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Reseña
Café San Alberto abre un nuevo ‘templo’ para los amantes del café en Bogotá
La nueva sede de la prestigiosa marca de café busca convertir el grano y sus preparaciones en un producto de lujo, elevando la cultura cafetera del país al nivel de los viñedos y los perfumes europeos.
La nueva sede de San Alberto, ubicada en una estratégica esquina del norte de Bogotá, no pasa desapercibida ante los transeúntes. La elegante casona eleva el concepto de tienda de café. Foto: Cortesía. Café San Alberto
La marca de café más premiada de Colombia ha abierto su sexta tienda en Bogotá, y no es cualquier lugar: es un verdadero templo del café. Al ingresar, los visitantes se encuentran con paredes decoradas con detalles cuidadosamente dispuestos que elevan la historia y la tradición cafetera nacional y ponen al café al nivel de un producto de lujo.
Con su nueva sede, ubicada en la calle 81 n.º 8-08, San Alberto busca trasladar el alma de su hacienda en el Quindío a este espacio, donde la esencia de la tierra y el proceso del café se funden en un ambiente refinado. En una casa que, en palabras del director de la marca, Gustavo Villota, “bien podría ser una embajada, la embajada del café”.
La imponente casa, esquinera y donde años atrás años funcionó la famosa pastelería de Myriam Camhi, está ahora rodeada de cafetos y en su interior los arcos que conectan las espacios hacen que el lugar invite a quedarse, a sentarse con calma y disfrutar de un café que, para San Alberto, no es solo una bebida, sino “un objeto de arte”.
Bien podría ser una embajada, la embajada del café.
El segundo piso del lugar está dedicado a contar la historia detrás del grano. Hay cuadros que explican las características de la hacienda San Alberto y el proceso del café. Entre las mesas hay un pequeño espacio que exhibe el café en plántulas o “chapolas”, luego el grano lavado y seco y, posteriormente, tostado. Hay también pequeños rincones que recuerdan el legado familiar detrás de la marca. Encima de la chimenea, por ejemplo, se encuentra un retrato de Alberto, tío de Gustavo, que murió en un accidente aéreo y en cuyo honor se le dio el nombre a la hacienda en 1972.
En esta, como en las otras tiendas de San Alberto, el café se sirve en la mesa mediante “rituales”, como llaman a los distintos métodos de filtrado. Y también bebidas de Fantasía, creaciones que reinterpretan los productos clásicos del café, como el mocaccino helado: una paleta de chocolate a la que se le vierte un expreso caliente y se le agrega leche cremada. La mayoría de las preparaciones son realizadas con su ensamblaje más de 14 veces premiado que combina las variedades caturra (75 a 80 %) y castillo (25 a 30 %) que ofrece notas frutales con un toque acaramelado.
El café premiado de San Alberto ofrece notas dulces, afrutadas, con un toque de caramelo y chocolate oscuro. Foto:Cortesía. café San Alberto
“Las tiendas de café tienen una funcionalidad muy grande; hay gente que viene a trabajar, que tiene su momento íntimo, que se da su gustico o trae visitantes. Un café es la necesidad de todo barrio y este barrio tiene un lujo de café”, dice Gustavo.
Coctelería y restaurante
Una de las innovaciones de esta sede es la introducción de la coctelería. Este local ofrece un portafolio de cocteles como el espresso martini, el carajillo, el coffee royal y su bebida de autor, la miel burbujeante de café: una preparación con agua tónica, almíbar de cold brew con a y un shot de ginebra, que busca resaltar el grano “más allá del retrogusto”.
Y, por primera vez, una tienda San Alberto es también restaurante. Los platos “no tienen sabores abrumadores; todo está pensado para que el café sea la estrella del momento”, explica Gustavo.
Las escaleras del host principal los llevan a tener la barra a un costado y abandonar la característica del resto de sus tiendas, donde siempre ha estado en el eje central. Villota menciona que para ellos ese espacio es como un altar, donde brillan el café y métodos como la Chemex, el sifón, la prensa sa y el cono.
La barra de la nueva sede se convierte en 'altar' para el que se presume de ser el café más premiado de Colombia. Foto:Cortesía. Café San Alberto
Este es un sitio para disfrutar del café de especialidad, pero no es ajeno a quienes quieran ir solo a compartir con su familia. En su pastelería cuentan con opciones sin gluten como los wafles de yuca y postres sin azúcar añadido, Villota ha descubierto que en muchas ocasiones “el consumidor lo que quiere es pecar”, acompañando el café. Por esa razón ofrecen platillos como la cuajada con miel de café, el postre tradicional colombiano, pero elaborado con su almíbar de café en lugar del melao.
En frente de la barra se encuentra su portafolio de cafés. Todas las bolsas de San Alberto en las tiendas están sin sellar y en grano para que el consumidor tenga la posibilidad de moler a su gusto. “Mi sueño es que la música en la tienda sea el molino sonando. Y el olor debería ser el café recién molido”, comparte Gustavo, quien además describe esta nueva sede como “un faro en el mundo del café”. Y explica: “No es una tienda sutil, es un espacio que además de vender buen café busca enamorar a cada visitante”.
Un ‘atelier’ de Café
Una de las novedades de esta tienda es el ‘Atelier’, que significa taller, es un término que viene del mundo de la perfumería, y que en esta nueva sede se convierte en un laboratorio sensorial íntimo y privado, que busca crear experiencias alrededor del café, no para profesionales, sino para consumidores que quieran conocer un poco más acerca del producto.
Allí, un barista experto, que por lo general es Juan Pablo, el otro hermano Villota y maestro catador de la marca, guía a los visitantes por el olor, las texturas y el sabor del café, y aprovecha para presentar las nuevas cosechas.
Una de las experiencias es el 'Bautizo Cafetero', una sesión de alrededor de hora y media que permite a los participantes sumergirse no solo en el proceso del café de gama alta, sino experimentar a través de los sentidos todas sus propiedades. “Todo en una puesta en escena linda, rigurosa y estéticamente llamativa. Una especie de laboratorio sensorial: ese es el atelier”, dice Villota.
El 'Atelier' es un espacio intimo y privado que ofrece la nueva tienda. Y en el que se ofrecen cuatro experiencias, entre las que destacan el 'Bautizo cafetero' y la 'Catación lenta molecular'. Foto:Cortesía. Café San Alberto
Del ‘terroir’ francés al terruño
La marca, ícono del café de especialidad, se alza desde la Hacienda San Alberto, un terruño en Buenavista, Quindío, inspirado en los grandes viñedos ses. Entre los 1.500 a 1.800 metros sobre el nivel del mar, tiene la capacidad de generar perfiles de sabor distintos aprovechando su inclinación. Y ha perfeccionado la técnica del blend,que prefieren llamar como ensamblaje, con la que logran sabores que representan lo mejor de su cosecha y garantizan un producto que combina tradición, técnica y respeto por el terruño.
La marca ha logrado posicionarse como un referente en el mundo del lujo cafetero, donde el “arte” del ensamblaje y el entendimiento de la tierra se combinan para ofrecer una experiencia de calidad en cada taza.
“Lo que queremos es que el consumidor vea a San Alberto como un lujo accesible”, finaliza Gustavo Villota.