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El regreso a librerías de la pluma histórica de Antonio Caballero
Introducción de la reedición de su libro 'Occidente conquistó el mundo... y empezó a perderlo'.
Antonio Caballero regresa con esa pluma que encantó a miles de lectores en ‘Historia de Colombia y sus oligarquías’. Foto: Archivo EL TIEMPO
Hace veinte años, cuando se publicó la primera edición de este libro, se celebraba en todo el mundo el final del segundo milenio. Se trata, claro está, de una pura convención, fijada arbitrariamente y con varios siglos de retraso por los reformadores cristianos del calendario para hacer coincidir el año uno (aproximadamente) con la fecha del nacimiento de Cristo.
Una convención, pues, que en teoría no afecta a las tres cuartas partes de la humanidad que utilizan calendarios distintos: chinos, indios, todo el Islam. Pero que sí los afecta en la práctica. Porque la práctica de este milenio ha sido cristiana y occidental. Son los mil años en los que el Occidente cristiano conquistó el mundo entero, política y culturalmente, imponiéndole no sólo su calendario sino su voluntad. Su técnica, su ciencia, su ideología, su cultura, y hasta su manera de vestir. Y eso, por la fuerza: desde la propagación a lanzazos de la Verdadera Fe en las cruzadas contra el infiel del siglo XI hasta el establecimiento a bombazos de la Verdadera Democracia en las guerras de la Otán de 1999. Las fiestas del milenio, el 31 de diciembre de ese año, se celebraron por eso en todas partes, de Singapur a Lisboa y de Vladivostok a la Ciudad del Cabo, con canciones en inglés: se celebraba la conquista. No será serio, pero así fue.
El libro es publicado por el sello Crítica. Foto:Archivo particular
Ahora, veinte años más tarde, es todavía peor: no parece que haya nada que celebrar. Así fue hace veinte años, en el 2000. Pero en los diecinueve y pico transcurridos del siglo XXI la marea de la historia ha empezado a cambiar. El Occidente grecocristiano, capitalista y norteamericano, está hoy en discreta retirada. Es cierto que sus potencias militares, vencedoras en la Segunda Guerra Mundial, son todavía capaces de bombardear medio mundo. Encabezadas por los Estados Unidos, pero también con el respaldo militar del Reino Unido en el Oriente Medio o el de Francia en África, y por parte de Rusia, recuperada tras el derrumbe del régimen comunista por la iglesia ortodoxa, en Ucrania y en Siria.
Todavía. Pero es muy posible que dentro de unos cuantos años se haya vuelto a numerarlos por los de la Hégira musulmana (hoy estamos en el 1441) o por los del calendario tradicional chino (hoy vamos en el 4717). O, a lo peor, por los pocos segundos menguantes que le quedan al calendario nuclear para llegar a las fatídicas doce de la noche del fin del mundo. Tal como hace mil veinte años, en el año mil.