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Reseña
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Lejos de la selva que inspiró sus relatos, Hugo Niño tuvo una charla íntima con sus lectores para redescubrir la etnoliteratura amazónica
El escritor colombiano se reunió el sábado con literatos, amantes de la cultura y lectores que querían escuchar de su voz, lo que fue plasmar la selva en texto.
En una tertulia realizada en Artífice, arte y café, poco más de 20 personas escucharon los relatos y experiencias del escritor Hugo Niño. Foto: Sergio Acero. EL TIEMPO
Como en las malocas de la selva, en un espacio íntimo, distendido y sacralizado por los presentes, lejos de los paisajes montunos que inspiraron su obra cumbre, el escritor y etnoinvestigador colombiano Hugo Niño se reunió el sábado en una tertulia con aquellos que querían escuchar, elogiar y cuestionar las letras que hicieron parte de sus textos, pero sobre todo de Primitivos relatos contados otra vez, una de sus obras más reconocidas.
El escenario fue Artífice, arte y café, una pequeña cafetería ubicada al fondo de un parqueadero en el centro de Bogotá, un sitio sin pretensiones y amenizado por bambucos andinos, plagado de colores, obras de arte e imágenes impactantes alrededor de las cuales Niño escuchó y explicó, en una tertulia donde los lectores, por primera vez, podían hablar. Un espacio de discusión distinto a la academia, donde se reunieron poco más de veinte amantes de la etnoliteratura amazónica y de aquella narrativa que en 1976 hizo a Niño, con Primitivos relatos contados otra vez, ganador del premio Casa de las Américas, un galardón que luego en 2008 volvió a recibir con el libro El etnotexto: las voces del asombro.
Niño contó que el gran reto de sus relatos fue transmitir con simplicidad los vocablos e historias indígenas sin que estos perdieran su significado y su realidad, sin que su visión de investigador bogotano internado en la selva interfiriera en aquello que le contaban, que él vivía y que luego quería narrar. “Pareciendo ser eso tan sencillo me demandó mucho trabajo porque lo que yo narraba parecía estar por encima de mis capacidades. Fue entonces cuando obtuve las técnicas necesarias para llegar a lo más difícil del arte que es la simplicidad. Un relato como este, de la cosmogonía Tikuna, comienza por universalizar lo que es la pregunta básica en una actuación necesaria: quiénes somos, de dónde venimos, qué es lo que somos y porqué creemos lo que creemos. Eso lo lleva a uno al estado del gran mito universal. Un relato como este nos enseña que la realidad más profunda está en el sueño y no en las palabras que lo cuentan, porque las palabras no son más que un remedo, una imitación débil de la realidad. El único instante en que el ser puede llegar a la epifanía es el sueño. El sueño es el único instante en el que uno es capaz de trascender todas las cosas y se equipara a los dioses. Para que los seres tengan vida tienen que ser originados de la esencia que los crea”, aseguró el literato y lingüista.
De izquierda a derecha, el escritor colombiano Hugo Niño, y los lectores Arturo Neira y Arturo Hernández, organizadores de la tertulia. Foto:Sergio Acero. EL TIEMPO
El también investigador de asuntos culturales rememoró cómo terminó siendo director de una escuela indígena amazónica, cuando recién él había salido del colegio en Bogotá. Allí, cuando viajó por el río y conoció Macayepo, Puerto Nariño y Mariazu, fue donde encontró las historias de los Tikunas y los Yaguas, esta última comunidad que también inspiró otra parte de sus narraciones. “Fui donde los Yaguas, viví con ellos. Encontré a una población que conservaba viva la memoria desde la lucha con los Incas y que se consideraban a sí mismos inmortales. ¿Y cómo se sobreviene a la muerte? La muerte sobreviene por acción de alguna deidad contraria a ellos, diabólica por decirlo en términos occidentales, y ellos se veían obligados a migrar: tenían que quemar la aldea y volver a ponerla a otra parte. Ahí nació la segunda parte de Primitivos relatos contados otra vez y fue así como adquirí la soltura necesaria que en mi caso se debe a participar dentro del relato”, relató ante un público atento en el pequeño café bogotano.
Lectores y no académicos
En la tertulia, aseguró Niño, lo más retador fue hablar de la obra directamente con lectores, que se comportan distinto a los académicos y que cuestionan los textos desde sus visiones, gustos y percepciones, y no desde los marcos clásicos de los estudiosos. “A un académico se le puede dar vuelta con un par de citas bibliográficas y suelen actuar como ventrílocuos, como camaleones, según las tendencias que esté teniendo la lectura. Los lectores no, los lectores son más difíciles de manejar, porque son más exigentes, porque son inmunes a las insinuaciones vanas que puedan hacer a la lectura los críticos. Ellos realmente terminan formando sus criterios de acuerdo a la clase de relaciones que hayan recibido de la lectura. Me agrada mucho estar aquí en un ambiente tan distendido. Esto me parece más un nido de pensamiento y de sentimiento que una platea intelectual como suelen ser los escenarios habitualmente”, advirtió.
‘Primitivos relatos contados otra vez’ y ‘El etnotexto: las voces del asombro’ dieron a Hugo Niño el premio Casa de las Américas en 1976 y 2008 respectivamente. Foto:Sergio Acero. EL TIEMPO
Arturo Hernández, uno de los asistentes y también moderador de la discusión, resaltó durante el encuentro que Primitivos relatos contados otra vez fue la obra clave con la cual desarrolló sus investigaciones en la Amazonia y destacó cómo este tipo de historias, que narran lo que muy pocos deciden narrar, van “en contra de la hegemonía”. “La literatura es también un ejercicio de denuncia que ha sabido tocar profundamente el alma humana”, destacó.
Por su parte, Arturo Neira, organizador de estos espacios de tertulia con escritores que realizan desde 2013, resaltó que este encuentro fue el espacio no solo para que los lectores de Niño escucharan de su voz lo que significó su obra, sino también para aquellos que, como él, no conocían su texto, pudiesen entenderlo y disfrutarlo. “Yo no sabía de la existencia de Hugo Niño y de las obras e investigaciones que ha realizado. Venimos haciendo un evento de estos mensualmente. No es un evento académico, aunque aquí esté la academia. Hugo nos obliga a leer su obra. A conocer sobre el Amazonas, sobre la historia de la Casa Arana, sobre la tragedia amazónica, del Amazonas colombiano y del peruano, de los pueblos de allí. De la tragedia que hay allí y de la importancia de salvar la selva. Mientras no estemos conscientes de nuestras tragedias no vamos a sacudirnos. Son relatos y el relato es fundamental”, destacó Neira.
En el espacio poco más de 20 personas escucharon sobre la etnoliteratura amazónica de Hugo Niño. Foto:Sergio Acero. EL TIEMPO
Ante ello, Mauricio Medina, otro de los asistentes, destacó que todos los colombianos deberían tener entre sus lecturas los textos y relatos de Niño, que pese a sus premios no ha obtenido el reconocimiento que merece, según el asiduo lector de la etnoliteratura amazónica del escritor bogotano. “Debemos implorar la sensatez para que haya un rescate o por lo menos se coloque en el digno lugar que merece un escritor de esta magnitud y muchos otros que no están reconocidos. El maestro Hugo es un hombre que ha merecido todos los reconocimientos pero son pocos en relación a la magnitud de su obra. Los colombianos deberíamos mirar en los colegios lo nuestro, de mirar los hombres valiosos nuestros y distanciarnos un poco de las fantasías que nos muestran otros escenarios, otros países y otros lugares que son valiosos pero no son nuestros. Hugo representa ese valor inmenso de nuestros ancestros y ha resumido eso en sus obras”, destacó Medina.