Aunque la queja es una forma de manejar el malestar de la frustración, “el problema aparece cuando la queja forma parte de nuestro patrón de comunicación cotidiano”, comenta la psicóloga Margarita Carrasco, a la revista española ‘Hola’. p1j5b
Esa manera de percibir la vida nos puede llevar a ser más pesimistas y poco proactivos. Estas personas también tienen dificultad para hacer autocrítica, tienden a no responsabilizarse de sus errores y culpan a otros por los mismos, explica Carrasco.
Para salir de “el bucle de la queja constante”, lo primero es comenzar a ser consciente de las frases que se usan a diario para reconocer si su lenguaje se enfoca en los problemas o en las soluciones.
Escuche y acepte su emoción
Identifique lo que siente, sin cuestionarse o juzgarse. Luego, tome acciones ante el problema en lugar de rumiar el problema o tener una actitud pasiva.
Tome acciones
Piense si puede hacer algo ante el problema para poder crear una estrategia que le permita solucionarlo.
Acepte lo que no se puede cambiar
Si al analizar concluye que el problema no tiene solución, lo cual puede suceder, lo que le queda es aceptarlo. Pero, evite seguir rumiando la idea, ya que no es sano para su salud mental.
Realice ejercicios de gratitud
Finalmente, recomiendan pensar en tres cosas por agradecer que le hayan sucedido durante su día. “Este ejercicio va a ayudar a quitar el foco de atención de los pensamientos negativos”, concluyen.
¿Te quedaste con ganas de más?