenía que intentar revocar a la niña que ganó. De ahí salió la idea. Me inspiré en una revocatoria que tampoco tuvo éxito.
¿Por qué decidió lanzarse?, ¿qué estaba esperando?
Desde pequeño siempre he tenido una visión política. Durante los debates presidenciales del 2018, por ejemplo, yo tenía una hojita en donde iba copiando cositas que decían los candidatos. Es una pasión no solo la política, sino el liderazgo que hay detrás. Ser representante del curso es poder plantear ideas y ejecutarlas, y era una meta que quería cumplir. Quería liderar por los que votaron y no votaron por mí y no desde arriba, sino de forma horizontal, hacer acuerdos comunes, construidos entre todos.
Tomás Uribe es una de los cinco personajes de la edición 105 de Revista BOCAS, publicada en abril de 202,  en la que la piloto colombiana Tatiana Calderón es portada.

Tomás Uribe es una de los cinco personajes de la edición 105 de Revista BOCAS, publicada en abril de 202, en la que la piloto colombiana Tatiana Calderón es portada. Foto:Revista BOCAS

¿Se acuerda cómo maquinó la estrategia política?
Claro. Me acuerdo bien. Uno a veces escucha palabras y se le quedan grabadas, ¿cierto? Pues yo escuché que era necesario tener un equipo de trabajo político, entonces yo les prometía a mis compañeros que serían parte de mi equipo si votaban por mí, pero perdí. Eso sí, yo quedé de segundo, no de último. Es que los niños se dejaban comprar muy fácil...
¿Y usted con qué los compró?
[Risas] Juro que yo no los compré; fue mi contrincante. Les regalaba stickers y dulces a los del curso.
Pero igual no le funcionó, quedó último.
No le funcionó porque yo lo denuncié. También recuerdo que la que ganó y sus amigas se empezaron a burlar de mí y yo llegaba llorando a la casa. No sé qué dijeron exactamente, pero soy sensible. Me dolió.
Esta historia tiene otro capítulo. Usted se lanza por segunda vez en quinto de primaria y esta vez sí gana. ¿Qué cambió?
Yo creo que gané porque estaba más preparado y tenía más experiencia que la otra niña, mi contrincante. Es que cada uno tenía que llevar una cartelera para explicarles a los compañeros el trabajo que queríamos hacer. Yo llevaba una cartelera grande para exponer punto por punto, bien detallado todo, y ella a penas llevó una hojita diminuta. ¡Por favor, esto tiene que ver con propaganda! Todo el mundo lo sabe. La publicidad en la política es muy importante para poder ganar. Ella no lo entendió. Antes de la pandemia lo único que yo conocía eran Power Point y Word, básicamente, entonces me puse a hacer una diapositiva e imprimí varias copias. Las pegué por todas las paredes del salón y la puerta y así todos podían leer mis propuestas. El eslogan era Amor por quinto y por el planeta, <3 Vote # 1 por Francisco Vera. Yo ya era ambientalista en ese momento, ¿te das cuenta? Ella, en cambio, en la misma clase se ponía a dibujar la propaganda en el papelito. No estaba preparada.
¿Y cuáles fueron los pilares de su campaña?
Propuse hacer una huerta vertical en una loma del colegio con bolsitas plásticas recicladas y generar espacios de esparcimiento durante algunas clases. Prometí que se iba a incluir más a los pequeños en los debates importantes del colegio porque obviamente a veces uno piensa que los menores no reflexionan ni les interesan estos temas, cuando en realidad solo estaban siendo excluidos. Plantee que no necesitábamos ser solo representantes, sino líderes.
La historia que enseñan de Colombia en los colegios es muy poca y superficial
¿Cómo nace su pasión por la historia?, ¿qué le despertó la curiosidad?
¿Me estás preguntando de historia? Ningún medio antes me había preguntado sobre esto. Siempre todo se enfoca en temas ambientales y a mí me encantan la historia y la geografía. Hay gente que dice que conoce el mundo porque reconoce ciertos países, pero realmente no es cierto. Somos muy ignorantes. Cuando tú haces referencia a Asia, por ejemplo, tal vez solo puedas identificar tres o cuatro países: India, China, Israel y Palestina. Cuando realmente están Camboya, Vietnam, Tailandia, Filipinas, Indonesia, Turkmenistán, Kazajistán, Uzbekistán...
¿Con todo y capitales?
No, solo algunas. Me las estoy aprendiendo. Pero si me ponen un mapa en blanco creo que podría ubicar la mayoría de países. Desde el año pasado YouTube me ha estado recomendando canales de historia, y la verdad es que a mí me gusta aprender siempre y cuando las cosas sean didácticas y pedagógicas. La historia que enseñan de Colombia en los colegios es muy poca y superficial, no tan estructurada como yo quisiera saber. Y uno puede aprender en el colegio, sí, pero para aprender lo que yo quiero saber me toca esperar como tres años más, entonces mejor lo hago por mi cuenta.
¿Cuáles fueron los últimos libros que leyó?
El último fue El color de la libertad, de Nelson Mandela. Es hermoso porque de ahí he sacado varios conceptos, como el de la infancia. Según este libro, Mandela creía que la libertad no solo era estar libres de las cadenas, literalmente, sino poder dedicar cada momento de la vida a las cosas que nos hacen felices. Y yo creo que la niñez es una etapa de la vida caracterizada por la alegría, pero un niño no es solo sinónimo de juego. También me leí Robinson Crusoe, de Daniel Defoe; Las Fábulas de Tamalameque y Todos deberíamos ser feministas.
Francisco Vera, el niño ambientalista colombiano.

Francisco Vera, el niño ambientalista colombiano. Foto:Natalia Hoyos

¿Se considera un niño libre?
Yo creo que sí, a pesar de que muchos digan que no. Pero lo importante es lo que yo sienta y yo siento que soy libre. Mi familia me ha permitido ser lo que yo he querido ser y eso, lamentablemente, no sucede con muchos niños. ¿Y sabes por qué? Porque los encasillan en el paradigma de que los niños deben jugar y estudiar y ya, entonces solo pueden llegar hasta ahí y les arrebatan la posibilidad de opinar. De decir lo que piensan. De expresar lo que verdaderamente sienten.
¿Y a usted qué le hace feliz?
A mí me hace muy feliz conocer lugares. Es que es impresionante lo magnífica que es la naturaleza, no solo el paisaje grande, sino el detalle.
¿En qué estamos fallando en el trato con los niños y niñas?, ¿por dónde empezar a remediarlo?
El problema es que los seres humanos siempre queremos encasillar y clasificar. En Colombia la gente pregunta “¿Eres de izquierda, derecha o centro?” y ahí supuestamente uno identifica la corriente política, pero no es así. Tenemos una visión demasiado cerrada, solo vemos una única alternativa y eso es lo que nos impide avanzar como sociedad. En cuanto a la niñez, otra forma de replantear el concepto es detallar cómo tratamos a los niños y niñas. ¿Les damos un trato en el que realmente estamos valorando y dándoles importancia a sus opiniones o simplemente nos burlamos de lo que piensan?
Hay personas en redes sociales que han decidido encasillarlo como “niño anormal” como una manera de demeritar su postura frente a distintos temas…
Yo no soy un niño anormal ni genio ni nada de eso. Mi familia me ha dado la absoluta libertad para salirme de ese paradigma y entender que hay muchas formas de ser niño. Reconocieron mis pasiones y no me redujeron a convertirme en un ser que solo juega, y valga aclarar que yo juego mucho. Incluso antes de esta entrevista estaba en Minecraft (un videojuego) y ayer vinieron mis amigos y nos metimos a la piscina y luego comimos pizza. Eso es natural porque los niños tenemos que gastar la energía, pero no solo en el juego.
He visto que lo comparan con la ambientalista sueca Greta Thunberg, ¿cómo se siente con eso?, ¿le agrada?
A veces es molesto. Es un trabajo muy destacable el de ella, pero hay grandes diferencias, tal vez no en la causa, pero sí en la forma y en los contextos particulares. Colombia es un país más desigual y pobre que Suecia y mucho más biodiverso, por ejemplo.
¿Entonces le incomoda?
Un poco, la verdad. Casi todos los medios me tratan como el niño Greto colombiano e incluso se burlan de mí. La verdad es que es bastante descontextualizado que nos comparen a los dos, pero yo creo que es el eurocentrismo el que sigue presente en nuestras cabezas, aunque digamos que no. Como el sur es el más pobre, pues es el que menos reconocimiento tiene, pero hay muchísimas personas que llevan años de lucha y causa.
¿Cómo hace para sobrellevar los insultos y la alta exposición a palabras ofensivas?
Es difícil. Imagínate que subí una foto a Twitter con un tomate que nació de mi huerta y yo quería compartirlo. Estaba feliz. No sé por qué, pero salió un montón de gente a atacarme sin ningún sentido. Eso solo demuestra cómo la sociedad cada vez va más en declive. ¿Con qué sentido o motivo te van a tratar mal por subir una imagen con un tomate?, ¿qué fue lo malo que hice?, ¿qué pecado cometí?, ¿a quién le hice daño? Hay que empezar a respetar más a los niños; nuestros derechos a la libertad de expresión o al ambiente sano, que es por lo que tanto lucho.
Hay que empezar a respetar más a los niños; nuestros derechos a la libertad de expresión o al ambiente sano, que es por lo que tanto lucho
Y ya ha recibido dos amenazas…
La crítica hay que recibirla de quien venga, pero hay que diferenciar las críticas, los insultos y las amenazas. La crítica obviamente es siempre bienvenida mientras sea constructiva, empática, amorosa y demás. Hay críticas que son respetuosas y se basan en verdades, pero hay otras que están llenas de falacias. Esas no me interesan. En cuanto a los insultos, es normal que exista gente que no está de acuerdo con lo que yo digo y supongo que no saben expresar de manera educada sus ideas y que les hace falta amor para entender que es posible decir las cosas de manera respetuosa.
¿Tiene sicólogo?
Sí, dos. Voy por lo menos una vez al mes. Si te soy sincero, yo creo que lo que pasó [las amenazas] fue grave, pero me siento tranquilo porque he visto la solidaridad de las personas. Cuando hay un comentario negativo inmediatamente hay miles de mensajes de apoyo, y eso es muy bonito.
¿Cómo se siente cuando le dicen que usted es un producto de mercado y que sus padres le dicen qué decir?
No es cierto. Decir que mis papás me utilizan o instrumentalizan es equivocado. Tal vez suceda con otras personas del planeta Tierra, pero conmigo no. Yo tengo una pasión real por el medioambiente. Tengo una pasión real que, de cierta manera, me hace ser y sentirme ambientalista. Mi respuesta a la gente que lo sigue pensando es muy sencilla: ‘analicen lo que yo digo porque es un mensaje importante’. Yo creo que mis papás identificaron que a mí me apasionaba algo y me lo incentivaron. Es lo mismo que la lectura. Cuando yo era pequeñito y no sabía leer, yo elegía un libro y ellos me lo leían en la noche. Eso era muy rico, muy chévere y así me fueron cultivando un hábito que ahora me ha servido para otras cosas.
Las pasiones no suelen aparecer de un día para otro, sino que hay algo que las despierta, ¿qué detonó la suya?
En mi caso fueron muchas cosas, pero yo creo que la principal fue crecer desde los dos años en un entorno tan lindo, rodeado de patos y gallinas y ríos y árboles. También la lectura y mi tía, que es antitaurina, animalista. De hecho, lo que a mí me motivó a ser ambientalista fue ser animalista. Yo inicié mi activismo con causas como el maltrato animal o el testeo animal, no por las climáticas.
En el 2019 tuvo la oportunidad de hablar como representante de Guardianes por la Vida en el Congreso, ¿cómo logró ese espacio?
Yo no estaba agendado ni tenía preparado un discurso, todo fue muy espontáneo. Esa fue la tercera vez que estuve en el Congreso y entré gracias a mi tía, Camila Manzanares, que es edil de la localidad de Teusaquillo, en Bogotá. Como los senadores van caminando por los pasillos pude hablar con algunos de ellos y me encontré con el segundo vicepresidente del Senado, Alexander López Maya, y le conté qué era Guardianes por la Vida. En el contexto en el que yo estaba entendí que los senadores no iban a dedicar una hora para hablar con un niño que ni siquiera conocían, entonces fui directo al grano y le dije que quería hablar en el Congreso, delante de todos. Él me respondió “Papito, eso es muy difícil”, pero me puso en o con Lidio García, el presidente. Nuevamente le conté lo que hacíamos en Guardianes y él me dijo que sí, que podía hablar, pero que necesitaba la autorización de mi mamá o mi papá y que al menos uno de ellos estuviera presente. No podía ser ningún acudiente ni nada. Mi mamá llegó y pude aprovechar la oportunidad, pero mientras llegaba conocí el Congreso por dentro, los pasillos, los asientos. Fue una experiencia superchévere poder estar ahí. Demasiado increíble.
¿Usted ha tomado clases de expresión oral para aprender a comunicar e hilar mejor las ideas?
Esos dones yo no los heredé de mis padres. Mi mamá y mi papá son supermalos para hablar en público; yo soy el que mejor habla de la casa. Hay muchos que piensan que tengo un teleprónter al frente o alguien que me dice cómo mover las manos y en qué momento hacer pausas, pero esto es completamente espontáneo. Te juro que muchos creen que yo tengo un lobby impresionante detrás. Imagínate que una vez hice un video que se volvió viral y yo tenía esto así [abre la página de Twitter en el computador y su cara se ilumina] mientras grababa con un trípode. Como la luz se reflejaba en mis lentes muchos creían que yo estaba leyendo un teleprónter. Y no, yo me informo de los temas.
¿A usted qué le inspira, Francisco?
Demasiadas cosas. Me inspira mucho la música, por ejemplo. Antes mi libro favorito era El arte de la guerra, de Sun Tzu, y yo disfrutaba leerlo con audífonos, como sintiendo una melodía de fondo. Otra cosa que me inspira es la expectativa de las cosas. Ser muy optimista, muy perseverante, siempre constante y así pensar en hacer cosas chéveres. Ayer, por ejemplo, antes de irme a dormir, pensé: mañana voy a pintar una casa en Minecraft. Y así es como se alimentan las ideas. Día a día.
¿Y qué expectativas tiene de usted mismo?
Yo espero conocer muchísimos países, seguir muy juicioso con mi estudio y no perder el entusiasmo por las causas ambientales y sociales que son tan importantes y urgentes.
¿Cuál es su principal sueño?
Ser presidente.
¿Y si hoy lo fuera, qué priorizaría en su gobierno?
La renta básica universal y la protección de la biodiversidad.
Apertura de la entrevista de Francisco Vera en la edición impresa de Revista BOCAS, publicada en abril de 2021.

Apertura de la entrevista de Francisco Vera en la edición impresa de Revista BOCAS, publicada en abril de 2021. Foto:Revista BOCAS

* * *

Gracias por leernos.
POR: TATIANA PARDO IBARRA
FOTOS:NATALIA HOYOS
REVISTA BOCAS
EDICIÓN 105. ABRIL- MAYO 2021

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