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El viento, el enemigo silencioso que no hay que descartar en la Vuelta
En lo que va de la primera semana de la ronda ibérica, este factor no ha aparecido como se esperaba.
Ya sea por su aparición donde no debe, el lunes de cara en Picón Blanco, o por su ausencia donde se le espera, para provocar abanicos en cuatro de las cinco etapas disputadas, el viento este año está contra La Vuelta a España. El primer día que se contaba con un fuerte aire que diese aliciente a una jornada por lo demás llana y proclive al esprint fue en la segunda etapa en Burgos con meta en Gamonal.
Pero la ola de calor que también llegó a la ciudad castellana dejó en nada toda la incertidumbre y la emoción para el esprint. También se contaba con posibilidad de viento el martes camino de Espinosa de los Monteros, pero cuando apareció el aire fue en Picón Blanco, la durísima subida final. Lo hizo de cara y eso era neutralizar todo intento de aventura en solitario. Lo verbalizó Mikel Landa, ídolo por aquellas tierras:
“Hubiese sido casi un suicidio atacar”. Así, en un puerto de consideración (7,6 km, al 9,3 por ciento y tramos hasta el 18) todo el mundo se resguardó como pudo hasta que un arreón final de Alejandro Valverde seleccionó mínimamente a los mejores. Jornada fallida la primera cita clave de una carrera que se las prometía felices con los abanicos en caminos tan expuestos como el que llevaba de El Burgo de Osma (Soria) a Molina de Aragón (Guadalajara) o el de ayer de Tarancón (Cuenca) a Albacete, cuyo nombre con solo citarlo evoca momentos de zozobra a merced del aire.
Egan Bernal, en la partida de la quinta etapa de la Vuelta a España. Foto:Manuel Bruque. Efe
Pero nada de eso ocurrió. Lo que llegó fue una de esas recurrentes caídas a las que se expone de un tiempo a esta parte el pelotón en las grandes vueltas por las pretensiones de todos, líderes, gregarios, lanzadores y esprínteres, de estar en la parte alta del pelotón.
“Sabíamos que justo en esa recta, cuando giramos a la izquierda, iba a haber viento de costado, por eso tomamos esa curva adelante, pero al final no hubo mucho viento. A veces hay que improvisar un poco y cambiar la estrategia, hay que mantener la calma”, afirmó
“Vamos todos muy nerviosos y muy unidos”, asume Mikel Landa; “había mucha tensión, había viento un poco lateral y sobre todo de cara y, no sé cómo ha sucedido, nos hemos ido ‘al montón’ ”, explicó Imanol Erviti; “se va incómodo, hay frenazos, bandazos, caídas... ha sido un frenazo o un bandazo y no he podido evitarlo”, se resignó Ion Izagirre.
La de ayer, a 11 km de meta, es la tercera caída de entidad en lo que va de Vuelta. La primera fue e Gamonal, a 4 km de la llegada; la segunda en Molina de Aragón, a 2 de meta. Curiosamente los tres días con final al esprint. “Perdí a Matteo (Trentín) faltando como 10 kilómetros, pero al final tuve a Ryan (Gibbons) y a Rui (Oliveira) y estuvimos perfectos”, explicó Juan Sebastián Molano, cuarto en la etapa que ganó Philipsen.
Sobre lo que pasó en el remate de la etapa, Molano señaló: “Al final tuve que contrapedalear dos veces, me vi en el piso dos veces en los últimos 600 metros y eso te merma mucho. Estas carreras son difíciles y me voy adaptando un poco más con el equipo que tengo acá. Estamos haciendo un trabajo enorme, no voy a bajar la cabeza nunca y espero regalarles una victoria”.
Molano dijo que en el equipo sabían lo difícil que iba a ser el remate de la etapa. Una caída a 11 kilómetros de la meta afectó al ahora exlíder Reim Taaramae y a candidatos como Romain Bardet. “Desde la mañana sabíamos que iba a haber mucho estrés en los últimos 30 kilómetros. Pensé que iba a haber más caídas”, reconoció. La suerte que está siendo la estrella de la carrera y ha dado máximo protagonismo al valiente Jasper Philipsen y al renacido Fabio Jakobsen.
Porque de momento los grandes favoritos, aparte del triunfo de Primoz Roglic en la crono del primer día, nada de nada. En buena parte por el viento. Que no ha aparecido cuando se le esperaba para provocar abanicos, en las etapas llanas y expuestas, y se presentó cuando no se le quería, pegando de cara en Picón Blanco.