San Gabriel arcángel: ¿quién es y cuáles son sus milagros?

Los arcángeles son ángeles santos de mayor rango, más cercanos a las necesidades humanas y, quienes por elección, están del lado de Dios y han rechazado al diablo,  siendo Miguel, Gabriel y Rafael los mencionados en la Biblia, de acuerdo con el portal 'ACI prensa'. 

También son mensajeros de buenas noticias, según san Gregorio Magno, “los que transmiten mensajes de menor importancia se llaman ángeles, los que anuncian cosas de gran trascendencia se llaman arcángeles”.

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Este arcángel es nombrado en varios libros de la Biblia, como en Génesis, que se revela ante Abraham, revela su nombre cuando se le aparece a Daniel, a quien devela el tiempo de la venida del Mesías, luego al sacerdote del templo Zacarías y tal vez su labor más importante e inmortalizada en el arte que es anunciar la maternidad de Cristo a la joven María.

"Gabriel significa (en hebreo) la fuerza de Dios o “la fortaleza” de Dios. Su raíz proviene de: gabar (fuerza) y El (Dios), y es el encargado de controlar el paraíso y mantener las fuerzas inferiores a raya", describió el angelósofo, Julián Vallejo. 

San Gabriel actúa como intermediario de la voz de Dios y lleva sus mensajes a la tierra.

Como ya se mencionó, el "ángel anunciador" aparece varias veces en la Biblia, revelándose ante varias figuras importantes como Abraham (Gn 18,1-15), a Manoach y a su mujer (St 13,3-22), a Daniel, a quien revela el tiempo de la venida del Mesías (Dan 9) y al sacerdote del Templo Zacarías para anunciarle que será el padre de Juan el Bautista, el precursor del Mesías (Lc 1,9.20). 

Gabriel también está presente en las religiones judía e islámica, pues le anuncia a Mahoma su misión en el mundo (sura II, 97-98).

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Pero su labor más importante, sin duda, es la que lo vincula con María, pues él es quien la visita anunciándole que ella dará a luz a un niño al que pondrá de nombre Jesús. Esta visita de Gabriel a María es frecuentemente llamada “La Anunciación” (Lucas 1:26-3). 

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En el arte, él le ofrece un lirio a María, flor que representa la concepción inmaculada, la virginidad, la pureza, la fecundidad, el abandono a la voluntad del Señor, como describe 'Vatican News'. 

Según el Judaísmo, Gabriel es la voz que le dijo a Noé que salvara a dos animales de cada especie en su arca antes del diluvio universal; la voz invisible que dijo a Abraham que no era necesario que sacrificase a su hijo Isaac; la fuerza invisible que luchó con Jacob a la orilla de un río (de todas formas Jacob le ganó, y su nombre fue cambiado a Israel), y la voz de la rama ardiente.

En el Islam, a Gabriel se le considera también como uno de los principales mensajeros de Dios, pues es él quien reveló a Mahoma el Corán, pero difiere de títulos que

se le otorgan en otras religiones.

"En la teología de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, se dice que el ángel Gabriel y el patriarca Noé son el mismo individuo, por lo tanto, se asevera que el nombre de este personaje en vida mortal fue Noé y Gabriel su nombre celestial. Algo similar a lo que se cree del arcángel Miguel y la figura de Jesús", explicó Vallejo. 

El arcángel Gabriel es normalmente invocado cuando se requiere ayuda para comunicar algo de forma efectiva, ya sea aclarar un malentendido, llegar a un trato o en una entrevista de trabajo. Por eso es patrono de las comunicaciones y de los embajadores y diplomáticos. 

También es invocado por las mujeres en estado de embarazo, para llevarlo a buen

fin.

Esta es una oración que se suele dedicar a Gabriel, según el portal 'Hozana':

San Gabriel arcángel: Tú eres el ángel de la encarnación, el mensajero fiel de Dios, abre nuestros oídos para captar los más pequeños signos y llamamientos del corazón amante de Nuestro Señor; permanece siempre delante de nuestros ojos, te conjuramos, para que comprendamos correctamente la palabra de Dios y la sigamos y obedezcamos y para cumplir aquello que Dios quiere de nosotros. ¡Haznos vigilantes en la espera del Señor para que no nos encuentre dormidos cuando llegue!

Amén.

LAURA ALEJANDRA ALBARRACÍN RESTREPO 

REDACCIÓN ALCANCE DIGITAL 

EL TIEMPO