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Entrevista
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La escritora argentina Ana Navajas confiesa: ‘Estar en silencio debería ser cada vez más una decisión’
Ana Navajas es profesora de Literatura Creativa y autora de 'Estás muy callada hoy', publicada bajo el sello Seix Barral. Conversó con EL TIEMPO acerca de su obra y de lo poderoso que resulta refugiarse de vez en cuando en el silencio.
Estás muy callada hoy de Ana Navajas es una novela introspectiva que explora el duelo, la maternidad y los vínculos familiares desde una perspectiva femenina. La protagonista, que lleva el mismo nombre de la autora, es una mujer de 40 años enfrentando la reciente muerte de su madre. Revisa su infancia en un pequeño pueblo y reflexiona sobre su presente en Buenos Aires, donde equilibra su rol de ama de casa y escritora.
Cuando uno explora las páginas de este libro, lo primero que hace, consciente o inconscientemente, es imaginar el rostro y los gestos de Ana. Podría ser una mujer en un balcón, observando las montañas a lo lejos. No le teme al tiempo ni a su honestidad, esa que le permite recordar sin dolor ni arrepentimiento.
Al leer las primeras páginas, uno podría pensar que la historia gira en torno a una mujer con problemas comunes de pareja o que su vida se centra en olvidar un viejo amor. Aquí todo es diferente. Ana es una mujer que defiende algo que los seres humanos deberíamos valorar más: el silencio, su silencio.
La posibilidad de sumergirse en sus propios pensamientos, de contemplar la vida sin necesitar la opinión o la aprobación de los demás, y la capacidad de vivir en soledad, sin depender de los otros. Ana es una mujer que escribe en sus diarios sobre la maternidad y sobre cómo nuestra vida se desdibuja en el preciso momento que nos enteramos de la muerte de un ser querido. Entonces, es ahí cuando hay que observar, tal vez contemplar minuciosamente el bamboleo de los árboles, respirar largos segundos y volver a empezar, una y otra vez. Aquí las imágenes se contemplan y se desdibujan para poder sanar los huesos y, al mismo tiempo, el alma.
Foto:Sara Sahores
'Estas muy callada hoy' no es un libro que se lea rápidamente. Es una obra que invita a la reflexión, a detenerse en cada página y dejar que las palabras de Navajas calen hondo. Sus relatos funcionan como espejos en los que el lector pueda reflejarse, encontrando en ellos ecos de sus propias experiencias y sentimientos.
¿Cómo nace ese interés por la literatura y por supuesto por la escritura?
En mi caso, el interés por la lectura y la escritura nacen de la infancia y de la soledad. Si bien la soledad a veces es algo concreto, mi casa estaba en un lugar aislado y, salvo la escuela, no tenía muchos espacios de socialización, yo creo que sobre todo es algo interno; la soledad es una marca de nacimiento.
Desde que tengo memoria leer me pareció la mejor compañía, devoraba todo lo que estaba a mano y recurría a bibliotecas para tomar libros prestados, cuando iba a la casa de alguien lo primero que miraba eran sus libros. En el lugar en donde yo vivía no había (ni hay) librerías. En mi imaginación, yo era una princesa que comía dátiles en un cuento de Las mil y una noches, la chica que llevaba el cántaro en la cabeza en el Libro de la Selva, o el perro de Colmillo Blanco. Después de leer, las ganas de escribir eran inevitables. Como ahora.
El título de su libro es bastante evocador, 'Estás muy callada hoy'. ¿Qué tan importante el silencio es para usted, tanto en su vida personal como en su escritura?
Estar callada tiene que ver con estar siempre un poco al margen, observando y escuchando más que participando. Esa actitud es imprescindible para escribir. Para hacerlo hay que saber mirar, escuchar y tomar distancia de las situaciones, y yo lo tengo muy entrenado. Para vivir en cambio, no es tan placentero. Cuando estoy con gente siempre hay una sensación de incomodidad, de falta de entrenamiento.
El personaje de Ana defiende su momento de estar en silencio. ¿Por qué cree que en la actualidad nos cuesta tanto, e incluso nos asusta, encontrarnos con el silencio?
Creo que estamos acostumbrados a tener cada vez más estímulos. A todos los de la vida urbana ahora se le agregan los del mundo digital. Yo soy una defensora de las nuevas tecnologías, pero es cierto que es difícil mantenerlas a raya y encontrar momentos para el silencio mientras en lugar de contemplar uno podría estar escuchando un podcast, una receta por tik tok, un tutorial por youtube, una serie, en fin. Está todo demasiado a mano y creo que estar en silencio debería ser cada vez más una decisión.
Foto:
¿por qué el tema de la maternidad de Ana resulta ser tan extraña?
Lo que traté de construir para el personaje es una maternidad honesta, no idealizada. Yo no creo en los conceptos de abnegación y de incondicionalidad. No creo que para amar y educar a los hijos sean necesarios esos extremos, incluso a veces son perjudiciales. Por supuesto que hay momentos de renunciamiento, porque en general, cuando uno elige hacer algo deja otra cosa de lado. Pero el personaje va en contra de ese estado constante de renuncia y de sacrificio ilimitado que le corresponde a una “buena madre”.
¿Por qué es tan importante para usted contar la historia de Ana a través de escenas tan íntimas como la muerte de su mamá, por ejemplo?
Si hay una certeza en este mundo, esa es la muerte, y yo la tengo todo el tiempo en la cabeza. Me interesa la muerte, me interesa lo que hace la gente ante la muerte, me interesa como los vivos reorganizan sus vidas después de una muerte.
En la novela, la muerte de la madre no es el tema principal, pero sí es la columna vertebral del relato. En cuanto a la intimidad... creo que no puede haber profundidad sin intimidad. Por eso la intimidad me interesa para escribir, para vincularme, para vivir. Yo siempre quiero llegar al hueso. Y eso traté de hacer con la muerte de la madre.
La novela comienza con el entierro y termina con una resolución de una crisis. Como si fuera un paréntesis que se abre y se cierra. ¿La escritura también es una manera de resolver una crisis o, porque se supera una crisis, se puede escribir?
La novela, aunque sea una novela doméstica en la que no pasa mayormente nada, en un punto tiene la estructura del viaje del héroe, es un viaje interno del cual el personaje principal sale transformado. En la novela la escritura de la protagonista como puesta en escena es una excusa narrativa.
Fuera de la novela, la escritura puede ser usada para resolver una crisis o también se puede escribir una vez superada una crisis, (¡¡las crisis siempre aportan mucho material!!), pero en ambos casos hace falta distancia para transformar esa escritura en literatura y no en algo catártico o anecdótico.