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Catalina y Andrés Usme: los hermanos que son símbolos del América campeón
Ella como crac, y él como entrenador, guiaron al equipo a la corona en la Liga Femenina.
Catalina Usme y su hermano Andrés Usme. Foto: Santiago Saldarriaga y Dimayor
Andrés Usme y Catalina Usme no solo comparten el apellido de hermanos, también comparten el amor por el fútbol, esa pasión que un día se instaló en la casa de la familia y ya nunca se fue, se quedó a vivir allí, bajo el mismo techo, como si fuera otro integrante del hogar, y fue creciendo, como si fuera otro hermano Usme.
Eso de ser campeones les viene bien a los Usme, lo hicieron con el América en la Liga femenina del 2019, y repitieron el domingo al ganar la final contra Deportivo Cali. Él desde la raya técnica; ella dentro de la cancha. El hermano mayor como guía de un proyecto; ella, la hermana menor, como estrella de ese proyecto. Él, con su conocimiento, enseñando cómo llegar a la victoria; ella haciendo real esa victoria, con sus goles, con su talento. Así son los Usme, antioqueños nacidos en Marinilla, nacidos para el fútbol, nacidos para ganar.
“Andrés y yo hemos tenido un vínculo no solo familiar. A través del fútbol hemos creado una sincronía desde muy pequeños. Él ha estado presente en toda mi carrera, desde muy pequeña ha sido el guía mío. La historia de Andrés y la mía va de toda la vida”, dijo Catalina en una entrevista que concedió a los medios de la Conmebol, en 2021.
Catalina y Andrés Usme, símbolos del América. Foto:Twitter del América femenino
Andrés Usme tiene 37 años y ha dedicado su vida a eso de prepararse para enseñar fútbol. El hermano de Catalina incursionó en el fútbol femenino en las inferiores del Medellín, luego dirigió al equipo Formas Íntimas en la Copa Libertadores de 2016, entonces ese apellido que ya era futbolero por su hermana empezó a sonar con fuerza desde la dirección técnica.
Ya en 2017 Andrés estaba en el América de Cali, llegó con una misión: desarrollar el fútbol femenino en el club escarlata. Crear un proyecto, volverlo sólido, ganar un título, el que conquistó en 2019, y luego ganar otro, el que ganó el pasado domingo, y ahora, con esas dos coronas, mira con añoranza la Copa Libertadores, que es su siguiente obsesión, y para eso cuenta con su hermana, la que traduce en la cancha lo que él enseña, y la que en últimas lo empujó a esta aventura del fútbol femenino.
Andrés Usme, técnico del América femenino. Foto:Efe
“Nos entendemos más a nivel profesional que como hermanos. Naturalmente como en toda familia tenemos nuestras diferencias, pero a nivel profesional siempre nos hemos entendido. De ahí nace mi amor por el fútbol femenino, de ver su talento”, dijo Andrés en esa misma nota con la Conmebol.
El domingo, Andrés vivió uno de los momentos más emotivos de su carrera, porque no podía creer que ese estadio estuviera tan lleno, tan vivo, y todo porque sus jugadoras se peleaban un título. Andrés sacó lo mejor de sí, todo su conocimiento para que Catalina y las demás hicieran realidad este nuevo sueño.
“Tengo una felicidad que no se alcanzan a imaginar. Hoy ganó el fútbol femenino, más allá de que América, gracias a Dios, lograra su segunda estrella, de que hoy con nuestra gente pudimos gritar campeones, yo creo que el que ganó fue el fútbol femenino en general”, dijo Andrés.
Catalina, el alma del América
Catalina tiene 32 años y una trayectoria de estrella. Es figura en la Selección Colombia y símbolo de este América. Catalina es una jugadora que contagia, porque es capaz de levantar el ánimo de sus compañeras con su voz firme, que a veces parece de aliento y a veces de regaño aunque no sea regaño. Su voz es así, fuerte, sonora, y así se hace sentir, se hace escuchar.
Catalina forjó desde niña un carácter de acero, lo hizo para abrirse campo en el fútbol, desde cuando era niña y jugaba con niños, incluido su hermano Andrés y su otro hermano Diego, por esa época ya se ponía brava si perdía, si le quitaban la pelota, y por esa época, con 6 o 7 años, le dijo a su familia que había tomado una decisión que no era juego, y que no era inocencia, era convicción: “quiero ser futbolista”, y así asumió el desafío de jugar en serio, de ser profesional, de ir a la Selección Colombia, de ganar títulos.
Hoy Catalina es crac, y es de las que cumple lo que se propone. Antes de arrancar este campeonato dijo en la intimidad del camerino: “vamos a ser campeonas y yo voy a anotar 15 goles”. Cumplió. Sus palabras tienen la precisión de sus tiros libres.
En la final del domingo Catalina anotó dos goles, como para ratificar que era su final. El segundo que hizo fue de penalti, y eso no le quita méritos; se paró frente a la pelota con la serenidad de las mejores, y definió con categoría. Lideró a un plantel que pese a perder en la ida, no iba a dejar soltar este título, lo tenían amarrado en la mente y en los pies.
“Nadie sabe todo lo que tuvimos que sufrir. Este es el equipo de Dios, porque estuvo con nosotros siempre, nunca estuvimos solas; el triunfo es para Dios y para las familias”, dijo Catalina el domingo, radiante, feliz por el deber cumplido. Terminó como máxima anotadora del campeonato y como gran figura de esta Liga. Además, superó la barrera de los 50 goles, llegó a 55 anotaciones, para consolidarse como la artillera histórica del campeonato.
Catalina y Andrés cumplieron lo que se prometieron, pero este no es el final. Ahora Catalina dice, con la fuerza de su voz, que América va por la Copa Libertadores, la que jugarán este año, que quieren ganarla después de perder la final el año pasado, y ese es el mismo sueño de su hermano, y si ella lo dice, así, con esa convicción que tienen las que anotan un penalti para en título, pues a Andrés tiene que creerle.