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Así es la canción extremadamente triste que tuvo que ser prohibida en radio
A ‘Gloomy Sunday’ se le atribuye la muerte de personas en el mundo, entre ellas su compositor.
La pista fue compuesta en los años 30. Foto: Discogs / Múlt-kor történelmi magazin
Rezső Seress compuso en la convulsa década de 1930, en la que el mundo se alistaba para una Segunda Guerra Mundial, una pista melancólica que ha sido considerada como una de las más tristes de la historia.
“El domingo es sombrío, mis horas están dormidos
Queridas sombras con las que vivo son innumerables
Las pequeñas flores blancas nunca te despertarán
No a donde el entrenador de la tristeza te ha llevado
Los ángeles no han pensado en devolverte
¿Estarían enojados si pensara en unirme a ustedes?”
Así dice la primera estrofa de ‘Gloomy Sunday’, la canción que prohibieron estaciones radiales de Estados Unidos y Europa, como la británica ‘BBC’.
¿Cuál era la razón? Según registros noticiosos de la época, decenas de personas tomaron la decisión de acabar con sus vidas, al parecer, luego de escuchar los más de 4 minutos de la melodía.
Rezső Seress nació el 3 de noviembre de 1889 en una familia judía de clase baja en Hungría, como reseñó el portal local ‘Fokusz’. En medio de las dificultades económicas, quería ser artista y encontró en un circo el espacio ideal para aprender gimnasia y acrobacia.
Soy una persona pobre, no tengo millonadas, ¿qué puedo hacer?
Disfrutó de las alturas hasta que se cayó de una cuerda y necesitó de muletas para continuar con su vida. Por tanto, volcó sus esfuerzos en la música; de manera autodidacta aprendió a tocar el piano. No obstante, “sus días se caracterizaban por la privación y la falta de dinero”, decía el medio citado.
De día realizaba oficios varios para tener con qué comer y de noche portaba su mejor traje para deleitar a los asistentes de teatros de la capital húngara, Budapest.
Se enfocó en una meta: ser reconocido por sus composiciones y habilidades en el piano. Y paso a paso empezó a ver que su nombre era recordado por la clase social baja, pues las empleadas domésticas, zapateros, aseadores y otros oían sus canciones como ‘Another Night’ y ‘Who Was the Woman Whose Heart Were’.
“La situación actual es que un compositor tiene que ser emprendedor tanto en teatro como en cine. Además de tocar una pieza, incluso tiene que invertir dinero para las presentaciones. Soy una persona pobre, no tengo millonadas, ¿qué puedo hacer?”, se lee en uno de sus manuscritos, conocidos por ‘Fokusz’.
Pianista. Foto:iStock
Domingo sombrío
Se mudó a París, Francia, en busca de oportunidades. Allí encontró el amor que lo atormentó y le provocó momentos de infortunio. La mujer, de acuerdo con el experto musical húngaro Lászlo Marosi, quería que Seress buscara un trabajo diferente. Lo estaba animando a dejar a un lado su sueño musical.
“Cuando vio que él no se hizo famoso, no consiguió dinero, no triunfó como ellos esperaban, solo dijo: ‘Está bien, adiós’”, recordó Marosi, en charla con la cadena estadounidense ‘National Public Radio’ (Npr).
Se dice que la ruptura ocurrió un domingo. Así que el pianista se encerró en su apartamento y dejó que sus dedos condujeran el teclado hasta que le gustó la melodía. Llamó a su amigo, el poeta Lászlo Jávor, y juntos le dieron vida a la letra de ‘Gloomy Sunday’ o, en español, ‘Domingo sombrío’.
“Sombrío es el domingo, con sombras lo paso todo
Mi corazón y yo hemos decidido acabar con todo
Pronto habrá velas y oraciones tristes, lo sé”, recitó Jávor en otra de las estrofas.
Gloomy Sunday - Rezső Seress Foto:YouTube
A grandes rasgos, la canción de Seress estaba dedicada a ese amor que perdió. Sin embargo, esperaba que todo se tratara de un sueño.
“Sólo estaba soñando
Me despierto y te encuentro dormida
En lo profundo de mi corazón, querida”, dice la penúltima estrofa y remata con:
“Cariño, espero que mi sueño nunca te haya perseguido
Mi corazón te dice lo mucho que te quería
Domingo sombrío”.
Hungarian composer Rezső Seress (born #OTD in 1899) is most notorious for his song Gloomy Sunday which is claimed to have incited suicides and was banned by the BBC. He survived a Nazi labour camp though his mother was murdered in a Ukranian camp. https://t.co/v4aNUZeYlJpic.twitter.com/yCTBcOxyO7
“La radio la ponía en los años 30 casi todos los días, en todos los lugares a los que íbamos. No hubo una reunión social en la que no sonara”, afirmó el experto Marosi, en entrevista con ‘Npr’.
Todo iba ‘viento en popa’. No obstante, las estaciones radiales, bares, restaurantes y otros establecimientos decidieron silenciarla, prohibirla, para que nadie la tarareara.
La razón: medios de comunicación locales informaron casos de suicidio de húngaros tras escuchar la canción. Por ejemplo, el diario ‘8 Órai Újság’ reseñó que un zapatero había acabado su vida; la carta de despedida tenía la letra de ‘Domingo sombrío’.
Otros casos, según ‘Npr’, señalan que: una mujer en Londres murió de sobredosis mientras repetía la melodía en el tocadiscos, otro sujeto en Viena se ahogó sosteniendo la partitura…En fin. Los registros de prensa atribuyen supuestamente 19 fallecimientos en medio de la crisis económica de los años 30 y la avecinada de la Segunda Guerra Mundial. Para otros se trata de leyendas urbanas.
“Este destino de la fama me duele. Lloré todas mis desilusiones del corazón en la canción y parece que otros, con sentimientos como los míos, han encontrado su propio dolor en ella”, aseguró Seress, en su momento.
Estuvo entre las sombras durante la Segunda Guerra Mundial, aunque otros medios señalan que padeció del holocausto nazi, pero sobrevivió. Luego de eso, su piano parece que no volvió a sonar porque su vejez la decidió pasar aislado.
El 11 de enero de 1968 se lanzó, con 69 años, por el balcón de su apartamento. Fue trasladado a un hospital de Budapest, aunque los médicos no lograron evitar su muerte.
“Se quejó de que el éxito de ‘Gloomy Sunday’ en realidad había hecho aumentar su infelicidad, porque sabía que nunca sería capaz de componer otro éxito igual”, sentenció el diario ‘The New York Times’ al anunciar su fallecimiento.
A pesar de la prohibición, la melodía fue difundida por otros artistas del siglo XX, como Sam M. Lewis y Billie Holiday, quienes cantaron a todo pulmón: “Que no lloren, que sepan que estoy contento de irme”.