La Habana fue el gran referente de la música cubana, con una influencia total en todo el mundo, entre 1930 y 1965. Los cabarés habaneros, empezando por Tropicana, se llenaban de americanos felices que llegaban en vuelos directos desde Hollywood, encabezados por Marlon Brando y Ava Gardner. La revolución cubana, por considerar que estaba ligado a la corrupción de la dictadura de Batista, decidió controlarlo, algo así como cerrarlo: se acabó la diversión, “llegó el Comandante y mandó a parar”, cantaba Carlos Puebla. La música sigue viva en Cuba, pero ya no es referente mundial.
En Nueva York, en los años setenta, nació la salsa, promovida y creada por dos visionarios, un empresario y un gran músico, Jerry Masucci y Johnny Pacheco. Fundaron su propio sello, vendían discos en las calles y organizaron los primeros grandes conciertos, consolidando un fenómeno universal que compitió con el rock. La Fania fue una marca y una forma de hacer millones. Pasaron casi tres décadas, llegaron otros ritmos, Masucci se alejó y Nueva York, que fue la primera capital mundial de la salsa, dejó de serlo. La Gran Manzana tiene hoy en día la memoria de la salsa, pero no es ya la ciudad referente. San Juan nunca lo fue, en realidad, hoy en día el espíritu salsero solo alcanza para un día, llamado Día Nacional de la Salsa (el año pasado se hizo en Orlando).
Cali, que había sido una ciudad receptora de la música cubana, boricua y de la salsa de Nueva York, tomó el liderazgo y se apropió del título de capital. Se fortaleció gracias a su mercado interno de discotecas, escuelas de bailarines, autores que escribieron la memoria salsera, y con un interesante grupo de coleccionistas asumió la responsabilidad de ser capital mundial de la salsa, gracias al talento y la trascendencia de Jairo Varela, fundador del Grupo Niche. Cali creó una plataforma musical que agrupó el mercado de la salsa: el Festival de Orquestas en el Pascual Guerrero. Y en 1981 nació el evento de Coleccionistas y Melómanos.
Si tomamos una foto de diciembre de 2019, cuando el empresario salsero Gilberto Cárdenas (representante de El Gran Combo de Puerto Rico, de la orquesta Van Van, entre otras) coordinó 20 agrupaciones y shows salseros en Cali, vemos que, por ahora, no habrá segunda parte. Cárdenas me dice que él ya se activó, pero que no se alcanzará esa cifra.
“Esa foto de diciembre de 2019 no se repetirá por ahora. Si las condiciones de sanidad lo permiten, quizás volveremos a soñar para la Feria de 2022.
El manejo del covid no ha sido el más acertado, Estados Unidos y Europa ya abrieron las puertas a la música. Saldremos de la crisis con dificultades, pero Cali no perderá la bandera de la salsa, en esta ciudad se respira, se baila, se camina, se come, con salsa. Debo reconocer a otras ciudades donde la salsa está creciendo, como Medellín. De igual manera, la propuesta creativa de Cali no es fuerte, no se consolidan nuevas figuras, como bien ocurre en Puerto Rico, Costa Rica, Miami, Barcelona y la misma Nueva York. La salsa reacciona muy lentamente, sobre todo en Cali. Los géneros beneficiados con la pandemia fueron la música popular y, sobre todo, el urbano. Conozco artistas que antes de la pandemia cobraban 40.000 dólares, ahora cobran 200.000 dólares”.
Yan Collazo, cantante boricua que logró grandes éxitos con Niche y Guayacán, dice: “Puerto Rico acaba de alcanzar el 70 por ciento de vacunación y se tomaron medidas de apertura a partir del 10 de julio. El único que ya tocó fue Gilberto Santa Rosa y ha tenido varias presentaciones en Bellas Artes y anunció 30 fechas”.
El Gran Combo está empezando. En Cuba no hay nada. La crisis del bloqueo y pandemia explotó en protestas nunca vistas antes. El panorama habanero se complicó. Miami se reactivó. Un músico colombiano lo está aprovechando bien: Diego Galé.
La orquesta de salsa más en forma es el Grupo Niche, con 22 fechas hasta el mes de noviembre de 2021. Seguramente Yanila Varela, la heredera de Jairo, superará en este año las 40 fechas, que sería la tercera parte de lo que alcanzó Niche en el 2019 (100 presentaciones en el año).
Gilberto Cárdenas, empresario caleño, afirma: “Por el momento, salvo algunas excepciones, como Gran Combo y Niche, ninguna agrupación viajará con todos sus componentes: nadie asume esos costos”.
José Aguirre, director del Grupo Niche, tiene otro panorama, en el 2021 tuvo varios grandes momentos: los 40 años de Niche, premio Grammy Anglo y Latino, un álbum de salsa en busca del sonido de Nueva York y un álbum de boleros con Santa Rosa, Yan Collazos, Rey Ruiz, Javier Vázquez, Adriana Chamorro y otros intérpretes. Aguirre, quien reside en Miami, nos dice: “Nosotros optamos por seguir adelante en términos de producción y promoción. Generé muchos proyectos y voy por más. No me quedé quieto en la pandemia. En cuanto a Niche, ya estamos en gira, planeada y contratada desde que ganamos el premio Grammy Anglo. Ahora hay más pedidos en todo el mundo. La gente nos quiere reconocer los premios, el éxito alcanzado, en cuanto nos ven como un pedazo de Colombia frente al mundo. Entiendo que en Colombia, en Cali, hay desespero y muchos músicos están emigrando, pero acá no es fácil, seguramente buscarán trabajos alternos, fuera de la música”.
Mauricio Castillo es uno de los últimos cantantes que lanzó Jairo Varela, también reside en Miami, es parte de la película Encanto (producida por Walt Disney) y ha sido exaltado por Gilberto Santa Rosa como un intérprete con futuro. Su visión es clara: “La salsa está en nuestro ADN, el problema es que no hay industria, muy pocos emprendedores, y los músicos en la ciudad no son tan reactivos. Mi música cada día se afianza más en mercados internacionales, es necesario tener un buen producto, hoy en día predominan lo digital y lo audiovisual; si no sabemos expresarnos de esta manera, estamos afuera”.
Por el lado institucional, ¿se arriesgará la Alcaldía a realizar el Salsódromo con 300.000 personas? Es como un servirles una bandeja a las UCI: un suicidio.
¿Habrá Superconcierto en el estadio Pascual Guerrero con 50.000 personas y asistentes con carné de vacunación?
Viviana Vargas, la primera campeona mundial de salsa, directora de la Escuela de salsa Estylo y Sabor, símbolo del show Delirio, es dura en sus conceptos: “No lo podemos negar, es la mayor deserción de bailarines que se sepa. Mi escuela se empieza a reactivar; algunas otras, también, pero será lento. El problema en Cali, además de la pandemia y el paro caótico que destrozó la ciudad, es que las entidades, como Corfecali y la Secretaria de Cultura, hacen un indebido uso del presupuesto de los caleños. La manera como se maneja la cultura en Cali es peor que el covid. A pesar de todo, no soy pesimista, saldremos adelante y Cali seguirá siendo capital mundial de la salsa”. En cuanto al baile salsero, la falta de creatividad se agudiza cada día y se impone la repetición.
A esta opinión de Viviana Vargas se une Irma Restrepo, mánager y gerente de la orquesta de Willie García: “La salsa viene en peligro desde antes de la pandemia y las consecuencias del paro, por falta de apoyo de estamentos oficiales que son miopes y no precisan cuál es la identidad salsera de nuestra ciudad”.
El investigador salsero Rafael Quintero, que hizo la conexión de la escuela Swing Latino de Mulato con Jennifer López, nos manifiesta lo siguiente: “No son tiempos buenos para la música que se hace con elaboración, nos aplastaron con música prefabricada. Hoy existen máquinas de hacer dinero. La pandemia le dio un golpe bajo a la salsa en Cali, ante la indiferencia de la istración local. Sin embargo, la salsa es una construcción que va más allá de la moda, hay una música de resistencia y la salsa ha vivido siempre en peligro porque siempre ha sido perseguida. No soy adivino para saber sobre la reactivación, pero estoy seguro de la firmeza de lo que está enraizado en la gente salsera”.
Las escuelas de salsa están golpeadas, desactivadas; las orquestas y músicos, también. Muchos se han ido a Miami. ¿Qué hacen? Trabajan en Uber y cuando sale un toque lo hacen.
La salsa choke fue un espejismo. Se puso de moda en el Mundial de Fútbol de 2014, gracias a la Selección Colombia y al baile de los jugadores. Hace dos años, en una rueda de prensa en Cali, Sergio George afirmó que él se interesó, pero que no encontró con quién hablar.
En un conversatorio, que organicé en el Mundial de Salsa, el músico y cantante Richie Valdés, y también director del grupo Niche después de la muerte de Jairo Varela, aseguró que “la salsa choke era un baile, más que un ritmo”, y lo definió bien: se quedó en coreografía. Junior Jein, que apostó a músicas alternativas y fusiones, quizás no alcanzó nunca el reconocimiento que merecía, porque fue asesinado brutalmente entrando a una presentación donde iba a cantar vestido de mariachi. La salsa choke todavía se usa como divertimento coreográfico en la noche caleña, pero no ha pasado de ahí.
El sabio Cristóbal Díaz Ayala, cubano de nacimiento, con 20 libros publicados, cuando le envié el borrador de este artículo, desde su casa en Puerto Rico, me escribió: “Se puede conjeturar sobre el futuro de cualquier actividad humana, pero sobre la música creo que es diferente. La música latinoamericana, desde el Descubrimiento de América hasta la fecha, es la contribución más importante de la América caribeña y del continente sur. La música nos une. Sigue teniendo fe en nuestra música y nuestra gente”. Jairo Varela, en cambio, siempre me repetía: “En Cali hay muy buenos músicos jóvenes, pero no hay propuestas que trasciendan”.
UMBERTO VALVERDE
ESPECIAL PARA EL TIEMPO
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