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Entrevista en BOCAS con Roberto Gerlein y el escritor gay John Better
El exsenador causó gran polémica por sus posiciones conservadoras. Habló en BOCAS en 2013.
Gerlein comenzó su carrera política siendo concejal de Barranquilla, en 1964, de donde pasó a la Cámara de Representantes y luego al Senado Foto: Joaquín Sarmiento
La siguiente entrevista se publicó originalmente en 2013, en la edición 17 de la Revista BOCAS.
"¿Ya sabes lo que dijo el avinagrado político ese sobre nosotras?”. Era la afectada voz de Devora Rider, mi amiga travesti al otro lado del teléfono, una mañana de noviembre. “Niña, es el tema de moda, así que búscalo en Internet”. Eso fue todo lo que dijo y colgó.
Las redes sociales de Facebook y Twitter estaban inundadas con la noticia que tenía indignada a Devora. “El avinagrado político” al que ella se refería era el senador Roberto Gerlein quien había disparado todo un arsenal evangélico contra la comunidad gay y sus libertinas costumbres. Al ver el video completo que habían colgado algunos periódicos nacionales, no pude sentir más que una rabia de perro callejero.
Durante cada palabra pronunciada por el senador venían a mi cabeza momentos amargos que he presenciado y que también me ha tocado padecer en carne propia a lo largo de estos años por tener el coraje y la desfachatez de asumirme públicamente como un hombre y escritor abiertamente homosexual.
Fue así como corrieron por mi cabeza infinidad de asuntos, la constante negativa de algunos medios en publicar algunos de mis textos por su contenido maricoide, las burlas y rechiflas de mis compañeros de colegio, los tirones y botinazos que me propinaron durante años, la indiferencia de agentes de disciplina escolar que se hacían los de la vista gorda diciendo que todo aquello era provocado por mi inusual forma de ser.
Como calcomanías en una cartilla de horror desfilaron en el recuerdo aquellos
rostros conocidos que la homofobia ha sembrado en su camposanto: John Freddy Camargo desplomado con un tiro de gracia por los paracos en un solar de Becerril;
Lino Fernando, leyenda de la belleza nacional, agujereado a puñal en su apartamento; Susana, la veterana peluquera del barrio Galán de Barranquilla, perseguida por la calles de su barrio, tratando de escapar a los machetes que zumbaban a sus espaldas
y que se acercaban cada vez más hasta alcanzar su largo cuello de garza. El recuerdo de estos crímenes es una bandera de sangre que se agitará en mi interior cada vez que cosas como las declaraciones hechas por el senador Gerlein vuelvan a repetirse.
Meses después me pidieron hacerle una entrevista a uno de los más veteranos representantes del Partido Conservador colombiano. La misma Devora Rider amenazó con no dirigirme la palabra nunca más si accedía a hablar con –como dijo ella– “el Hitler de las locas”. Pero la rabia se me había acentuado con el transcurrir de los meses, y
supe que era la oportunidad perfecta para escuchar a la persona a la que la prensa había convertido en el enemigo número uno de las comunidades más progresistas del país, para estar frente a frente con aquel que redujo el sentir homosexual a una cuestión de apestosos fluidos.
Timbré. Me abrió la puerta un ama de llaves que me condujo hasta el senador. Yacía sentado sobre un enorme sillón de cuero. Quedamos frente a frente, lucía adusto y pálido como en las fotografías de los periódicos. Su expresión era la de alguien que siempre está a punto de dar un veredicto sobre algo, después de mirarnos con detalle, me estrechó su mano.
En el salón hay una impresionante biblioteca con varios libros asociados al derecho y la economía. También se asoma una mediana discoteca repleta de cds en la que sobresalen nombres tan disímiles como Camilo Sexto, Andrea Bocelli, Simon and Garfunkel o el padre Marcelo Rossi. La línea religiosa en la decoración es evidente, bustos de vírgenes, una enorme Biblia abierta en un atril. También hay varias obras de arte, cuadros del Mono Angulo, esculturas de Negret o un violento torso masculino del gran Luis Caballero, que desentonaban en medio de tanto recato.
Tengo un gran respeto por los gays, tengo amigos con esta condición, compañeros de trabajo, gente que me visita a mi casa que es gay. Pienso que son personas dotadas de una gran inteligencia
¿Cómo se siente hoy, después del escándalo mediático acerca de sus contundentes declaraciones sobre el proyecto de ley que busca la aprobación del matrimonio entre parejas del mismo sexo?
Me siento bien, dije lo que pensaba. Yo no entiendo cómo pueden pedirle a un ciudadano como yo, que tiene temor de Dios, que le muestre aprobación a este proyecto, eso es antitético.
¿No cree que fue muy fuerte lo que dijo al respecto?
No usé malas palabras. Tengo un gran respeto por los gais, tengo amigos con esta condición, compañeros de trabajo, gente que me visita en mi casa, que es gay. Pienso que son personas dotadas de una gran inteligencia, gran parte de la intelectualidad inglesa lo fue en su momento, por ejemplo.
¿Entonces cuál sería el mensaje a la comunidad LGBTI?
Que no soy adversario de los gais en absoluto.
Para algunos, sus declaraciones lo hicieron ver como todo lo contrario.
Solo dije lo que pensaba, con respecto al sexo entre varones, es algo que no va con mis principios religiosos.
Con las mujeres fue más condescendiente, ¿el sexo entre mujeres es menos violento a sus ojos?
Tómelo como quiera, ya lo dije, eso es algo sin relevancia, es la nada.
¿Pensó por todo el Partido Conservador a la hora de decir estas cosas?
Lo que dije al principio fue una posición personal, pero después recibí el apoyo unánime de mi partido. Le repito, yo no soy enemigo de los gais, yo iro mucho a los gais por su inteligencia. Es más, hace poco estuve leyendo la biografía de un escritor gay llamado John Maynard Keynes. Fue un economista británico, considerado uno de los más influyentes del siglo XX, sus ideas tuvieron una fuerte repercusión en las teorías y políticas económicas de su época. Los gais tienen derechos porque son humanos como nosotros, por ser gay no se le puede negar la posibilidad de estar en la política, o en cualquier otro espectro de la sociedad.
¿Pero eso contradice su posición en el Senado?
A Dios nadie lo puede contradecir.
El senador Roberto Gerlein se encuentra hospitalizado desde hace una semana en una clínica en el norte de Barranquilla, tras presentar al parecer una isquemia cerebral. Foto:Luis Lizarazo García / Archivo EL TIEMPO
Doctor Gerlein, ¿hasta cuándo estará en la política? ¿no cree que ya es hora de retirarse?
Le diré una cosa y no titubeo en hacerlo, estaré en este lugar de compromiso hasta que tenga lucidez para participar. Tengo 74 años, si me vuelvo a lanzar y si soy reelegido, me retiraría a los 79 años que es una edad en la que espero aún no me haya abandonado esa lucidez de la que hablo, eso sí, me dolerá muchísimo cuando tenga que marcharme de la política.
¿Por qué cree que será recordado? ¿Qué deja de memorable en su paso por la política del país?
Sonará pretencioso responder algo así, pero espero que se me recuerde por los proyectos en los que he estado presente en mi paso por la política, pero si me tocara rescatar alguno, ese sería la ponencia favorable que rendí al proyecto que hoy en día es la ley 29 del 1982 que otorga igualdad de derechos herenciales a los hijos legítimos, extramatrimoniales y adoptivos. Y quizá por mis actuaciones como jefe político del departamento del Atlántico.
¿Quiénes son sus amigos, senador?
Todo el que me aprecie y me estime es mi amigo, todo el que comparte mis ilusiones, proyectos o preocupaciones. Mis amigos son todas las personas que se acerquen a mi vida, todos aquellos que se hayan sentado a mi lado y hayamos tenido una conversación que nos haya unido un poco más.
Ahora que habla de preocupaciones, ¿qué cosa le preocupa? ¿qué le quita el sueño?
Me preocupa la muerte y su posterior instante, ese momento en que estaré frente a frente con Dios y me toque rendirle cuentas a Él.
¿Tiene enemigos?
Cada cual tiene derecho a dar su opinión como desee y quien opine en mi contra no es mi enemigo, yo aspiro a no tenerlos, al menos no le doy cabida en m vida al odio.
¿Cómo cree que saldrá de ese juicio ante Dios?
¡Juicio Divino! Yo aspiro y espero salir bien librado gracias a la misericordia de Él, además he sido un hombre de fe toda mi vida. Aunque en el fondo tan solo seamos una colección de miserias, requerimos la misericordia de Dios para salir adelante.
¿Qué recuerda de sus primeros años de infancia?
Recuerdo con amor a mi madre, María Concepción Echeverría, a la que todos llamaban “Conchita”, la recuerdo hermosa, cuidando su casa en el corazón del barrio el Prado, esa casa inmensa donde viví rodeado de diez hermanos, allí –dice el Senador señalando una acuarela del Mono Angulo- transcurrió mi infancia, una casa con muchas historias que contar, es tan grande que la primera vez que Belisario Betancur vino a Barranquilla se hizo una reunión política allí. En la actualidad la compró una empresa privada de la ciudad.
¿Fue un niño travieso?
No, mi padre era un hombre muy estricto, supo criarnos de buena manera.
¿Cuándo se inició en la política?
Un día cualquiera del mes de enero de 1964, un grupo de amigos Laureanistas me invito a encabezar una lista para el Concejo Municipal de Barranquilla, lo pensé durante algunos días, eso significaba hacer a un lado mi actividad como litigante en un recién abierto bufete que me divisaba una carrera promisoria en el derecho, al final terminé aceptando aquella propuesta y nunca me he arrepentido. Han pasado 48 años desde entonces y concluyo que mi carrera política me ha deparado innumerables dificultades y múltiples satisfacciones.
Opino que hay que evitar la violencia sobre la mujer, la violencia que causan otros sobre ella. De resto, las mujeres en Colombia gozan de total libertad.
Veo muchas vírgenes a su alrededor. ¿Qué significan para usted?
Mi religiosidad viene desde infancia, recuerdo a mi profesora de primaria en el colegio del Prado, a quien todos llamábamos afectuosamente la seño Mayo, ella me ponía a rezar el rosario, de ahí me apasioné por la Virgen de Fátima, al punto de viajar hasta Portugal para seguir su huella, pero te aclaro mi fe no se basa en milagros, sino en entrega espiritual, colocar tu alma a disposición de lo espiritual.
¿Ni siquiera una época de cambios, como los años sesenta, logró despeinarlo un poco y dejar al lado tanta ortodoxia?
No soy persona que se deja enceguecer por los ismos, por esas cosas que brillan mucho o que los medios magnifican en su propaganda. Por ejemplo, cuando Fidel Castro se posicionó en Cuba, todos querían subirse al camión del socialismo. Todos procuraban parecerse a los guerrilleros cubanos. Recuerdo que un día, Ricardo Montero, un compañero de la Universidad Pontificia Javeriana, llegó hasta la pensión donde yo vivía por entonces para despedirse por que se iba para el monte. Yo siempre fui hombre de desconfiar de todo. Ninguna ola me pudo arrastrar. Fui muy ortodoxo en mi comportamiento.
¿Qué hay del feminismo, trayendo a colación aquella frase célebre suya cuando se refirió a Viviane Morales y Piedad Córdoba como 'las vaginas del Congreso'?
Yo creo que las mujeres en Colombia han tenido total libertad. Lo viví desde mi casa, mi madre hacia lo que creía conveniente, nadie le imponía nada. En la política actual hay mujeres en infinidades de cargos. Opino que hay que evitar la violencia sobre la mujer, la violencia que causan otros sobre ella. De resto, las mujeres en Colombia gozan de total libertad.
¿Esa libertad, incluye, por ejemplo, decidir ser madre o no?
Ya sé por dónde me quiere usted llevar, por el ominoso tema del aborto. Me parece una equivocación si una mujer no decide ser madre, ya que la familia es la base de la sociedad y sin hijos la familia queda deteriorada, es un proyecto inútil, sin futuro. Mi formación conservadora no comparte esas libertades de las que me habla.
¿Quién ha sido la mujer más importante de su vida?
Mi esposa Lydia Besada, mi compañera en esta vida, la conocí gracias a un amigo en una fiesta de fin de año en el Country Club, me la presento un antiguo amigo y contradictor político, duramos dos años de novios y luego nos casamos.
¿Qué le gustó de ella?
Me gustaron su clase, sus modales, su evidente belleza, su voz, y aprovecho esta oportunidad para decir que uno de debe casar definitivamente, y concluyo diciendo esto: para que un matrimonio sea exitoso debe efectuarse con boca cerrada y bolsillo abierto.
¿Ha sido fiel durante todos estos años?
Yo pienso que fui fiel—y por primera vez el Senador suelta una sonrisa-
¿Quiénes son sus hijos?
Tuve una sola hija. Alexandra. Fue gerente de un banco en Barranquilla por muchos años, un día me dijo “papa dejo mi trabajo para dedicarme a mis hijos”, una decisión muy sabia, sin lugar a dudas.
¿Por qué solo una hija, usted que vino de un hogar de diez hermanos?
Mi mujer sufrió una flebitis durante el embarazo. Según recomendación médica volver a quedar nuevamente embarazada después del primer parto, hubiese sido un suicidio. Pero tengo dos nietos que son mi faro y dueños de mi atención.
¿Qué heredó su hija de usted?
Mi amor por la lectura.
A sus 83 años, el exsenador barranquillero falleció en una clínica del Caribe. Foto:Joaquin Sarmiento
Veo que tiene una biblioteca bastante nutrida. ¿Qué le gusta leer?
Leo desordenadamente, lo que me caiga en las manos. Soy un lector inveterado, pero además de temas concernientes a las leyes o económicos, leo a Vargas Llosa, a Gabo, literatura rusa, a Juan Rulfo o a Julio Cortázar: Rayuela me atrapó durante años.
Observo que tiene a la vista el libro del expresidente Álvaro Uribe, ¿qué le pareció?
Excelente, aunque ya todo lo que decía él ahí era de mi total conocimiento.
¿Cuál ha sido el mejor presidente de Colombia?
Diría que Rafael Núñez, por que ha sido el único presidente de la costa, pero pensándolo bien, López Michelsen fue el mejor presidente que ha tenido Colombia.
¿Cuál es su comida favorita?
Como de todo, no soy de gustos exigentes y eso lo aprendí en mi época de estudiante cuando viví pensionado y me tocaba comer lo que nos pusieran en el plato. Pero si tengo que elegir, esa sería la comida costeña.
¿Tiene algún trago en especial?
No consumo licor, ni fumo, lo hice en un tiempo, pero lo dejé cuando me di cuenta del daño que me estaba haciendo el cigarrillo.
¿Qué música lo prende?
Nunca fui un fanático del rock, me gustaron algo los Beatles, aunque mi banda favorita de todos los tiempos es Simón and Garfunkel. En los setenta no use el pelo largo, si lo hubiera usado, mi padre me lo hubiera mandado a cortar.
¿Cómo se ve a sus 74 años?
Como una persona que quiere ser útil, lo importante en la vida es ser útil, servirle a la sociedad.
¿Se considera un hombre polémico?
Trato de no ser polémico, solo soy un hombre que durante toda su vida ha dicho lo que cree y piensa.
¿Qué dice usted de las personas que lo tratan de polémico?
Que miren mi vida, yo soy un hombre que procura concertar. Yo opino sin maltratar, sin fastidiar a nadie, solo cumplo con mi labor que es opinar.
¿Qué tal es su genio?
Tranquilo. Yo creo ser de buen humor, trato de no estar malhumorado y con tanto que escriben en mi contra lo estaría, pero no es así. Aunque como dice el poeta Porfirio Barbajacob en su canción de la vida profunda: “y hay días en que somos tan sórdidos, tan sórdidos, como la entraña obscura de obscuro pedernal: la noche nos sorprende, con sus profusas lámparas, en rútilas monedas tasando el bien y el mal”.
Mis miedos son religiosos y evangélicos, creo en el infierno. EL infierno es un estado del alma donde se sancionan las equivocaciones del hombre por falta de amor.
¿Se arrepiente de algo?
Sí, pero no me pregunte de que.
¿Qué cosas lo han hecho sacar lágrimas?
La muerte de los míos. La muerte de mi padre en 1992 fue un evento que me desarmó por completo, al igual que la muerte de dos de mis hermanos, Enrique y Ricardo, este último, un hombre silencioso y supremamente inteligente, un hombre que hizo una gran fortuna a pulso. También me hace llorar la pobreza, la gente que vive en la indigencia.
Según sé, su padre era un hombre estricto. ¿Lo castigaba?
El castigo por parte de los padres es algo necesario en casos excepcionales, como cuando el hijo hace cosas indebidas, como abusar del alcohol y las drogas.
¿Usted alguna vez las consumió?
Nunca, respeté demasiado las enseñanzas de papá.
¿Hay algún personaje de la vida pública que lo irrite?
Obvio, pero decir su nombre me llevaría literalmente a la cruz. Pero si puedo decirte que me irrita todo aquel que me calumnie, Por ejemplo, alguna vez ese personaje dijo que si yo iba a misa con mujer a alguna iglesia, no era a rezar sino a robarle la calderilla con las ofrendas que depositaban los fieles.
¿Qué lo hace reír?
Conversar, yo me divierto con muy poco, el humor no está en la televisión ni en los cuenta chistes, el humor está en lo sencillo de una buena charla.
¿Quién ha sido su amor platónico?
Todas las actrices hermosas del cine que vi durante mi juventud, como Esther Williams o Ingrid Bergman, soy un amante de la belleza física de las mujeres, de estudiante me escapaba con mis amigos de clases al cine para ver a esa obra de la naturaleza llamada Elsa Aguirre, diva del cine mexicano.
El exsenador produjo gran controversia en medio de una plenaria en el Senado en el 2012 donde se debatía el matrimonio entre parejas del mismo sexo. A ello, afirmó que
el sexo entre hombres era 'sucio' y 'excremental'. Foto:Joaquín Sarmiento
Un escritor cuyo nombre no recuerdo ahora pensaba que su deseo sexual iría aminorando con los años pero se dio cuenta de que mientras más envejecía, las imágenes eróticas eran más fuertes. A su edad, ¿qué opina sobre el tema sexual?
Que ese misterioso escritor del que me habla era un hombre muy inteligente.
Si volviera a ser joven, ¿qué cosas haría?
Divertirme intensamente como lo hace cualquier hombre cuando es joven.
¿Para qué sirve el dinero?
Mi padre solía decir que el dinero sirve para dos cosas: una, para poder opinar libremente y la otra, para morirse de cáncer en una clínica privada de los Estados Unidos. A mi me sirvió para educar a mi hija. Por ejemplo, yo no compro nada, todo, hasta lo que llevo puesto, me lo compra Lydia, mi mujer.
¿Se considera un hombre anticuado?
Yo vivo mi época y mi edad, estoy actualizado en todos los temas posibles, no me cierro a nada. Y recuerde algo, hay tres cosas que no se pueden rechazar: un buen vino, un buen libro y el saludo cariñoso de una mujer bonita.
¿Dónde y cuándo fue feliz?
Si la felicidad existe, fui feliz en mi época universitaria, lo he sido en estos años que llevo casado y aunque no me crea, en el Congreso.
¿Algo que se arrepienta de no haber hecho?
Ser un campeón de tenis internacional, esa es una de mis frustraciones.
Senador, si un gay le pidiera un abrazo como muestra de que después de tanto escándalo por sus declaraciones hay que dejar atrás los resentimientos, ¿usted se lo daría?
Por supuesto, sin ningún tipo de restricción.
Bueno, senador, puedo hacerlo ahora mismo.
¿Usted es gay?
Por breves segundos hubo silencio. La sala del apartamento del senador, abarrotada por del Partido Conservador, se miraban sorprendidos. Me puse de pie como respuesta a la pregunta del senador. Él se levantó de la silla y abrió sus brazos sin reparo.