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Millonarios vs. Nacional: ¿hoy se puede hablar de 'revancha' por la final en El Campín?
Embajadores y verdolagas se ven en Bogotá tras 64 días del clásico que lo cambió todo.
“En el fútbol, como en la vida, no hay revanchas. Solo nuevas oportunidades”. Lo dijo el siempre pragmático Diego Pablo Simeone antes de enfrentar con el Atlético de Madrid al Real Madrid, en la final de la Liga de Campeones de 2016. Alejar el peso de la final perdida ante el mismo rival, en 2014, era el objetivo del DT argentino. Pero para lamento suyo, su Atlético –pues el equipo contemporáneo lleva su apellido– volvió a caer.
Lo hizo porque en el mundo sensible está escrito que la corona del Real es orejona, pero quizá también porque en el mundo inteligible el futbolista le debe lo suyo a las palabras que lleva en la cabeza y al sentimiento que carga en el pecho. Y la sed de revancha, anclada en el anhelo humano de cambiar el pasado, conecta con la ilusión de todo aquel que patea una pelota: transformar lo imposible en realidad.
Millonarios vs. Atlético Nacional. Foto:Sergio Acero y Jaiver Nieto. EL TIEMPO.
Aquella noción de revancha, tan inasible como inspiradora, es la que reina hoy en Colombia por el reencuentro entre Millonarios y Nacional.
64 días después del día que cambió la historia, cuando el equipo bogotano le ganó la estrella al antioqueño en El Campín, en una finalísima de drama y llanto, azules y verdes se vuelven a ver en un juego oficial, tras el amistoso que ganó Millonarios en Estados Unidos, en julio. Hoy, la situación los pone en momentos distintos, pero con el pasado presente.
Millonarios llega con las piernas cansadas que, a ojos del hincha y negativas de Alberto Gamero, todavía no se recuperan de la exigencia del título 16. Nacional lo hace con William Amaral, el sobreviviente en la línea técnica del alud que representó para Paulo Autuori la final perdida el 24 de junio. Millonarios aparece con dudas por el buen juego que no encuentra y las lesiones de Luis Paredes y Juan Pablo Vargas. Nacional, líder del campeonato, con un invicto de cuatro partidos –tres de Liga y uno de Copa–, y un ritmo que entienden cada vez mejor los refuerzos y los antes lesionados. Millonarios irrumpe con una camiseta de fondo blanco y ondas celestes que homenajea el cielo al que canta el himno bogotano y al que Millonarios le ha dado el color azul rey. Nacional lo hace con la piel verde, aquella del equipo más copero, el más grande del país.
En los camerinos, ningún jugador piensa en que el juego de hoy es “una nueva oportunidad”. Todos se imaginan que es una revancha, una por concretar y otra por evitar. Y aunque en la realidad no lo sea, pues el título ya se dirimió, en la emoción lo es. El fútbol deja soñarlo.