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El talento, la fama y los excesos que rodearon a José José
Estas fueron las batallas de un cantante idolatrado que exorcizó sus propios demonios con música.
En 1973, el mítico cantante Frank Sinatra quedó asombrado con la voz de José José.
Luego de escuchar una cinta del cantante mexicano, Sinatra decidió arlo para que trabajara en Reprise Records, la disquera del artífice de canciones como 'New York', New York', 'My Way y 'Strangers in the Night'.
Habría sido la puntada perfecta para ostentar sin problemas la corona de la balada e invadir otros territorios con esas composiciones que hablaron siempre del amor, de corazones rotos y emociones intensas.
Sin embargo, quien luego sería bautizado como el Príncipe de la Canción no pudo cumplir ese sueño. Un contrato de exclusividad con RCA Víctor –su disquera– impidió que José José trabajara con ‘La voz’ (el famoso apodo de Sinatra).
Cuatro años después, el cantante estadounidense decidió ir a Tijuana para ver a José José. Al terminar el recital, Sinatra le dejó un mensaje: “Si sigues cantando así, te vas a lastimar, tienes que vocalizar”, pero el destinatario no le hizo caso.
Así fue la vida de José José, marcada por un talento impresionante, pero a la vez por una intensa experiencia con el exceso, en una extraña contradicción que dio paso a que forjara una leyenda bañada de triunfos, pero igualmente de batallas dolorosas, que se escondían entre aplausos, conciertos abarrotados y millones de discos vendidos.
Ese contraste hoy lo siguen recordando sus fanáticos luego de su fallecimiento, el sábado pasado, por una complicación de un cáncer de páncreas que apagó la vida del mexicano a los 71 años.
Bautizado como José Rómulo Sosa Ortíz, comenzó a cantar serenatas muy joven y llegó a tocar el contrabajo con un trío de jazz conocido como Los Peg. El barítono se convirtió en rey de la balada, configuró más de 50 años de carrera musical y vendió más de 100 millones de discos en todo el mundo.
Desde que apareció en la segunda edición del Festival Mundial de la Canción Latina (rebautizado luego como Festival OTI), muchos se dieron cuenta de que había algo especial, único en él.
Fue el momento cuando eclipsó a miles al interpretar El triste, una balada compuesta por Roberto Cantoral, que se robó el show, a pesar de que no ganó la contienda musical.
Quedó de tercero, pues la vencedora fue la brasileña Claudia con Canción de amor y paz, seguida por Con los brazos cruzados, de la venezolana Mirla Castellanos.
A pesar de la aparente injusticia, 'El triste' se convirtió en un clásico y José José pasó de tener un álbum en 1969 con una relativa popularidad en México, a experimentar las primeras evidencias de lo que significaba la fama internacional.
Antes, con canciones como 'Pero te extraño', 'Sin ella' o 'La nave del olvido' ya se notaba que José José era un intérprete fuera del molde, pero no fue hasta 1976 cuando comenzaron a venerarlo como príncipe, gracias a la canción homónima que lanzó en ese año.
En 1977 remató con 'Gavilán o paloma', que tuvo una resonancia muy especial en el mercado internacional, al igual que 'Amar y querer', que tiene una de las frases más bonitas y profundas de la balada en español: “Casi todos sabemos querer, pero pocos sabemos amar”.
Pero mientras cosechaba éxitos y reconocimientos, también lidiaba con el alcoholismo, con el que peleó gran parte de su carrera y afectó su vida amorosa: drama que mostró en la película Gavilán o paloma (1985), que fue protagonizada por el cantante y la actriz Christian Bach, en 1985, en la que compartió con el público los claroscuros de su fama.
Una imagen de José José en una entrevista en 2005, en Beverly Hills, Californioa ( EE. UU.). Foto:Reuters
Irónicamente esa situación de conflicto, de adicciones, de alguna manera le sirvió para exponer una fuerza y un carisma doloroso en sus interpretaciones en las que ese dolor jugaba en equilibrio con el amor, como en 'El volcán, 'Lo pasado pasado' –compuesta por Juan Gabriel–, 'Almohada', 'No me digas que te vas' o 'Lo dudo', que formó parte de su álbum 'Secretos' (1983), uno de los discos de mayor éxito en su carrera y con el que fue nominado a los premios Grammy en la categoría de mejor actuación de pop latino.
Esa producción vendió más de 2 millones de copias y se mantuvo más de 40 semanas en el primer lugar de la lista de Billboard en muchos mercados de habla hispana y Estados Unidos.
Con esta grabación ganó 22 Discos de Oro y Platino, y afianzó su poder como uno de los cantantes latinoamericanos más influyentes de la década de los ochenta.
Esto sumado a 40 y 20, otro éxito que lanzó en 1992 y que coincidió con una de las etapas más críticas en su vida fuera de los escenarios.
Salía de la cantada y nos íbamos de farra. Amanecía en el coche con el esmoquin todavía puesto.
A pesar de todo, José José siguió trabajando, grabando y exigiendo su voz para seguir robándose las sonrisas de un séquito de fanáticos con una fidelidad a toda prueba.
“Salía de la cantada y nos íbamos de farra. Amanecía en el coche con el esmoquin todavía puesto. Me despertaban los curiosos, que se preguntaban: ‘¿Es ese José José?’ ”, confesó en una entrevista, haciendo referencia a esa lucha con sus propios demonios que muchas veces exorcizó con canciones.
En 2007 sufrió una parálisis facial que lo apartó varios meses de los escenarios y le produjo una profunda depresión.
Diez años después anunció que tenía un tumor cancerígeno, pero se repuso y, claro, siguió cantando, consciente de mantener su estatus de leyenda y un legado invaluable, como aquel anillo de diamantes que le regaló el propio Frank Sinatra y que atesoró hasta el final, junto al espejo en el que se miraba antes de salir al escenario a cantar.
Karaoke para despedir a un ídolo
Cientos de personas cantaron y lloraron ayer al recordar al cantante mexicano José José, durante el primer homenaje que México rindió a su ídolo. Una multitud abarrotó un parque de Clavería, el barrio de clase media capitalino donde el intérprete creció y en el cual se erige una estatua en su honor. El próximo sábado, la Ciudad de México realizará un karaoke masivo en Alameda Central, en el centro histórico de esa urbe.