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‘La música celebra las diferencias, no las padece’: charla inaugural del Hay Festival
Andrés Mompotes, director de EL TIEMPO, exploró las memorias de Kevin Johansen y Phil Manzanera.
La noche en la que conoció a Héroes del Silencio –una banda que produjo e hizo crecer y con la que mantiene una relación entrañable–, Phil Manzanera recibió una llamada fatal: su madre estaba inesperadamente mal.
Los miles de kilómetros entre Madrid y Londres y el caos desatado por la guerra del Golfo –que estalló ese mismo día de 1990– le impidieron al reconocido productor y músico tomar un avión para ver por última vez a su mamá. Con la voz entrecortada, a intervalos por las lágrimas que le evocaba el recuerdo y el aplauso fraternal de un público que ha seguido su carrera, Manzanera contó emotivamente toda la historia en uno de los momentos más enternecedores de la charla inaugural de la edición 75 del Hay Festival.
El director de EL TIEMPO, Andrés Mompotes, conversó con él y con el también roquero Kevin Johansen, dos grandes artistas que han involucrado dos raíces –latina y angloparlante– a su sonoridad creativa. “Si uno tiene una madre barranquillera –a la que le encanta bailar– y un papá inglés que te dice que te pongas un traje, siempre tendrás una dualidad toda la vida”, señaló Manzanera, el mítico guitarrista de la banda Roxy Music.
Por su parte, el artista argentinoestadounidense Kevin Johansen (59 años) nació en Alaska, vivió su infancia en los Estados Unidos de su padre y a los 10 años se estableció en Buenos Aires, en la Argentina de su madre. “Mi madre argentina se fue a las tierras gringas, como dicen, a estudiar literatura y conoció a mi padre, un hombre conservador”. Su carrera despegó en 2002 con la grabación del disco Sur o no Sur, nominado para tres premios en los Grammy Latinos y que le abrió paso en Latinoamérica y Europa en 2003. Algunos de sus grandes éxitos han sido City Zen (2005), Logo (2007), Vivo en Buenos Aires (Sony Music, 2010), Bi (2012), Bivo en México (2014), Mis Américas (2016), Algo Ritmos (2019), y su último trabajo es Tú ve (2022). Su música la define como divertida, profunda, inteligente y reflexiva, con una combinación de ritmos eclécticos: cumbias flamencas, celtic sambarera y hiphop.
El público asistió al Teatro Adolfo Mejía a la charla inaugural del Hay Festival. Foto:Ricardo Maldonado Rozo. EFE
Phil Manzanera, parte de la legendaria banda Roxy Music, y productor de artistas como Pink Floyd (The Endless River), Héroes del Silencio, Fito Páez (Circo Beat) y Aterciopelados (La pipa de la paz). Entre sus trabajos más recientes se encuentran su álbum autobiográfico The Sound of Blue y el nuevo álbum del guitarrista de Pink Floyd David Gilmour (Rattle That Lock).
Del Magdalena a Magdalena
El director de EL TIEMPO dirigió la charla a través de varias canciones emblemáticas en la vida de ambos artistas. Y la primera que sonó fue Magdalena, una versión instrumental que despertó los recuerdos más íntimos de su compositor, Manzanera, por su mamá, Magdalena.
“Ella vivía en Barranquilla, al lado del río Magdalena, en el departamento del Magdalena. Ella fue la persona que de pequeño me enseñó a tocar canciones sudamericanas en La Habana en 1957, y de ahí empezó mi amor a la música latina con canciones como Cielito lindo”, dijo.
Manzanera también contó que, tras vivir una infancia feliz en La Habana, tuvieron que mudarse a Caracas, después de que estalló la revolución. En la capital venezolana descubrió el rock and roll y decidió mudarse a la capital inglesa para encontrar su sonoridad. “La primera persona que oí tocar el rock de guitarra fue Santana. En esa canción que acabamos de escuchar hay un homenaje a él”. Sin embargo, la confirmación como roquero le llegó cuando su madre le pidió que siguiera una carrera académica regular. “Cuando tenía 16 le dije: ‘Lo siento, yo quiero ser roquero’. Mi mamá me preguntaba: cumbia, salsa, pero ¿rock?’. Cinco años después, pude entrar a Roxy Music”.
En el caso de Johansen, advierte que su escuela fue su estancia en Nueva York a los 25 años cuando le decían: “Aquí trabajó Madonna, o Bruce Willis lavaba los baños acá”. Ese sentido del trabajo y los os lo llevaron al legendario bar CBGB’S, donde tocaban grandes bandas como Blondie y Ramones. “Ahí, el dueño me vio tocar y se me acercó, era un hombre grande como Phil (Manzanera), pero con barriga y panza de cerveza, y me dijo: ‘Me gusta lo que haces’. Eso fue un antes y después. Tenía 25 años y estaba buscando mi forma de hacer música. Más que un artista de culto, yo era un artista oculto. Pero empecé a escribir en inglés, en español, y de ahí, por ejemplo, salió Guacamole, una canción que siempre alguien me pide”.
“Quisiera quedarme aquí en mi casa pero no sé cuál es”. Con esta frase de la canción Sur o no sur, Andrés Mompotes inició la conversación sobre el surgimiento de su primer álbum, que ha sido tan icónico en su carrera. Este se inició con la idea de volver a la Argentina, pues parecía que habría un cambio del gobierno para mejor. “Y no fue así, otra vez”, señala con énfasis el músico. “Pero era conectar con el estilo de vida y calidad de un país latinoamericano. Al año y medio cayeron las Torres Gemelas, a 30 cuadras de donde yo vivía en Nueva York, entonces pensé: ‘Qué loca mi vida, nací en Alaska y tengo madre argentina... así nació este dilema. Afortunadamente, en mi caso, la elección fue Sur, mi madre patria es Argentina, la de mi madre, y ahí vivo”. El público oyó su respuesta con fuertes aplausos.
Tras este emotivo momento sonó Frontera, segunda canción elegida como repertorio de Manzanera, que fue –según mencionó Mompotes– grabada en vivo en Sevilla. “En 1991 hubo una exposición allí y hubo una serie de conciertos durante cinco noches, filmado y en directo por televisión. Yo era el director musical, y tenía un presupuesto de siete millones de dólares para conseguir los mejores guitarristas y cantantes”, señaló el productor. A esto, Johansen le cuestionó con humor por qué no lo había llamado. Manzanera respondió rápidamente que si lo hacían el próximo año, sería el primero en llamar. Hubo risas en todo el Teatro Adolfo Mejía.
“Esa parte de esa canción que estaban escuchando –Frontera– era una colaboración de mi guitarra con los ecos y un ballet flamenco de 18 bailarines, estaban haciendo un zapateo al mismo tiempo. Todas las noches hubo blues, jazz, folk music, pero la quinta era la mía, la que no tenía conceptos, y ese era un experimento que queríamos hacer ahí y yo decidí cosas latinas”.
Andrés Mompotes trajo en ese momento a colación el proyecto Corroncho, de Manzanera, en el que mezcló cumbia colombiana. “La última vez que estuve en un Hay Festival lanzamos Corroncho en el Bazurto Social Club, con Lucho Brieva. La idea de Corroncho era poner el foco a todo lo que había acá, hicimos un proyecto de escribir todo en español, en el mismo disco están Enrique Bunbury, Chrissie Hynde, muchos invitados, y un concepto techno”.
Otro de los momentos más cómicos de la charla fue cuando el productor, por solicitud de Mompotes, trató de explicarle a Johansen el significado de la palabra ‘corroncho’. “Esto es lo que me dijo Lucho, que viene de la Costa. Es un pescado tan feo que cuando los pescadores lo sacan del mar, lo botan, y además, así es como los bogotanos les dicen a los de la Costa”, dijo Manzanera. “La idea de usar esa palabra es reivindicar todo lo contrario”, añadió Mompotes. “Todo empezó porque Lucho que estaba casado con Chrissie Hynde, y tradujimos varias de sus canciones al español, en un demo. Cuando ella lo escuchó, se rio y dijo que era una cosa de chiste. Lucho dijo: ‘Se va a llamar corroncho porque no se puede decir eso’ ”.
La siguiente canción fue Cumbia intelectual, uno de los temas más sonados de Johansen. “Para mí, la cumbia es precolombina, atraviesa de Alaska a Argentina, de sur a norte, de cabo a rabo y cada uno con sus influencias. Cuando llegué de Nueva York a Buenos Aires, empecé a ir a una bailada llamada Metrópolis en Palermo Plaza Italia, y noté que había estudiantes de filosofía y letras, sociología, con personas del barrio, y se me ocurrió la idea de una chica bien, de clase alta cultural con uno de bajo”, relató el músico. Además, agregó que con los años esa canción fue elogiada por Les Luthiers, quienes incluso le pidieron permiso para hacer una versión de la canción tras habérselo encontrado en la sala de un aeropuerto. “Daniel Rabinovich me llamó para tomar un café, y me dijo: “Quiero pedirte permiso porque vamos a hacerla, tiene la letra, pero no es la misma musicalmente. No sé quién tomó a quien, porque la influencia de ellos fue grandísima. Y también la influencia de mi madre cumbiera”, narró.
En las últimas preguntas de la charla, el director de EL TIEMPO les preguntó a los artistas sobre sus influencias y su relación con otros artistas. En este momento, Manzanera recordó esa noche en la que conoció a Héroes del Silencio. “Los conocí en 1990, todavía somos amigos, al final hice dos discos de Héroes y dos de Bunbury en solitario, pero tiene una resonancia importante porque los conocí en un pueblo a las afueras de Madrid y esa noche me llamaron a decirme que mi madre se había muerto. Por eso ellos han tenido un lugar especial en mi vida, y seguimos en o, 30 años después. Ahí empecé a hacer producciones de rock en español, terminé haciendo el disco de Fito Páez, Aterciopelados, y de Draco Rosa, y a trabajar con artistas de rock en español”.
En el caso de Johansen, Mompotes introdujo su más reciente canción con Natalia Lafourcade, Puntos equidistantes. “Con Natalia nos encontramos hace unos años. Nos une una onda... uno se va encontrando con gente, como Phil dice que se encontró en un momento circunstancial con Bunbury, a mí me pasó con Natalia, con Jorge Drexler, colegas con los que tenemos feeling, yo les digo que son ‘arte con patitas’. Coincidir es un gran regalo. Y esa canción tiene que ver con la telepatía, pensar en alguien y estar en puntos equidistantes, con la cabeza o con el corazón”, reflexiona el músico.
Manzanera quiso recordar su relación con la banda Roxy Music. “Cuando me uní a los de Roxy Music, yo quería entrar a un conjunto como los Beatles, como los cuatro mosqueteros, pero me di cuenta de que después de 5 o 6 años se empiezan a matar. En nuestro caso, Roxy Music fue, y sigue siendo, como un colectivo de personas interesantes que hacen música muy diferente, pero tienen cosas en común, una conexión de artistas que en verdad hacen arte”.
Al final de la charla, reflexionaron sobre la relación entre la música y las fronteras geográficas. “La razón de ser músico es la libertad de hacer lo que quieres hacer, conocer a músicos de todo el mundo, a ver cómo podemos hacer un intercambio de culturas”. En este momento, Manzanera recordó que diez años antes había invitado a Andrea Echeverri, de Aterciopelados, a Notte della Taranta, una producción en el sur de Italia, para cantar en salentino, un dialecto del sur de Italia, en un festival de más de 200.000 personas. “Es ese intercambio cultural, esas colaboraciones son las que me hacen feliz”.
“Viniendo de este artista de culto oculto, cuando uno va encontrando su propia esencia, cuando tiene dos culturas, es un poquito engorroso y complicado encontrar una esencia, a veces hay más de una esencia, pero la música celebra las diferencias, no las padece, por eso el idioma universal de la música es tan trascendente”, señala Johansen. Y agrega: “¿Cuánta gente no entiende las letras de los Beatles? Lo que perforó a la humanidad es la música; la música es primero siempre”.
Vea la transmisión completa de la charla inaugural del Hay Festival Cartagena en eltiempo.rsinforma.com