Con su biografía titulada Juanes 1 577 836 800 segundos, bajo el brazo, el cantante colombiano se convirtió este año en uno de los invitados centrales del Hay Festival (26 al 29 de enero), en Cartagena de Indias.
El libro se publicó para celebrar sus 50 años de vida, en agosto pasado, y es materia principal de su aparición en el Hay, que suele reunir a intelectuales de diferentes ramas del conocimiento y artistas, en torno a la celebración de las letras.
Juanes tendrá un horario estelar: el sábado 28, a las 8 p. m., en el Auditorio Getsemaní. La charla será con Diego Londoño, el periodista que puso en letras la vida del cantante. A propósito de esta experiencia, Juanes respondió el ‘Cuestionario sonoro’ de EL TIEMPO.
¿Cuándo sintió que necesitaba sacar su biografía?
Esto comenzó porque Diego Londoño escribió un libro de Andrés Calamaro que me gustó mucho. Empecé a leerlo hace tres años y medio, y entonces pensaba: ‘Dentro de tres años voy a cumplir 50 años, quizás a Diego le interese este proyecto’. Se lo mencioné, y dijo: “De una”. Fueron tres años de investigar, de hablar de mi madre, de mi esposa, de mis amigos, toda la gente con la que he trabajado. Recordamos momentos hermosos y otros oscuros. Esto se vuelve una forma de terapia y uno queda más tranquilo y centrado.
¿Busca dar inspiración en este libro?
La lectura de un libro y lo que significa me gusta mucho. Es algo precioso, por las palabras y la posibilidad de acceder a la información en cualquier momento. Haber dejado plasmada esta primera etapa así, con la poesía y musicalidad con que la escribió Diego, me deja muy tranquilo. Creo que en cualquier persona e historia de vida se puede encontrar inspiración.
¿Cuál es su juguete favorito para oír música?
Escucho música en mi estudio, suena más chévere.
¿Si no hubiera sido músico, cuál habría sido su plan B?
La verdad, no sé. Estudié diseño industrial en la Bolivariana. Me sirvió porque los procesos creativos del diseño industrial son los mismos de la música, solo que en la música se trabaja a través del sonido, y en el diseño, a través de la forma. Entonces hubo coherencia.
¿Cuáles son sus tres canciones para prender una fiesta?
Depende. A veces pongo músicas que no son comunes, como 'Egoísmo', una canción llanera. Pero puedo poner a Marc Anthony o a Héctor Lavoe. Después, se van metiendo canciones de rock en español.
¿A qué artista imitaba cuando era niño?
A Los Visconti, con toda la familia. Tenía hasta vestido de gaucho.
¿Qué instrumento quisiera aprender a tocar?
La batería. De hecho, la estudio ahora. Pero recuerdo que muchos años atrás, con un amigo del colegio nos fuimos al centro de Medellín a comprar canecas y con las radiografías de mi mamá y de la mamá de él, armamos una batería chimba en mi casa. Imagínate la obsesión.
¿Cuál es el ruido que más detesta?
El de las balas, de las bombas, el del sufrimiento.
¿Qué banda sonora del cine lleva en el corazón?
Cuando vi The Wall, de Pink Floyd, me voló la cabeza. También Into The Wild, con música de Eddie Ved-der, de Pearl Jam. Pero hay más, las de Star Wars y otras que son obras maestras.
¿Cuál de sus canciones fue el éxito más inesperado?
La mayoría de las veces uno imagina cosas, pero nunca pasan realmente así. La camisa negra fue el tercer lanzamiento del disco. En esa época se hacían test en la radio y nunca salía positiva esa canción, así que fue una sorpresa.
¿Cuál fue su primera compra en plataformas digitales?
El disco entero de Fíjate bien. Me dije: “Venga, yo lo compro y le pongo cinco estrellas”.
¿Cuándo fue la última vez que gritó?
El día de mi cumpleaños, de alegría.
¿Quién le habla al oído?
Mis hijos, mi esposa, mi mamá. La gente que me quiere me habla al oído; la gente que no, me grita por Twitter.
LILIANA MARTÍNEZ POLO
REDACCIÓN DE CULTURA
@Lilangmartin
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