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Los Toreros Muertos y Pablo Carbonell: “Estoy un poco más gordo, pero más gracioso”
Este viernes 28 de julio regresará el ‘Concierto de conciertos’. Entrevista con Pablo Carbonell.
Los Toreros Muertos empezaron su carrera en 1985. Dos años después, vinieron a Bogotá al 'Concierto de conciertos' Foto: Fernanda Pineda
Desde la provincia de Málaga, en medio de una ola de calor del verano que azota Europa, Pablo Carbonell, vocalista de Los Toreros Muertos, responde el teléfono desde su hotel. Dice que no hay café en su habitación. Dice que está desnudo. Dice que hace poco despertó de su siesta y no ha prendido el aire acondicionado. Debe suspender por unos días las pruebas de sonido para la obra de teatro que está presentando y la gira de conciertos por España para regresar a su casa en una carretera durante cinco horas, meter todo a su maleta y viajar a Colombia. Todo porque después de 35 años regresará al ‘Concierto de Conciertos’.
Los días 17 y 18 de septiembre del año 1988 marcaron la historia de Colombia. Más de 70.000 personas aproximadamente fueron convocadas en el Estadio El Campín para ver a Los Prisioneros, Miguel Mateos, Franco de Vita, Yordano, los Toreros Muertos y los colombianos Compañía Ilimitada y Pasaporte, entre otros. Fue el relanzamiento del rock en español en Colombia y un voto de confianza para el país en una de sus épocas más oscuras.
Este viernes 28 de julio volverá a repetirse este icónico concierto con 12 artistas entre los que también estarán La Mosca, La Unión con Rafa Sánchez, Duncan Dhu, Amistades Peligrosas, Aterciopelados y más bandas, y repiten Los Toreros. Pablo Carbonell recuerda con mucha ilusión este día, un concierto en el que fueron los únicos españoles en el cartel y en el que apenas llevaban dos años de carrera. Por eso se prepara para reencontrarse con sus fanáticos. Además, ese día también es su cumpleaños 61. “Si alguien me saca una tarta al escenario se la samparía rápidamente a la cara antes de que me la sampen a mí”, comenta entre risas.
Vuelve a El Campín el ‘Concierto de Conciertos’ Foto:YouTube - EL TIEMPO
Pablo Carbonell (1962, Cadiz) no es solo el vocalista de una de las bandas más estrafalarias, divergentes y relevantes del ‘Rock en español’. Ha sido dibujante, humorista, reportero, presentador, actor, director de cine, recibió un galardón como Mejor Actor en el Festival de Málaga, y hasta escritor de cuatro libros, entre ellos sus memorias El mundo de la tarántula (2016). La banda es ya un clásico del Rock en español con sus canciones Mi agüita amarilla, Yo no me llamo Javier, Pilar, Soy un animal, entre otras. En 1985, junto al bajista Many Moure y el tecladista Guillermo Piccolini, formaron la banda durante un jam session de un bar de Madrid. De 1992 a 2007 se tomaron una pausa pero desde entonces han lanzado dos álbumes y varias presentaciones en el mundo, incluido Colombia: Rock al parque (2011), la Batalla de los clásicos en Medellín (2012), entre otras.
Aunque su primer disco se llamaba 30 años de éxitos, la broma se convirtió en realidad y ya casi se cumplen 40. Aún así, Carbonell dice que sigue saltando en los conciertos, sigue disfrazándose y sigue sin tomarse la vida en serio. “La gente dice: 'estais igual. Bueno, yo un poco más gordo, me muevo menos pero ahora soy mucho más gracioso”, dice a EL TIEMPO un día antes de tomar el vuelo a Colombia.
Antes que nada, casi feliz cumpleaños, ¿Cómo va a festejar sus 61 años en Bogotá?
Gracias. Es cierto, voy a cumplir años en El Campín. Para mí, volver 35 años después del 'Concierto de conciertos', me parece el mejor regalo que me podía haber dado no solo Colombia sino mi vida en general.
¿Cómo se siente al volver a este escenario?
Yo no tenía ningún proyecto de volver a pisar ese escenario 35 años después, no estaba en mis planes. Yo soy un tipo que ha vivido rápido y ha hecho muchas cosas y se ha cuidado más de lo que la gente cree porque sino no estaríamos hablando, pero que le he sacado mucho jugo a la vida. No tengo ningún diploma, graduado escolar, lo mínimo que se le exige a una persona, ya después me puse a estudiar por mi cuenta todo lo que me interesaba, y eso tiene cierto mérito. Creo que si la gente ha permitido que un personaje como yo haga todo eso, es porque dicen: ‘si él lo puede hacer, igual yo’. Mucha gente ha dicho: ‘pues tampoco canta tan bien, sus letras no son tan sentidas o tan profundas, pero está haciendo lo que le apetece, se divierte mucho y yo me divierto porque él se divierte’. Yo creo que esa es la aportación más grande de Los Toreros Muertos. Sin ser unos grandes músicos, hemos decidido llevar una energía muy especial a todos los que nos oyen.
Hablemos un poco de su historia. Usted viene de una familia con un padre más espiritual y tranquilo. ¿Qué cosas lo inspiraron de niño o joven a entrar al mundo del teatro y la música?
De niño, desde muy pequeñito me gustaba el teatro, y leí un libro de Moliere, el autor de teatro francés, y me dije que quería dirigir teatro. Eso lo pensaba con 8 o 9 años. Me gustaban mucho los museos, la pintura, toda la evasión del mundo, toda la expresión artística me gustaba mucho.
El cantante Pablo Carbonell. Foto:Leonardo Muñoz. EFE
También tuvo una cirugía cuando era adolescente que lo mantuvo muy quieto en sus primeros años y después no paró.
Por eso me muevo ahora tanto. (Risas). Tenía una escoliosis, la espalda desviada y me colocaron una barra de metal para estar más recto. Es una pequeña crucecita que llevo en la espalda. Creo que también forma parte de mi personalidad porque soy una persona frágil. No me peleo nunca porque soy frágil, trabajo más con mi cerebro que con mis manos, no cargo peso.
Sin embargo, ha hecho muchas locuras en su vida como cuando la Guardia Civil lo encontró desnudo en un río.
Sí, ponía a prueba a Dios. Quería ver si Dios me salvaba de los hoyos y peligros que acometía.
Hablemos de los Toreros. La primera canción que usted escribió es la que lo ha llevado a la historia: Mi agüita amarilla. ¿Cuál es la historia de su gran éxito?
Estaba en mi cabeza la idea de satirizar la ‘música acuática’ y decidí hacer el viaje por mis aguas menores (Risas). Pero me he dado cuenta que esa canción es una burla a esos artistas que dan lo mejor de sí mismos, que suben al escenario con una especie de capa como de santidad, como de entregar lo mejor de mí mismo. De repente Mi aguita amarilla es una reflexión sobre la generosidad del artista que en realidad entrega sus desechos. Tambien tiene un componente ecologista sobre lo que estamos haciendo con el planeta y que en realidad todo lo que hacemos tiene un retorno. Yo la empecé a improvisar, la cantaba de mil maneras diferentes. Sabía los acordes pero iba contando el viaje según me iba apeteciendo y encontraba las rimas. Todos los días la cantaba de una manera diferente. Me senté a escribirla cuando fui a declarar los derechos de autor.
Esa idea de satirizar es parte de la esencia de los Toreros
Es una idea iconoclasta. Yo quería hacer el twist más retorcido, el tema punk más punk, el tema salsero más salsero, yo quería hacer una reflexión sobre la música porque siempre he sido muy ecléctico, me han gustado muchos tipos de música y quería definirlas todas, no sé por qué. De hecho el título de nuestro primer disco, 30 años de éxitos, era hacer 30 años de éxitos de canciones y géneros muy dispares. Yo no era músico, era payaso. Yo era el payaso que miraba las estrellas del rock con cierto remordimiento, envidia, rencor. Los Toreros Muertos es el resultado de ese rencor. Está feo decirlo pero creo que es así.
Los toreros muertos son liderados por el cantante Pablo Carbonell Foto:Cortesía del artista
Ubiquémonos en Bogotá en 1988. ¿Cuál es su mayor recuerdo del ‘Concierto de conciertos’?
Yo recuerdo que me quedé fascinado. Soy muy poco de ir a estadios, no voy al fútbol jamás. No me meto en grupos tan grandes de gente. Entonces cuando vi tantas personas haciendo la ola me quedé maravillado. Cuando bajamos de la furgoneta y teníamos una fila de policías a caballo para que nosotros atravesáramos aquella multitud, pues … es que mira, nosotros en el año 86 estábamos tocando para 30 personas. Estaba muy sorprendido. Éramos el único grupo que iba de España.
¿Por qué cree que fue tan importante este concierto?
El Concierto de conciertos fue un acto por el que la juventud colombiana dijo: ‘no queremos injerencia norteamericana en nuestra política interna. Escucharemos música en nuestro idioma porque no vamos a aceptar la música de los gringos ni las opiniones norteamericanas. Vamos a hacer nuestra propia música divertida’. Fue una demostración de fuerza de la juventud colombiana. Y ahora, este viernes, mucha gente se va a acordar de eso, que 35 años no son nada, y cuando vean el concierto de los Toreros Muertos, se va a quitar 35 años de encima, va a sentir que ha vuelto a ese día.
Aquí siempre han tenido un público muy grande. ¿Tiene algún gran recuerdo en nuestro país?
Cuando tú dices que vas a Colombia, todo el mundo tiene una opinión, que viene de las noticias que habitualmente son malas. Mi madre se asustó mucho porque iba a ir a Colombia. Pero cuando llegué y los escuché a ustedes como hablan, como tienen el corazón en la mano, la bondad, la sonrisa, me pareció tan hermoso y la dignidad con la que respetan sus sentimientos y encontré una cantidad de cosas tan hermosas. De repente el reencuentro con el público colombiano también va a ser un reencuentro de nosotros mismos.
¿Cómo es esa historia del concierto que ustedes le dieron a los Hermanos Ochoa?
Fue por un manager que teníamos en ese entonces. Yo fui a punta de metralleta a cantar, me subieron así. Fuimos a una hacienda y dimos nuestro concierto. En brazos de la locura, sentíamos que estábamos protegidos, que nada nos podía pasar. Yo no tuve sensación de peligro. No había leído libros sobre Pablo Escobar. Escobar en el año 88 era una persona controvertida pero tenía el apoyo de mucha gente, no se sabía de lo sanguinario que podía haber sido su paso por la vida o lo peligrosas que eran las personas de su entorno. No teníamos tanta información. Pero yo sentía que tenía un escudo que era mi locura y mi actitud, no tenía miedo. Cuento toda la historia en mi libro de memorias.
¿Dónde se ubican los Toreros Muertos en la escena del Rock en Español?
Dentro del espectáculo, somos los payasos de la fiesta. No nos tomamos el trabajo muy en serio y eso que nuestro trabajo es muy serio.
Si tuviera que elegir una canción para que lo recuerden, ¿cuál sería?
Ya la gente lo decidió. Fue Mi agüita amarilla. Todos los días me pasa que voy por la calle y alguien me dice o me la canta. Yo mismo digo: ‘¿cómo me verá la gente de afuera? Un tipo que le canta a las aguas menores… que se le pasará por la cabeza’. ¿Por qué me tratan de usted y me tratan con tanto respeto cuando soy un absoluto anormal? Voy a pasar a la historia por esa canción. Hoy tú y yo estamos hablando porque hice esa canción un día que estaba con la cabeza… yo que sé, embarcada en una azotea. Mi vida ha sido tan diferente porque hice esa canción, esa reflexión sobre el mundo artístico y bueno, estoy muy agradecido.
Hay una canción que no es tan conocida pero es más emotiva y nostálgica, como una despedida: Hasta Siempre.
Sí, es que esa es una manera tan bonita de despedirse. Cuando termino las canciones, me gusta decir, ‘Hey tranquilos, que nos estamos despidiendo pero es hasta siempre’. A pesar de nuestro salvajismo, Los toreros muertos tenemos un alma poética donde hablamos de las estrellas.
¿Qué esperan los fanáticos este viernes?
El repertorio que vamos a tocar pertenece todo a nuestros primeros discos. La gente va a ir a escuchar las canciones que cantaron y sonaron hace 35 años. Y la sorpresa va a ser esa, que seguimos siendo iguales. O tal vez mejores.