Así cubrió EL TIEMPO el secuestro del vuelo 601, el caso de la serie de moda en Netflix

Una de las nuevas producciones de Netflix es la serie ‘Secuestro del vuelo 601’, en la que se cuenta una historia basada en la vida real, puesto que está inspirada en el secuestro aéreo más largo de Latinoamérica, el cual ocurrió en mayo de 1973.

La aeronave que despegaba desde Pereira, con un total de 84 personas a bordo, quienes vivieron 60 horas de angustia, con un viaje de 24 mil kilómetros, 12 aterrizajes y 12 despegues.

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La pesadilla de las 84 personas a bordo empezó cuando dos hombres desenfundaron sus armas y se taparon las caras con capuchas después de pararse rápidamente de sus asientos situados en la penúltima fila del Lockheed L-188 Electra que acababa de despegar de la ciudad de Pereira, en Colombia, el 30 de mayo de 1973.

Esto convierte la historia del HK-1274 de Sam en uno de los secuestros de más duración de la aeronáutica mundial y en el más largo en Latinoamérica.

La historia vuelve a tomar relevancia ahora, algo más de 50 años después, gracias a la serie que acaba de lanzar Netflix titulada ‘Secuestro del vuelo 601’.

El periódico EL TIEMPO, conocido por ser uno de los más leídos y populares en la historia de Colombia con más de 100 años de historia, reseñó en sus páginas de la época los momentos más angustiantes y de relevancia durante el secuestro.

El secuestro ocurrió el 30 de mayo de 1973 con un vuelo rutinario que tenía tres escalas y cubría la ruta: Cali, Pereira y Medellín.

Tras pocas horas de lo que se consideró un secuestro político, en la portada de este diario se mostró como el Gobierno nacional, dirigido por el presidente Misael Eduardo Pastrana Borrero rechazó las ‘exigencias de los aeropiratas’. 

Luego de varias horas del que fue el secuestro aéreo más largo de la historia, los encapuchados ingresaron a la cabina y amenazaron a los capitanes, tras lo ocurrido y la liberación, uno de los pasajeros aseguró: 

Allí tuvieron una gran desviación en la ruta original a realizar, además vale la pena mencionar que en esa época el secuestro de aviones era una práctica muy frecuente. El periodista italiano Massimo Di Ricco, autor de la obra literaria investigativa que inspiró la popular serie, entre 1967 y 1973, más de 1700 colombianos y alrededor de 3500 ciudadanos de América Latina habían sufrido secuestros aéreos.

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Luego de aterrizar en Aruba, se conoció que el valor del rescate solicitado había aumentado a 300 mil dólares, pues inicialmente solicitaban 200 mil dólares.

A las 3 y 15 de la madrugada del primero de junio de 1973, el avión de SAM secuestrado desde el jueves 30 de mayo, despegó del aeropuerto 'Princesa Beatriz', de Aruba, con rumbo a Lima, y con 50 mil dólares a bordo, que pagó de rescate la empresa aérea.

El decolaje se produjo solo cinco horas después de que la nave aterrizara en la ciudad de Oranjestad, capital de esa posesión holandesa. La odisea vivida por la nave colombiana tomó así visos de mayor espectacularidad.

Se sabe que por horas volaron sobre Costa Rica, Panamá y El Salvador. Los secuestradores ordenaron el aterrizaje en cada aeropuerto, pero nadie se los permitió. Habían pasado 32 horas desde el inicio del secuestro y el avión HK-1274 volvía por tercera vez a Aruba. Desde allí, los secuestradores enviaron un ultimátum: “Si a las 11 de la mañana del día siguiente no recibimos el dinero, habrá consecuencias”.

El nuevo aterrizaje en Aruba trajo consigo novedades: primero, la aerolínea les pidió a los secuestradores cambiar la tripulación, debido al riesgo que representaba la fatiga de los pilotos para el vuelo. Y con la amenaza de seguir subiendo el precio del rescate, la compañía decidió enviar a la nueva tripulación con un maletín con 50 mil dólares.

Con una nueva tripulación y un avión operable, los cansados secuestradores pidieron que el vuelo se dirigiera hacia el sur. Primero hubo una parada en Lima para recargar combustible y comida. Además, a un grupo de pasajeros. Hubo otra parada en Mendoza, Argentina, quedando ya la aeronave solo con la tripulación y los secuestradores.

Los secuestradores fueron dos jóvenes paraguayos, Francisco Solano López, de 31 años, y Eusebio Borja, de 27, ambos habían llegado inicialmente a Pereira para buscar fortuna con el fútbol. Después de meses de varios rechazos y dificultades económicas, habrían pensado en iniciar “un negocio”, pero necesitaban capital.

Camino a Buenos Aires, Solano y Borja acordaron “un pacto de caballeros” con los pilotos. La idea era que cada uno de los paraguayos descendieran en distintos puntos con una azafata como rehén.

Sin embargo, al expresar su propósito, los pilotos persuadieron a los hombres para que se bajaran solos y liberaran a los rehenes restantes. Se comprometieron a no comunicar sus destinos a la torre de control hasta que la aeronave regresara a Buenos Aires.

Estas palabras fueron acordadas, Solano y Borja descendieron cada uno con 25 mil dólares. Según testimonios de los pasajeros secuestrados, estas personas no tendrían un historial de pertenecer a grupos al margen de la ley, al parecer, buscaban establecer un récord de duración en un secuestro. Se dice que lo mencionaron a varios tripulantes y que les satisfacía más alcanzar el récord que obtener dinero.

Cinco días después de escapar, Solano López fue arrestado en Asunción. Para entonces, ya había comprado una casa para su familia. Luego fue trasladado a Medellín, donde pasó cinco años en prisión.

El paradero de Borja sigue siendo un misterio, y algunos creen que aún vive, aunque es probable que haya agotado su botín.

ALEJANDRA HERNÁNDEZ TORRES

REDACCIÓN ALCANCE DIGITAL

EL TIEMPO