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Jonathan Benito, neurocientífico: 'Los individuos amables viven más años, mejora su salud y son más felices'
El profesor e investigador de Neurociencia de la Universidad Autónoma de Madrid dijo que este comportamiento aumenta la esperanza de vida.
En un entorno cotidiano lleno de tensiones, conflictos y situaciones difíciles de sobrellevar, el neurocientífico Jonathan Benito sostiene que la amabilidad es una cualidad esencial para vivir mejor y más tiempo.
Así lo afirma en una entrevista concedida a Europa Press con motivo del lanzamiento de su libro 'El poder de la amabilidad', donde defiende que este valor, también conocido como prosociabilidad, tiene profundas raíces biológicas.
Benito, profesor e investigador de Neurociencia en la Universidad Autónoma de Madrid, explica que "la ciencia dice que aquellos individuos que son amables, prosociables y cordiales viven más años, su esperanza de vida se incrementa, mejora su salud (a nivel cardiovascular o cerebral, por ejemplo) y sobre todo mejora -y mucho- su bienestar emocional. Las personas amables son más felices. Nadie queremos renunciar a ello", asegura.
En su libro, el investigador traza un paralelismo entre la evolución de los lobos y los perros para ilustrar cómo la prosociabilidad ha favorecido la supervivencia. A pesar de que ambas especies comparten casi el mismo genoma, su destino ha sido muy distinto.
“Algo insólito en Biología”, recalca, es que los lobos, más agresivos y desconfiados, han estado al borde de la extinción, mientras que los perros, gracias a su carácter amigable, han logrado integrarse con los humanos y asegurar su supervivencia.
Este patrón también se observa en la historia de los seres humanos. Según Benito, durante la época de los neandertales y el periodo glaciar, los sapiens, más sociales y colaborativos, fueron quienes lograron sobrevivir frente a los neandertales, que, a pesar de su inteligencia, no eran tan sociables.
Benito advierte sobre los efectos perjudiciales de la agresividad y la hipercompetitividad. Las personas con este tipo de comportamientos suelen vivir en un estado constante de alerta, percibiendo conflictos en su entorno.
Como resultado, sus cuerpos liberan altos niveles de cortisol y fibrinógeno, una molécula relacionada con la coagulación sanguínea que, en contextos de estrés, puede provocar coágulos y desencadenar infartos o ictus. Esta exposición constante deteriora tanto su salud física como su estado emocional.
El estrés tiene consecuencias. Foto:iStock
La raíz cerebral de la conducta prosocial
Sobre por qué algunas personas son más amables que otras, el neurocientífico indica que "todo está en nuestro cerebro". Afirma que gran parte de esta conducta se relaciona con la historia personal de cada individuo: su infancia, el apego con los padres, posibles abusos o experiencias en familias desestructuradas. Todas estas vivencias pueden influir en que una persona desarrolle una actitud más agresiva o, por el contrario, más cordial.
Jonathan Benito aboga por una prosociabilidad responsable, en la que también exista espacio para la firmeza y la protección personal. “Siempre nos vamos a encontrar a los lobos. Entonces, estoy convencido de que más del 90 % es buena gente y prosocial, pero otros no. Si te muestras amable y prosocial, esos lobos lo pueden interpretar como un signo de debilidad, y ante estas personas tenemos que ser muy asertivos. La amabilidad no es sumisión y hacer lo que digan los demás. Hay que ser asertivos y respetar los derechos, pero con algunos individuos no podemos ser amables, pero sí firmes para defender nuestra posición”.
Para Benito, esta actitud no solo ayuda a posicionarse mejor dentro de un grupo, sino que contribuye al progreso de la sociedad. "Si eres amigable serás magnético dentro del grupo y te posicionarás mejor. Tenemos lobos en nuestra sociedad porque aún hay individuos con la autoestima bastante dañada y piensan que por su agresividad van a tener buena posición dentro del grupo", concluye.
*Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en la información de Europa Press, y contó con la revisión de la periodista y un editor.