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Opinión
La importancia de ‘cangrejear’ en el vino / Una copa
En el vino no hay que dar nada por sentado o ‘chuleado’. Siempre está en movimiento. Y eso es lo que lo hace tan entretenido.
Víctor Manuel Vargas Silva es el editor jefe de la edición del Domingo de EL TIEMPO y escribe, por placer, sobre vinos y destilados desde hace varios años. Foto: Michelle Morales
Cuando uno se empieza a meter a fondo en esto del mundo del vino, una de las cosas que nos ocurren a muchos es que siempre queremos probar cosas distintas, nuevas, disruptivas, originales… Regiones y variedades que no conocemos, enólogos que están de moda, estilos rompedores, mezclas singulares… En fin.
Y, sin darnos cuenta, empezamos a poner en un rincón, a no mirar tanto, a una serie de bodegas y etiquetas que nos han marcado y que nos han demostrado su nivel y calidad a lo largo de los años. En otras palabras, por querer mirar más lejos, nos olvidamos de lo bueno que ya conocemos, de los ‘caballos ganadores’. Algo así como ‘el síndrome del pasto del vecino’ –en este caso del ‘vecino nuevo’– que siempre parece más verde.
Me pasó la semana pasada con Viña Montes, de Chile: una de las primeras bodegas que se propuso hacer vinos de alta gama en el país austral, que hasta ese entonces (finales de los 80) solo era reconocido como un gran exportador, pero solo por sus tres ‘B’: bueno, bonito y barato.
El Sparkling Angel es método tradicional:70 % pinot noir y 30 % chardonnay. Foto:Viña Montes (Chile)
La primera sorpresa fue el nivel que ha alcanzado su Montes Sparkling Angel: un espumoso brut (método tradicional) 70 por ciento pinot noir y 30 por ciento chardonnay que viene de una zona poco conocida en nuestro país, Zapallar, a 167 kilómetros al norte de Santiago, frente al océano Pacífico. Un ‘ángel’ que brilla por su cremosidad, acidez balanceada y sus aromas a flores blancas, migas de pan y frutos secos. Impresionante.
En otras palabras, la mayoría de las grandes bodegas, las buenas grandes bodegas, no se quedan quietas. Están innovando siempre para llevar su gran expertise a un nivel más alto, y por eso hay que mantener el ojo sobre ellas. La línea Outer Limits de Viña Montes es solo otro ejemplo de ello. Su sauvignon blanc es uno de los mejores que se hacen en Chile, pero hay otros vinos muy interesantes en esta serie, como el CMG: una mezcla de carignan, grenache y mourvèdre que se elabora en huevos de concreto.
Etiqueta del Montes Wings Carmenère. Foto:Cortesía Viña Montes
No pretendo aburrirlos con una descripción completa de la cata, pero no puedo dejar de mencionar el espléndido Montes Alpha Syrah –esta vez de Colchagua–, una variedad poco apreciada en Colombia, pero que en este caso destaca por su gran elegancia en boca; ni tampoco el nuevo proyecto en el que los dos Aurelios Montes, el padre y el hijo, han fundido sus visiones: un Montes Wings carmenère, con un 15 por ciento de cabernet franc, al que el crítico estadounidense James Suckling ya le dio 94 puntos.
Ya en este punto los corazones de todos en la mesa –porque el buen vino no va a la boca o a la cabeza, va al corazón– estaban más que tocados.Pero faltaba la estocada final: el Purple Angel de Montes, uno de los vinos íconos de Chile que, sin exagerar, no deja indiferente a nadie.
El Purple Angel es un carmenére con un toque de petit verdot y uno de los vinos ícono de Chile. Foto:Cortesía Viña Montes
El asunto fue particularmente divertido porque al menos dos de quienes estaban en la mesa expresaron antes de la llegada del ‘angelito púrpura’ su poco entusiasmo con la uva carmenère. Pero después de probar el vino ambos ‘se sacaron el sombrero’.
El asunto fue particularmente divertido porque al menos dos de quienes estaban en la mesa expresaron antes de la llegada del ‘angelito púrpura’ su poco entusiasmo con la uva carmenère. Pero después de probar el vino ambos ‘se sacaron el sombrero’. En mi opinión, el toque de petit verdot (un 8 por ciento) que lleva tiene mucho que ver con su encanto.
Cuento corto: en el vino no hay que dar nada por sentado o ‘chuleado’. Y eso es lo que lo hace tan bonito y entretenido.
Termino con una breve explicación para los que están fuera de Colombia:‘cangrejear’ se entiende aquí como volver atrás y se aplica mucho, con picardía, a las relaciones sentimentales, a los viejos amores.