En su comentado discurso de Zacatecas, 1997, García Márquez dijo entre otras cosas: “Pongamos más uso de razón en los acentos escritos”, es decir, en las tildes.
La mayoría de las palabras españolas son graves (acento en la penúltima sílaba) y terminan en vocal, Elena, Carla, mesa, ventana, tonto, correcto, viene, entra (subrayo la sílaba acentuada, que se pronuncia con mayor fuerza). Sustantivos y adjetivos pasan a plural cuando se les agrega “s”, Elenas, Carlas, mesas, ventanas, tontos, correctos, y verbos, cuando se les agrega “n”, vienen, entran. Con lo cual, la gran mayoría de palabras son graves terminadas en vocal, en vocal seguida de “s” y en vocal seguida de “n”. Esa mayoría no se tilda. Las graves con otras terminaciones sí, Óscar, Ramírez, árbol, pícnic, dúplex, ídem.
Las voces agudas (acento en la última sílaba) no se tildan en los casos contrarios de las graves, justamente para distinguirlas de estas, Beatriz, Abraham, canal, ajedrez, andar, videoclub, y sí se tildan cuando terminan en vocal, papá, enterré, sumergí, entendió, menú; en vocal seguida de “s”, papás, Andrés, anís, veintidós, patatús, y en vocal seguida de “n”, afán, andén, afín, Cerón, betún.
Esdrújulas
Las pocas esdrújulas que hay (acento en la antepenúltima sílaba) siempre se tildan, independientemente de su terminación, Érika, Álvaro, Ávila, úlceras, espécimen, especímenes.
Las únicas sobresdrújulas (acento en alguna sílaba anterior a la antepenúltima) son verbos con uno o más pronombres enclíticos (me, te, se, nos, lo la, le, los, las, les) y se tildan siempre, tráiganosla (traiga-nos-la), páseselas (pase-se-las), díganoslo (diga-nos-lo). No hay sustantivos sobresdrújulos. Por eso, espécimen no tiene como plural espécimenes (sobresdrújulo), sino especímenes (esdrújulo).
Todo lo establecido para graves, agudas y esdrújulas, permite distinguir entre diagnóstico (esdrújula), diagnostico (grave) y diagnosticó (aguda), “Yo diagnostico lo mismo que diagnosticó mi colega en el diagnóstico entregado”, igual que entre médico (esdrújula), medico (grave), medicó (aguda); ejército, ejercito, ejercitó; módulo, modulo, moduló, etc. No siempre el computador logra distinguir una de otra, por lo que hay que resolverlo con el uso de razón.
Hiato
Hay una norma que permite distinguir entre diptongo (¡ay!) y hiato (ahí) que puede formarse en el encuentro de dos vocales. Esta norma predomina sobre la de esdrújulas graves y agudas, pues exige la tilde para todo hiato formado por vocal cerrada (i, u) predominante y vocal abierta (a, e, o). Estos hiatos son doce, que muestro aquí en ejemplos: país, creí, oí, Emaús, feúcho, seudoúlcera, María, ríe, lío, evacúa, licúe, flúor. Otra norma exige la tilde en ciertas voces homógrafas como más, tónica, adverbio de cantidad, para distinguirla de mas, átona, conjunción adversativa, “quería más café, mas no había greca”, o qué, interrogativo, para distinguirlo de que, conjunción, “No sabía qué quería que le dijera”. Son veintitrés las tildes diacríticas.
Hay que tener en cuenta, al aplicar estas normas, que la i griega (y) no se cuenta como vocal para estos efectos. Por ejemplo, “samuray” no lleva tilde, pero “samurái” sí, y que el grupo “ui”, se cuenta como diptongo aunque no lo sea, como se ve en construido, jesuita, fluida, destruidas, que no llevan tilde.
Así las cosas, en español tenemos un sistema óptimo de tildes, al que si le ponemos uso de razón le podremos agradecer mucho por sus consecuencias semánticas.
FERNANDO ÁVILA
Experto en lingüística