En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información aquí

CLUB VIVAMOS
Suscríbete
Disfruta de los beneficios de El Tiempo
SUSCRÍBETE CLUB VIVAMOS

¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo [email protected] no ha sido verificado. Verificar Correo

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión

Hola, bienvenido

¿Cual es la ciudad colombiana clasificada como la más peligrosa del mundo?
¿Cómo va el juicio al expresidente Álvaro Uribe?
¿Accidente de bus en Calarcá?
Frío inusual en Bogotá explicado por el Ideam

La historia del guardián de los cantos medievales

Marcel Pérès estuvo en Bogotá interpretando libros facistol, guardados en la catedral Primada.

Pérès interpretando los libros facistol en la Primada.

Pérès interpretando los libros facistol en la Primada. Foto: FOTO: CORTESÍA. FESTIVAL DE MÚSICA SACRA

Alt thumbnail

Actualizado:

00:00
00:00

Comentar

Whatsapp iconFacebook iconX iconlinkeIn iconTelegram iconThreads iconemail iconiconicon
Cuando Marcel Pérès (1956, Orán, Argelia) habla de la música, y en particular de aquella a la que dedica su vida, la música medieval, está hablando de viajar en el tiempo: de viajar al pasado a través de antiguos documentos musicales protegidos en viejos monasterios, para luego traer al presente esos sonidos que quedaron estáticos bajo el polvo y el olvido; y luego, al interpretarlos, darles una continuidad en el futuro.
El francés, nacido en Argelia, es una de las personas que más saben de estas músicas, es guardián de los cantos gregorianos, es guardián de los sonidos antiguos de la Edad Media. Y su guarda llegó a Colombia.
El año pasado Marcel fue uno de los invitados especiales al Festival de Música Sacra, que ya cumplió una década presentando las músicas sagradas del mundo a los oídos y los corazones de los colombianos, y estará nuevamente en la edición de este año. En la ocasión pasada, Marcel interpretó partes de los libros facistol –libros antiguos que para ser leídos o interpretados se deben colocar en una estructura grande llamada facistol–, que se encuentran resguardados en la catedral Primada de Bogotá y no habían sido interpretados.

¿Por qué explorar las músicas antiguas?

Para, a través de la multiplicidad de formas, conocer mejor este flujo de energía que atraviesa los siglos y nos pone en relación, por el pensamiento, la emoción y el cuerpo, con las experiencias y el conocimiento de nuestros predecesores.

¿Cuál es su importancia?

Tenemos todo el interés en estudiar los conocimientos de los antiguos. Cada civilización y cada generación han comprendido algo del misterio de la humanidad en su relación con el cosmos y, al mismo tiempo, de su relación con esa fuerza inconmensurable que crea constantemente el universo.

¿Qué es lo que más le apasiona de la música antigua?

En ella aprendemos otra relación con el sonido, la memoria, el espacio y el tiempo que el mundo contemporáneo ha olvidado en gran medida, aunque a veces aún existan sobrevivientes de esta relación natural e intuitiva con el mundo.

¿Por qué son importantes los cantos gregorianos? ¿Por qué conservarlos?

Los cantos gregorianos son la memoria viva de la Iglesia romana. Deben cultivarse con la mayor atención. Constituyen como un fuego vivo que trasciende los siglos e instantáneamente nos pone en comunión con la multitud de las generaciones que nos han precedido. Es uno de los tesoros más importantes de la humanidad y es responsabilidad de la Iglesia hacer todo lo posible para conservar, transmitir y desarrollar este tesoro en el brasero vivo de la acción litúrgica.

¿Cómo son estos documentos, esas partituras antiguas, de qué material, cómo los guardan quiénes los cuidan?

Se encuentran en archivos de ciudades, de conventos de iglesias, de catedrales. En colecciones públicas o privadas. Es muy variada.

¿Qué cuidados tiene usted con esos documentos?

Es muy importante tener una relación física con los manuscritos antiguos. Sostenerlos en sus manos, dejar que su olor entre en nosotros para despertar sensaciones raras en el mundo de hoy. El libro se revela tanto por su contenido como por su presencia. Es un testigo silencioso que puede despertar en nosotros una fuerza, a menudo ignorada, pero dispuesta a renacer para desplegarse en el espacio-tiempo y llevar al mundo un aumento de belleza y armonía.

¿Cómo fundó Ensemble Organum? Tengo entendido que fue en la abadía de Sénanque...

Sí, en la abadía de Sénanque, fue entre 1968 y 1988, un centro cultural extraordinario, frecuentado por grandes historiadores, filósofos, teólogos, artistas en todas las disciplinas. Se encontraban en Sénanque para elaborar una reflexión pluridisciplinaria que renueve las perspectivas globales de la acción cultural. Este crisol influyó profundamente en la forma en que se pensó el conjunto Organum.

¿Cómo explicaría usted el vínculo de la espiritualidad con la música?

La música es el revelador más poderoso de lo que viven los humanos, de lo que esperan, de lo que creen... La música permite comunicar lo que ningún discurso, ni siquiera el más bello, puede expresar. Por su despliegue en el tiempo, la música proyecta en el espacio las verdades interiores más íntimas. La música puede ser a la vez la fuente y el objeto de una espiritualidad.

¿Cómo vivió usted el incendio de la catedral de Notre Dame?

Como una señal del cielo. La Virgen María y san José llaman nuestra atención sobre la importancia de revisar el modo como consideramos el patrimonio. El incendio se produjo cuando se estaban restaurando las altas estructuras de la catedral. Todo el mundo está de acuerdo en que este edificio es excepcional y pertenece a la historia mundial de la humanidad. Pero este incendio nos ha recordado que no es suficiente.

Usted es un guardián del legado musical de esta catedral...

Estos libros deben volver a la vida, porque llevan en sí
el testimonio de
lo que fueron
las celebraciones litúrgicas durante los cuatro primeros siglos del cristianismo en América Latina
Trato de hacer comprender a mis contemporáneos que esta catedral fue construida para un tipo de liturgia muy particular. Una liturgia se despliega a través de un canto, porque es el canto que da al ritual su dimensión espacio-temporal. Así, para comprender el espíritu de los que construyeron Notre Dame es necesario conocer concretamente la música que fue elaborada en París en la época en que la nueva catedral fue concebida y construida. Hay un gran trabajo que hacer porque hoy en día pocas personas son conscientes de la importancia de esta música en la historia de Occidente.

¿Se perdió algo, musicalmente hablando?

Sí, la tradición de Nuestra Señora se ha perdido, pero tenemos muchos elementos a nuestra disposición para revivirla.

¿Cómo reconstruir la música de Notre Dame?

Antes del incendio de Notre Dame, ya había intuido que habría que crear un inmenso movimiento mundial para recuperar esta herencia. Hay que comprender que las innovaciones musicales que se inventaron en Notre Dame en los siglos XII y XIII fueron el fermento de lo que constituyó la profunda mutación de las sociedades occidentales en el siglo XIII. Me refiero aquí a la racionalización del tiempo que constituyó la especificidad de la civilización europea occidental y la distinguió de todas las demás civilizaciones.

¿Cómo recuperarla?

Es necesario aprender a cantar el repertorio litúrgico de Notre Dame y, sobre todo, comprender cómo funcionaban las liturgias de estos tiempos antiguos. Para hacerlo, estoy creando una red mundial que llamo ‘Notre Dame fuera de los muros’. La idea es crear una gran cofradía espiritual centrada en la ciencia litúrgica que la catedral de París elaboró en los siglos XI, XII y XIII.

¿Cómo definiría usted la música de esta catedral?

Es una música que revela en su plenitud el misterio de la Transfiguración. Desde el alba de los tiempos, algunos músicos se esfuerzan por armonizar la conciencia humana con las proporciones numéricas que componen el cosmos. Esta conciencia armónica está siempre presente y puede encarnarse en una obra, surgida del momento presente, porque existe desde siempre. Así, en el misterio de la Transfiguración narrado por los Evangelios, Jesús habla con los profetas del Antiguo Testamento, que han muerto desde hace mucho tiempo, pero todavía están allí, presentes en lo que podría llamarse el tiempo de la profecía. Al mismo tiempo, Jesús, hijo del Dios eterno, Dios mismo encarnado en un hijo de hombre, recorre el tiempo lineal para cumplir y asumir su destino...

Una de las campanas de Notre Dame se llama Marcel, ¿por qué?

En 2013, con motivo de los 850 años del comienzo de la construcción de Notre Dame (1163), monseñor Vingt-Trois decidió reconstruir las campanas de la catedral. Las que estaban allí se habían realizado en el siglo XIX y no se concedieron con la campana más grande de Notre Dame, que data del siglo XVII. Esta, cuyo padrino es Luis XIV, se ha conservado, y todas las demás campanas se han rehecho basándose en el sonido de referencia de este testimonio de la ciencia acústica del siglo XVII. Como debe ser, cada campana debe ser bautizada y por lo tanto debe tener un padrino que lleve el mismo nombre que se le atribuye a la campana. Se atribuyó a una de las campanas el nombre de Marcelo, en referencia a san Marcelo, el primer gran obispo de París (401-436). El arzobispo de París, monseñor Vingt-Trois, me pidió que fuera el padrino de esta campana. Desde entonces trato de ser digno de esta distinción, tratando de dar a conocer el mensaje que la espiritualidad nacida en París a finales del siglo XI tiene que transmitir a nuestros contemporáneos.

¿Cómo fue interpretar los libros de facistol de la Primada de Bogotá?

Fue la realización de un viejo sueño. Había visto brevemente estos libros en 1990, durante mi primera estancia en Bogotá. Rápidamente comprendí la importancia de estos libros en lo que fue la vida religiosa en Bogotá y tuve la intuición de que era necesario decididamente revivirlos. Pero nunca pude hacer realidad esa intuición. Cuando regresé a Bogotá en 2016, por invitación del Festival de Música Sacra, le hablé inmediatamente a Marianna Piotrowska de estos libros de facistol y realizamos una breve visita a los archivos de la catedral. Esto confirmó mi intuición que había brotado 26 años antes. Estos libros deben volver a la vida, porque llevan en sí el testimonio de lo que fueron las celebraciones litúrgicas durante los cuatro primeros siglos del cristianismo en América Latina. Por tanto, representan un elemento importante para el catolicismo de nuestro tiempo, que tiene una necesidad urgente de reconciliarse con su memoria litúrgica para construir el presente y, por tanto, el futuro sobre fundamentos relacionados con la memoria viva más profunda del catolicismo, es decir, su memoria litúrgica, cuyo canto revela su sustancia.

¿Qué encontró?

Una tradición. Es lo primero más conmovedor. Estos libros son testigos de una ciencia del canto litúrgico que tomó forma en Roma durante el siglo VII. Cuando se escribieron los libros de Bogotá, en 1606, transmitieron al Nuevo Mundo una tradición milenaria. Esta tradición fue transmitida de generación en generación hasta las reformas litúrgicas del siglo XX, que crearon en los católicos una amnesia litúrgica radical. Esta tradición romana fue introducida en España en el siglo XI por los monjes de la abadía de Moissac. Ahora bien, desde hace 20 años he creado en Moissac, en el suroeste de Francia, un centro de investigación y de enseñanza sobre el canto litúrgico. Por tanto, soy muy sensible a la historia del canto gregoriano en España. Mi experiencia en Bogotá era profundamente conmovedora... este canto romano del siglo VII, introducido en España en el siglo XI a través de los monjes de Moissac, lo encontré en Bogotá gracias a los libros que allí fueron escritos en 1606. A través de ellos se revela el esplendor de lo que los hombres de este tiempo han querido transmitir a las generaciones que les siguieron. Estos libros estuvieron en uso durante tres siglos, y llevan en ellos el testimonio de todos los grandes momentos que vivió Colombia durante este período.

¿Cómo son los documentos del facistol?

Estos libros son testigos de una ciencia del canto litúrgico que apareció en París a finales del siglo XII y se extendió por toda Europa durante el siglo XIII. El canto litúrgico, que antes se practicaba cantando de memoria, comenzó a ser interpretado leyendo sobre grandes libros colocados sobre un atril. Este cambio radical en la forma de cantar fue la fuente de todas las composiciones polifónicas que se crearon entre los siglos XIII y XVII. A lo largo de los siglos, los libros de facistol se hicieron cada vez más grandes, y en el siglo XVI alcanzaron su máxima altura, sobre todo en España.

¿Qué pudo averiguar sobre ellos?

Cantar en libros tan grandes transforma radicalmente la forma de cantar. Como impostar la voz, la dinámica del canto, la escucha de los otros cantantes, la manera de dirigir, la energía con la que el sonido se proyecta en el espacio son profundamente diferentes de lo que sucede cuando cada cantante canta de un pequeño libro individual, como está sucediendo ahora. Recuperar la dinámica producida por este modo de cantar en el facistol es esencial para comprender y revivir la calidad y el poder de las liturgias católicas del Siglo de Oro. Esta energía impulsó la cultura española por todo el continente suramericano.

¿Cómo fue su experiencia en Colombia?

El coro formado con motivo del festival estaba compuesto por cantantes de todas las edades y con horizontes muy variados. Son entusiastas y se sienten muy implicados en este patrimonio. ¡En cinco días hemos conseguido montar el programa de un concierto! Aprender a revivir estos libros es recrear la energía que animaba la expresión de la fe en estos tiempos épicos. Entonces aparecerá de nuevo el sonido que condujo a los primeros misioneros que llegaron al siglo XVI en este Nuevo Mundo lleno de promesas, y que aún hoy podría dar un nuevo impulso a lo que el patrimonio y la memoria pueden transmitir a los grandes desafíos culturales y espirituales de nuestra época.
SIMÓN GRANJA MATIAS 
REDACCIÓN DOMINGO
@SIMONGRMA

Más noticias A fondo

Sigue toda la información de Cultura en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.

00:00
00:00

Comentar

Whatsapp iconFacebook iconX iconlinkeIn iconTelegram iconThreads iconemail iconiconicon

Conforme a los criterios de

Logo Trust Project
Saber más
Sugerencias
Alt thumbnail

BOLETINES EL TIEMPO

Regístrate en nuestros boletines y recibe noticias en tu correo según tus intereses. Mantente informado con lo que realmente te importa.

Alt thumbnail

EL TIEMPO GOOGLE NEWS

Síguenos en GOOGLE NEWS. Mantente siempre actualizado con las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en Google News.

Alt thumbnail

EL TIEMPO WHATSAPP

Únete al canal de El Tiempo en WhatsApp para estar al día con las noticias más relevantes al momento.

Alt thumbnail

EL TIEMPO APP

Mantente informado con la app de EL TIEMPO. Recibe las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en tu dispositivo.

Alt thumbnail

SUSCRÍBETE AL DIGITAL

Información confiable para ti. Suscríbete a EL TIEMPO y consulta de forma ilimitada nuestros contenidos periodísticos.

Mis portales