Miguel de Cervantes dio mucho a su país, la obra literaria más grande que se ha escrito nunca, y recibió poco, asegura a EFE el director de la RAE, Santiago Muñoz-Machado,
que cree que esta forma de comportarse con sus grandes figuras forma parte de la historia de los españoles.
Más de mil páginas componen el libro
'Cervantes' de
Muñoz-Machado que, editado por Crítica, llega a las librerías, una gran biografía del autor del
Quijote que reúne además la crítica literaria, el contexto histórico y el análisis de sus fuentes, es decir, los conjuntos temáticos que más atrajeron al autor.
Sobre Cervantes se ha escrito mucho, abundantes biografías e incontables análisis de sus textos pero el director de la RAE explica que él ha querido hacerlo de una forma "más clara y sistematizada y más apoyada en las investigaciones".
Y encuadrándolo en la sociedad de su tiempo y a través del análisis de sus ideas religiosas, sobre la mujer y la pareja, sobre las minorías o sobre el derecho, opiniones cervantinas sobre "las que se han inventado cosas que son realmente pintorescas", precisa.
La vida de Cervantes ha sido sometida a "importantes manipulaciones y desatinos. Se ha oído que era un genio en cualquier rama del saber, que aunque no había estudiado en ninguna universidad era un hombre muy versado en cualquier rama de la ciencia, y todo eso son tergiversaciones y exageraciones innecesarias porque lo que era es un literato formidable y una persona con una imaginación realmente inmensa", sostiene.
Pero no tuvo una retribución en vida y también tardaron muchos años en reconocer su mérito después de muerto. Costó mucho que hubiera buenas ediciones de su obra, que se terminara de escribir su vida, que hubiera homenajes y se levantaran estatuas, "pero forma parte también de la historia de los españoles y el modo de comportarse con las grandes figuras", recalca el Premio Nacional de Ensayo (2013) y de Historia (2018).
Así, explica, la primera biografía de Cervantes fue encargada por un noble inglés y publicada en Londres en 1738, transcurrido bastante más de un siglo desde su muerte. Y España todavía tardó muchos años más, en 1780.
Lope de Vega o Quevedo, recuerda Muñoz-Machado, tuvieron mecenas más generosos que Cervantes, quien en ocasiones recibió casi "limosnas", que "ni siquiera permitieron pagar una buena lápida que pusiera su nombre y recordara que allí dormía para siempre un genio".
Pero Muñoz-Machado considera que ya no es tiempo de plantear si se le debe algo, sino "de mantener su memoria y recordar la importancia de su obra. El mejor homenaje que se le puede hacer es no olvidar que es el novelista más grande que ha escrito en castellano y, por tanto, estimular su lectura, hacer buenas ediciones de sus obras y recordar a los jóvenes que abran las páginas y se acostumbren a leer cualquier obra cervantina poco a poco".
Muñoz-Machado no cree que se pueda decir que Cervantes fuera un adelantado a su época, pero sí que "supo mirar con unos ojos muy exactos, con una mirada muy certera" lo que ocurría.
En algunos casos se manifestó como una persona liberal, "dentro de un orden por la sociedad de su época", indica el académico, que considera que aunque no se puede decir que fuera feminista, porque el concepto no existía ni la situación lo permitía, en su obra hay "hermosas declaraciones sobre la libertad de las mujeres".
No obstante, sostiene el director de la RAE, Cervantes supo en vida "que era tan bueno como el mejor y que había sobrepasado a todos", debido al éxito fulgurante del Quijote, un éxito que le llegó a una edad tardía para el tiempo que vivió, cuando rozaba ya los 60 años, pero que no le sirvió tampoco para tener reconocimientos especiales.
Y ¿qué pensaría Cervantes de la sociedad de nuestros tiempos?: "Seguramente los ojos de Cervantes servirían para calificar este mundo y vería todavía muchas cosas que vio en el suyo, como una legislación sobreabundantísima que se dictaba caprichosamente sin ninguna necesidad, jueces que se equivocan de una manera intolerable en ocasiones o que emplean el poder para su provecho, corrupción, o el cohecho no tanto como en su época pero que sigue existiendo. Se burlaría de algunas creencias", sostiene el académico sobre las "reliquias" que visitaba y que encontraría todavía en algunas iglesias, "muchas cosas que la España eterna todavía conserva".
EFE