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Noticia
La naturaleza, gran protagonista de la Feria del Libro de Bogotá este año
Además de las figuras literarias, ha convocado a invitados para reflexionar sobre el mundo natural.
No puedo estar más dichoso con el anuncio de que este año, la Feria Internacional del Libro de Bogotá -Filbo, como es conocida- tendrá a la naturaleza como principal eje temático de su programación. Ni con el hecho de que Brasil, país por el que guardo un afecto entrañable, será el gran invitado de honor. Ni con el reconocimiento que se hará al Huila (la tierra de mis padres) como departamento destacado; y a Neiva, como ciudad literaria. Como si fuera poco, la Filbo conmemorará el centenario de la poeta bogotana Dora Castellanos; del imprescindible escritor chocoano, Arnoldo Palacios; y de la publicación de La vorágine, obra cumbre del opita José Eustasio Rivera.
Como ya es habitual, la Filbo reunirá a grandes figuras de la literatura, entre ellas la española Irene Vallejo (quien además de una apretada agenda en Bogotá y Quibdó, tendrá a su cargo la conferencia inagural); la sa Muriel Barbery; la argentina Agustina Bazterrica; la boliviana Giovanna Rivero; la chilena Lina Meruane; la surcoreana Cho Nam-joo; el italiano Vincenzo Latronico; y el español Santiago Posteguillo.
Santiago Posteguillo recibió por 'Yo Julia', primera parte de la biografìa de la emperatriz Julia Domna, el Premio Planeta 2018. Foto:EFE
Lo que muchos no saben, y he aquí el porqué de este artículo, es que en esta misma feria tendremos una nómina de lujo, aunque mucho menos conocida entre los lectores, convocada bajo el lema de Lee la naturaleza. De ella hacen parte destacados escritores y poetas, pero también un nutrido grupo de biólogos, activistas, investigadores, científicos y filósofos reunidos para hablar desde distintas aristas, de la naturaleza como tema literario y como escenario de complejos fenómenos socioculturales, ambientales y políticos. Que la Filbo haya propiciado esta conversación a partir de una gran diversidad de voces, disciplinas y miradas, lleva un mérito enorme y hace de esta una edición muy pertinente en los días que corren.
Como escritor y como lector, advierto un creciente interés en la poesía y la narrativa dedicada a la naturaleza; y lo mismo puede decirse de aquellos libros que desde distintas disciplinas y saberes, reflexionan sobre esta temática yendo de la filosofía a la sociología, o de la genética a la inteligencia artificial.
Dejo a quienes se preocupan por las etiquetas o los géneros, discernir en dónde caben libros tan maravillosos como El velo que cubre la piedra, del geólogo paisa Ignacio Piedrahíta, o El resplandor y la sombra, una poética de las montañas, del poeta y escritor bogotano Santiago Espinosa. Desde que leí El Danubio, de Claudio Magris, dejé de preocuparme por clasificar textos que en su esencia son inclasificables. Textos libres, trashumantes, como las mentes que los concibieron.
La sintaxis, la semántica, los significados y los sentidos, notablemente, no tienen por qué ser unívocos, ni unidireccionales. Algo grave sucede cuando lo son, y no es necesario ni deseable que lo sean”
Una rápida mirada en clave natural a la programación de la Filbo, invita a detenerse en la obra de Santiago Beruete, antropólogo y filósofo español, autor de una trilogía fascinante: Aprendívoros, cómo cultivar la curiosidad; Verdolatría, la naturaleza nos enseña a ser humanos; y Jardinosofía, una historia filosófica de los jardines. En este último, leo lo siguiente: “La creación de un jardín es uno de los más sofisticados medios de expresión cultural. Como toda obra de arte, los jardines traducen la esencia de una época (…)”. La de Beruete, es una feliz invitación a ajardinar el pensamiento, a visitar nuestro rosal interior y a viajar por la historia, representaciones y simbolismos que afloran en los jardines de diferentes épocas.
La presencia de la socióloga y activista aimara Silvia Rivera Cusicanqui, también me llena de entusiasmo y de ilusión. Entusiasmo, porque su trabajo en el ámbito de los pueblos originarios, las epistemologías coloniales y las mujeres andinas a través de la historia, así como su rol de directora y fundadora del Taller de Historia Oral Andina (THOA), y como directora del Colectivo Ch´ixi, cuestiona las limitaciones de conceptos como “mestizaje” o “multiculturalidad”, proponiendo una nueva metodología para aproximarnos a las cosmologías quechua y aimara. Ilusión, porque creo en la necesidad de descolonizar las narrativas indígenas americanas revitalizando concepciones opacas y hegemónicas que, en vez de edificar referentes identitarios, solo contribuyen a alimentar prejuicios. En este sentido, la oraliteratura nos ofrece un camino hacia la reivindicación de pueblos históricamente eludidos en sus propias formas de ser y estar, de la misma manera en que el trabajo de Teto Ocampo nos abrió la mente y el espíritu a las formas musicales de los pueblos indígenas, alejándonos del formalismo imperante en la teoría musical occidental. La publicación, por ejemplo, de Agüela, se fue la nuna, de la narradora oral, poeta y escritora afrocolombiana Mary Grueso Romero, quien estará presente en la Filbo, es un gran paso en esta dirección.
Poesía al natural
Este año se cumplen 135 años del nacimiento de Gabriela Mistral, una de las grandes poetas del paisaje suramericano, un paisaje coronado en Los Andes por esas montañas que, al decir de Santiago Espinosa, “nos dan la fuerza y la estabilidad, trazan en los mapas las aberturas violentas de nuestros países, tan parecidas a sus habitantes”. Montañas, “casi olvidadas de tan familiares”, “casi invisibles de tan vistas”, en palabras del poeta José Manuel Arango.
Gabriela Mistral es la poetisa, diplomática e intelectual más importante de la historia de Chile. Foto:Getty Images
Las poetas colombianas Andrea Cote, Tania Ganitsky y el egipcio Ahmad Mohsen, (cuyo poemario titulado Libreta del exilio tuve el gusto de presentar en una charla en Santa Marta, el año pasado), además del reconocido poeta caucano Horacio Benavides, harán parte de la programación que la Filbo dedica a los estrechos lazos entre poética y naturaleza, ese territorio común que ostenta con orgullo las marcas de la tierra.
Dentro de la amplia oferta editorial en este género, destaco publicaciones como la Colección Arteria Mestiza, de seis volúmenes, uno de ellos titulado Una cordillera como una espina dorsal, que recoge poemas de César Vallejo, Delmira Agustini, José Martí, Vicente Huidobro y Concha Urquiza, entre otros.
Ciencia y naturaleza
Carlos Eduardo Maldonado, filósofo experto en las llamadas “ciencias de la complejidad” y considerado un auténtico rock star en el ámbito académico internacional, no es tan conocido en su propio país pero será uno de los invitados estelares de la Filbo para hablar, palabras más, palabras menos, de la creatividad y la cultura como atributos inherentes a la naturaleza, no exclusivos de los seres humanos. Su libro Complejidad de la verdad, nos invita justamente a no sustantivarla, es decir, a no simplificarla o reducirla, pues la verdad no es una sola ni está revestida siempre de dualidades. “La sintaxis, la semántica, los significados y los sentidos, notablemente, no tienen por qué ser unívocos, ni unidireccionales. Algo grave sucede cuando lo son, y no es necesario ni deseable que lo sean”, escribe.
Otros científicos de gran trayectoria, como el colombiano Mauricio Diazgranados, director científico del Jardín Botánico de Nueva York; José Luis Fernández, científico titular del Real Jardín Botánico de Madrid; así como la bióloga Brigitte Baptiste, y el investigador Felipe Guhl (cuyo libro En busca del origen, recrea los pasos del naturalista Alfred Russel Wallace, verdadero descubridor de la selección natural en las selvas amazónicas de Brasil, Venezuela y Colombia entre 1848 y 1852), también hacen parte de la programación oficial de la feria; lo mismo que el destacado zoólogo, escritor y divulgador científico mexicano Andrés Cota Hiriart, quien ha causado sensación con su libro Fieras familiares.
Importantes autores, activistas y ensayistas colombianos como Vanessa Londoño, Juan Cárdenas, Diana Obando, (autora de Plantas de ciudad, un libro que recoge la historia de diez plantas urbanas, de esas que crecen en los separadores, parques o potreros y de las que tan poco sabemos); Efrén Giraldo, Mariana Matija y Nicolás Ibargüen; así como el chileno Simón López Trujillo y el uruguayo Ramiro Sanchiz, autor de la novela Un pianista de provincias, se destacan en la programación para adultos.
Felipe Guhl, autor del libro 'En busca del origen'. Foto:Cortesía Villegas Editores
En cuanto a los invitados y autores de la franja infantil y juvenil de Lee la naturaleza, no puedo dejar de mencionar a Inés Castel-Branco, autora e ilustradora española; a Guillaume Duprat, ilustrador y cosmógrafo francés, autor de Universo y Vida, dos libros bellísimos para abordar estas cuestiones con nuestros hijos; y a seis científicos “puros y duros” que dedican buena parte de su tiempo a la divulgación de la ciencia entre los niños y jóvenes: Juan Nepote, físico mexicano; Cristina Valero y Laura Malinverni, de España e Italia, respectivamente, quienes hacen parte del Colectivo Cosicosa; Ernesto Blanco, maestro en física de partículas, doctor en biomecánica, guitarrista, cantante y, atención, autor de los libros Los Beatles y la ciencia y Los Rolling Stones y la ciencia; Antonio Fischetti, francés, doctor en ciencias, profesor de arte y autor de ese librazo que es Insectos Superestars; y Diego Golombek, doctor en ciencias argentino, autor y editor de la magnífica colección para jóvenes La ciencia que ladra, y del libro El cocinero científico.
Por cuestiones de espacio, se me escapan numerosos autores y temas en el ámbito medioambiental, político y periodístico. Pero lo importante aquí, es que la naturaleza será invitada principal a esta edición de la Filbo, que comenzará el próximo 17 de abril y que promete sumergirnos en una conversación fascinante, diversa y multidisciplinaria en torno al mundo natural, un mundo del que todos, sin excepción, hacemos parte.
Para consultar la programación completa de la Filbo ingrese a www.feriadellibro.com