Cinco canciones con nombre de mujer

El vallenato es uno de los géneros que tiene grandes clásicos en ese apartado.

El Joe Arroyo fue un gran creador. Y le puso a su música sonidos africanos. Foto: FOTO: ARCHIVO EL TIEMPO

14.07.2022 17:35 Actualizado: 14.07.2022 17:57

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La triste noticia de la muerte de Adonay Ardila Urueña, que inspiró la famosa cumbia del compositor barranquillero Julio Erazo, sirve para recordar otras canciones que han sido bautizadas con nombre de mujer.

El vallenato ha sido uno de los géneros que han aprovechado este detalle con clásicos como Alicia adorada, que se centraba en Alicia Cantillo, la esposa de un juglar llamado Juancho Polo Cárdenas, apodado Valencia, en una triste melodía en la que se recuerda a la joven que falleció durante el parto en el poblado Flores de María.

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“Pobre mi Alicia, Alicia adorada / Yo te recuerdo en todas mis parrandas/ Pobre mi Alicia, Alicia querida /Yo te recordaré toda la vida”, dice una de las estrofas más famosas de la canción cantada por Alejo Durán y que también interpretó Calos Vives.

También es un clásico de ese género musical Fidelina, compuesta por Duran. Cuenta la historia que en la hacienda donde Alejo creció conoció a Fidelina y se enamoró. Pero el día que se iba a fugar con ella, la mamá de la muchacha los descubrió y el plan se frustró.

El homenaje de Carlos Vives al primer rey vallenato. Foto:Festival de la Leyenda Vallenata

Meses después, cuando Alejo ya vivía en Magangué, recibió una carta de Fidelina, en la que ella le decía que lo extrañaba, eso llevó al compositor a crear una canción de amor, que se convirtió en clásico. "Fidelina Fidelina / ella me mandó a decir (bis)/que la llame y que le escriba ayayayay / porque no sabe de mí ayayayay", decía la letra, una de las favoritas de Durán.

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Así como Matilde Lina, un clásico indiscutible del vallenato creada por Leandro Díaz e inspirada en Matilde Lina Soto, su musa a la que le dedicó en esa canción frases como: “Cuando Matilde camina / hasta sonríe la sabana”.

En otro contexto, Joe Arroyo también inmortalizó Tania, una canción que compuso como agradecimiento a la experiencia de ser padre tras el nacimiento de su hija. Sin embargo, cuando ella cumplió 26 años (en el 2001) falleció a causa de una afección cardiovascular.

A pesar del halo de dolor, la canción que el cantautor compuso a su hija es uno de los clásicos de la salsa nacional, y uno de los éxitos internacionales de la banda de Fruko y sus Tesos.

Otro clásico, vino de la balada y la voz de Billi Pontoni, quien convirtió en éxito su versión de Angélica y que tuvo una vida nueva en la voz del cantante colombiano, que revelaba un encuentro de amor inolvidable.

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