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Atletas afganos en los Paralímpicos: un drama con final feliz
Los dos representantes de ese país lograron competir. Habían quedado atrapados.
Zakia Khudadadi, atleta paralímpica de Afganistán. Foto: Philip Fong. AFP
Zakia Khudadadi, una de las dos integrantes de la delegación afgana presente en Tokio para los Juegos Paralímpicos tras su evacuación de Kabul, participó este jueves en el estreno histórico del taekwondo en este evento.
Impasible y con la música de "Thunderstruck" de AC/DC, Zakia Khudadadi se dirigió a su combate contra la uzbeka Ziyodakhon Isakova.
La taekwondista afgana, que compite en -49 kg (categoría K44), ganó el primer asalto 6-5, antes de ser superada en el segundo y finalmente caer 17-12 en su duelo de octavos de final. Quedó relegada entonces a luchar por la repesca y cayó en ese cuadro ante la cinco veces campeona mundial ucraniana Vikotriia Marchuk por 48-34.
"Claro que sí, la situación actual en Afganistán me preocupa", afirmó Marchuk. "Estoy muy contenta con que mi adversaria haya podido competir contra mí", añadió.
Ni Zakia Khudadadi ni el otro miembro de la delegación afgana, Hossain Rasouli, que participó el martes en salto largo de atletismo (categoría T47) hablarán a la prensa, anunció el Comité Paralímpico Internacional (CIP).
"Les dejamos tranquilos en los últimos días para que se concentren en la competición, ya que era su sueño participar", afirmó el jueves Craig Spence, portavoz del CIP. "Ahora vamos a comenzar a discutir qué pasará en la ceremonia de clausura", apuntó.
El martes, el atleta afgano Hossain Rasouli también tuvo su oportunidad para competir. El joven de 26 años no llegó a tiempo para competir en su categoría predilecta, los 100 metros planos T47, pero pudo hacerlo en salto largo, una categoría en la que jamás había participado en grandes eventos. Quedó último, pero eso era lo de menos.
El afgano, que perdió su mano izquierda por la explosión de una mina, saltó a la pista saludando a los responsables del equipo presentes en un casi vacío Estadio Olímpico y después se señaló con orgullo el emblema del Comité Paralímpico de Afganistán en su uniforme.
"Fue genial verlo" en lo que supuso "una ocasión muy especial", dijo Craig Spence, portavoz del Comité Paralímpico Internacional, afirmando que el atleta estaba "muy ilusionado" por poder competir.
Cuando los talibanes tomaron Kabul el 15 de agosto, Rasouli y su compatriota taekwondista Zakia Khudadadi se vieron atrapados y sin posibilidad alguna de llegar a Tokio.
Su sueño paralímpico parecía acabado, con un voluntario de Tokio 2020 encargado de llevar simbólicamente la bandera afgana durante la ceremonia inaugural, al no haber ningún atleta de ese país. Pero durante el fin de semana se conoció que los dos deportistas habían conseguido salir del país y, tras una parada en Dubái, habían sido acogidos una semana en el centro de entrenamiento de alto rendimiento del ministerio de Deportes de Francia.
De allí volaron a Tokio, donde llegaron el sábado por la noche. Desde entonces, el Comité Paralímpico Internacional los ha mantenido alejados de los medios, argumentando que necesitan concentrarse en la competición.