El efecto del alcohol en los adolescentes: así se afecta el cerebro aún en formación por las borracheras

El alcohol, con el pasar de los años, continúa siendo la droga que menos atacan en la sociedad, lo que ha normalizado su consumo.

Aunque a corto plazo podría no traer grandes consecuencias al organismo y sus efectos suelen no ser tan fuertes y rápidos como los de otras sustancias, con el tiempo la ingesta excesiva del alcohol podría causar serios problemas a la salud.

Según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades, una organización de servicio en Estados Unidos, algunos de los padecimientos que se pueden presentar con la ingesta de esta droga son: alta presión arterial, enfermedad cardíaca, accidentes cerebrovasculares, enfermedad del hígado y problemas digestivos.

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A pesar de esas y otras consecuencias, el alcohol es comercializado con facilidad alrededor del mundo y el país. Esto hace que cualquier persona tenga un fácil al mismo, lo que ha llevado a los adolescentes a consumirlo de manera exagerada. Sin embargo, las afecciones que podría traer para ellos son más fuertes que las que podría traer para una persona adulta. 

Según el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), “debido a que el cerebro solo alcanza su máximo desarrollo hacia los 21 años de edad, el consumo de alcohol a temprana edad afecta el progreso madurativo de este órgano”.

Esto podría causar que con el tiempo algunas funciones que se desarrollan en la corteza prefrontal o el hipocampo no se efectúen con naturalidad, pues estas “son zonas del cerebro que muestran diferencias significativas entre los adolescentes consumidores de alcohol y los que no lo hacen”, explica Claudia Gutiérrez, magíster en Psicología Clínica de la Universidad El Bosque, para el ICBF.

En ese sentido, la ingesta de estas bebidas puede ocasionar que los adolescentes tengan inconvenientes en su memoria, no puedan retener información de la mejor manera y se puede ver afectada la toma de decisiones. Todos estos problemas los llevarían a tener un mal rendimiento en sus estudios y podrían presentarse problemas a largo plazo en otros ámbitos de su vida.

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Tanto en adultos como en adolescentes el alcohol puede afectar la toma de decisiones y el control de los impulsos, debido a que “reduce la capacidad de percibir el peligro ya que interrumpe la función de una región del cerebro llamada la amígdala”, explican desde el Instituto Nacional Sobre el Abuso del Alcohol y el Alcoholismo, una organización de Estados Unidos.

En los adolescentes el consumo excesivo de esta droga aumenta la probabilidad de desarrollar un trastorno por consumo de alcohol, que se asocia directamente con problemas en la salud mental, como la ansiedad y depresión.

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“Se ha demostrado una clara correlación entre la edad en la que se comienza a consumir alcohol y el riesgo de ser alcohólico en la edad adulta. Cuanto antes se comienza a beber, el riesgo es mayor”, explican en ‘Consumo de alcohol en la adolescencia. Consideraciones médicas y orientaciones educativas’, un estudio realizado en la Universidad de Salamanca España.

Además, en los jóvenes se aumenta la posibilidad de tomar malas decisiones debido a la falta de experiencia y la sensación de euforia o placer que genera la toma de estas bebidas.

Esto los llevaría a "participar en comportamientos potencialmente nocivos”, como conducir en estado de embriaguez, tener intimidad sin protección, consumo de otras sustancias, agresiones sexuales y lesiones fuertes.

ERIKA LUCIA IBAÑEZ GARCIA 

REDACCIÓN ALCANCE DIGITAL 

EL TIEMPO