"En esta época, más que en cualquier otra de la historia, los medios están sometidos al escrutinio ciudadano. Deben explicar públicamente sus decisiones porque tienen implicaciones igualmente públicas. De verdad espero que Semana, que tiene un brillante historial periodístico, salga fortalecida".
Las palabras hacen parte de una columna publicada por
Daniel Coronell en The New York Times (NYT) este miércoles, en la que describe todo lo que antecedió y sucedió luego de que en su columna del pasado 26 de mayo en Semana, le preguntara precisamente a la revista por qué no había sacado a la luz una investigación sobre una nueva directriz del Ejército respecto a operaciones militares y que terminó siendo publicada finalmente por NYT.
Coronell recuerda que en su columna titulada 'La explicación pendiente' "le pedí a Semana aclararles a sus lectores si demoró la publicación por falta de diligencia, por un error de criterio o porque privilegió su relación con el Gobierno sobre su deber de informar".
Entre los comentarios que hace, Coronell afirma que "el periodismo deber ser un contrapoder de todos los poderes, incluyendo el de los medios", y que pese a que tiene gran gratitud por Semana y por su director, Alejandro Santos, considera que era totalmente legítimo cuestionar públicamente una decisión editorial de la revista.
"Concluí que debería hacerlo, no en privado ni a través de una llamada telefónica, sino en una columna en la misma revista. El día de cierre le comuniqué mi decisión a Alejandro Santos y le dije que le enviaría mi pieza de opinión a él antes de mandarla a la edición de la revista, e incluiría su versión de los hechos como parte de la columna. Él me dijo que consideraba injusto que escribiera sobre el tema, pero que respetaba mi decisión", dice al respecto.
En el texto, publicado en la página web en español del diario estadounidense, el periodística se pregunta "¿valía la pena arriesgar, y finalmente perder, mi espacio de opinión para probar esto?". Y responde, "Sí. Quise mucho mi columna de Semana porque podía publicar investigaciones, opinar y hacerle preguntas difíciles al poder, incluyendo el poder de mi empleador. Si no servía para eso, no servía para nada".
ELTIEMPO.COM