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Los cielos cambiantes de la Montevideo de Peri Rossi
La estela de la escritora, que acaba de recibir el Premio Cervantes, sobrevuela la capital uruguaya.
Vista de una panadería en el barrio montevideano Reducto, donde creció Peri Rossi. Foto: EFE
De la Montevideo añorada e idealizada en sus obras a los rincones que alguna vez transitó, la estela de Cristina Peri Rossi sobrevuela la capital uruguaya donde algunos rincones todavía guardan parte de la memoria afectiva de la escritora, que acaba de recibir el Premio Cervantes.
“Lo que más extraño de mi país son los cielos siempre cambiantes de Montevideo, el perfume de las glicinas, el agua del grifo, de una pureza y brillo inconfundibles, la librería Linardi y Risso”. Así describió sus añoranzas Peri Rossi a un semanario uruguayo hace algo más de una década.
Ahora, Álvaro Risso, segunda generación de una familia dedicada a los libros, atesora ese recuerdo entre ediciones históricas de literatura latinoamericana del siglo XX, viejas sillas de madera, mapas y fotos con algún que otro genio de las letras que frecuentó este local de la Ciudad Vieja, el casco histórico de Montevideo.
Risso destaca que el vínculo de Peri Rossi con el establecimiento tiene “una larga historia”, pues la autora era habitué del lugar en la época en que los encargados eran los padres de los actuales propietarios.
Ya en tiempos de la segunda generación, Linardi y Risso reavivó ese vínculo al editar Papeles críticos, un texto sobre Peri Rossi, publicado en 1995, que Risso rescata del archivo, pues con el furor del Cervantes las ediciones raras de la autora se agotaron de los estantes.
Ciudad Vieja marcó los primeros 30 años de vida de Peri Rossi: el lugar donde estudió para ser profesora de Literatura y comenzó a escribir sus primeros artículos y crónicas en el semanario Marcha, y donde la autora se sentó bajo las lámparas de la histórica librería a disfrutar de la lectura.
También desde allí zarpó el barco en el que partió hacia el exilio en 1972, meses antes de que la dictadura cívico-militar (1973-1985) estallase en Uruguay.
Nacida en Montevideo en 1941, Peri Rossi reside en Barcelona (noreste español) desde entonces. Se le considera una de las escritoras más destacadas en español y autora de una amplia obra narrativa, poética, ensayística y periodística, traducida a 15 idiomas.
El barrio Reducto es otro rincón montevideano que la escritora atesora en su memoria y que describe en obras como la novela autobiográfica La insumisa.
Allí fue a la escuela y estaba la casa de su abuela en la que pasó grandes ratos leyendo en la biblioteca de su tío, un barrio típico de la capital austral, con casas bajas y calles arboladas, esquinas donde se concentran comercios y pequeñas plazas donde tomar mate.
El dueño de la librería Linardi, Risso Álvaro Risso, tiene en sus estantes ‘joyas’ envidiables de la escritora de culto. Foto:EFE
Tiempo detenido
El escritor y periodista Jaime Clara lee uno de los libros de la escritora Cristina Peri Rossi, en su barrio natal. Foto:EFE
“Cristina Peri Rossi está indisolublemente ligada a Montevideo y, por lo tanto, a Uruguay. Creo que aun estando lejos, ella sigue pensando en uruguayo”, explica Jaime Clara, periodista y escritor al que la autora ayudó en sus comienzos en la literatura.
Gabriela Sosa, doctora en Letras que ha escrito varios artículos académicos sobre Peri Rossi, afirma que, aunque esta no visita Uruguay desde 2004, “la presencia de Montevideo ha estado siempre en ella”.
Peri Rossi habla de una Montevideo “suspendida en el tiempo, donde lugares emblemáticos se transforman en motivos literarios”, continúa Sosa, quien alude al poema que recoge el libro Estado de Exilio.
“Nací en una ciudad triste / de barcos y emigrantes/ una ciudad fuera del espacio / suspendida de un malentendido:/ un río grande como mar/ una llanura desierta como pampa/ una pampa gris como cielo”, así comienza el poema.
Clara compara a la prolífica literata uruguaya con el argentino Julio Cortázar: “Uno no puede negar que Cortázar era el escritor más argentino y más porteño viviendo fuera de la Argentina. Con Cristina pasa más o menos lo mismo. Junto con Onetti, eran los más montevideanos que vivían fuera del Uruguay”.
Homenaje en su terruño
Desde que me fueron hace 50 años llevo a Montevideo adherida a mis zapatos
Pese a la ausencia de la ceremonia por problemas de salud, Peri Rossi, recibió el Cervantes, el más importante de la literatura en español, a través de su amiga Cecilia Roth, quien asistió y leyó las palabras que envió.
Precisamente, la figura del escritor más universal en esa lengua custodia la Biblioteca Nacional de Uruguay, donde Peri Rossi accedió a muchas obras que marcarían su vida, como El segundo sexo, de Simone de Beauvoir, que, dijo, le “aclaró definitivamente la cuestión de la identidad femenina y la escritura”.
“Desde que me fueron hace 50 años llevo a Montevideo adherida a mis zapatos”, dijo cuando en septiembre pasado fue declarada Ciudadana Ilustre de Montevideo, ciudad que aún conserva su estela.
Tan es así que en estos días un colectivo de jóvenes artistas celebra, junto al gobierno de ese país, el primer festival de arte lésbico, ‘Insumisxs’, que será “un homenaje a Cristina”, según Sergio Miranda, director de la Secretaría de Diversidad de la Intendencia de Montevideo, quien agrega que “no es casual que empiece con poesía”.
Todos los homenajes de su ciudad, por más que viva en Barcelona desde hace medio siglo, son un “acto de justicia”, dice Miranda, a esa mujer que, con 80 años y una literatura cargada de erotismo, es referente de diversidad sexual.
'Los versos no salvan'
La autora uruguaya ha trabajado casi todos los géneros de poesía, novela, cuento, ensayo y biografía. Foto:Getty Images
Peri Rossi aseguró que los versos no salvan “a los que mueren por las bombas y los misiles en la culta Europa”.
Así lo dice en su emotivo discurso, leído en la solemne gala ante el rey Felipe VI de España, cuyo contenido se conoció hace pocos días.
En esa disertación, la escritora uruguaya recordó su primera lectura del Quijote y destacó cómo los motivos de las guerras desde siempre han sido “el ansia de poder y la ambición económica, algo típicamente masculino”.
Explicó cómo tuvo claro desde siempre “que en una sociedad patriarcal ser mujer e independiente era raro y sospechoso”.
Y frente a las dictaduras, convirtió “la resistencia en literatura, como hicieron tantos exiliados españoles” que huyeron del franquismo.
“Mientras algunos se dedican fanáticamente a hacerse ricos y a dominar las fuentes del poder, otros nos dedicamos a expresar las emociones y fantasías, los sueños y los deseos de los seres humanos”, enfatizó.
La autora, que siguió la ceremonia desde su casa, recordó en su discurso que nació cuando desgraciadamente Europa estaba en plena II Guerra Mundial y cómo en su infancia conoció a muchos exiliados españoles: “Además de una guerra cuyos motivos yo no conocía, en España había una terrible dictadura que había matado a miles y miles de personas y hecho huir a otras miles”.
El mundo, consideró, le pareció un lugar muy peligroso fuera de Montevideo, pero fue en la biblioteca de su tío donde conoció que “siempre había sido así, desde los orígenes, desde los tiempos bíblicos”.
Y fueron tres libros los que la conmocionaron entonces: El diario de Ana Frank, La madre, de Máximo Gorki, y Don Quijote de la Mancha, este último con “diccionario en mano”.
“Fue el más difícil de leer –reconoció– y el que me provocó sentimientos más contradictorios. No había leído nunca un libro donde el autor declarara que su protagonista estaba loco, pero a la vez me emocionaba que su propósito fuera desfazer entuertos y establecer la justicia, cosa que me parecía harto razonable dado el estado del mundo y de mi propio barrio”.
Porque “la locura puede ser un pretexto de exclusión de aquellos que esgrimen verdades incómodas: lección que evidentemente aprendí, pagando un precio muy elevado, hasta el día de hoy, pero si volviera a nacer, haría lo mismo”, subrayó.
Contra la opresión
Recordó también que tuvo que exiliarse de la dictadura uruguaya porque sus libros y su nombre fueron prohibidos: “Salvé la vida milagrosamente y vine a parar a España, donde otra feroz dictadura oprimía la libertad”. Y así, convirtió “la resistencia en literatura, como hicieron tantos exiliados españoles”, y ha intentado desde sus libros y desde su vida “desfazer entuertos”.
Porque la literatura es compromiso “y compromiso es todo, desde un artículo contra Putin o un homenaje a las mujeres violadas y martirizadas en Juárez (México), hasta los relatos de Cortázar”.