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Fernando Diniz, el DT campeón de Copa Libertadores que será rival de Colombia: perfil
Es el seleccionador interino de Brasil y visitará Barranquilla el 16 de noviembre.
Fernando Diniz extendió los brazos como si fueran alas y emprendió su vuelo por el Maracaná para mirar de cerca cómo su equipo, el Fluminense, acababa de derrotar a Boca Juniors y ganaba la Copa Libertadores. Llevaba la mirada brillante, los ojos húmedos, la sonrisa enorme, el corazón agitado; abrazaba a todo el que encontraba en su camino; lanzaba besos, levantaba sus puños, corría desaforado, gritaba, se agarraba la cara, el pelo, daba brinquitos infantiles; dio un bote y se puso de pie con altivez, como quien realmente vive su día más feliz, su locura más extrema, como quien no cree lo conseguido.
Es Fernando Diniz, el entrenador de moda en Brasil, el que duerme con la Copa Libertadores bajo la cobija, el que diseñó el plan para que su Fluminense tumbara la mística Xeneize. Y es el técnico del que más se habla hoy en día en Brasil, no solo por la gesta que acaba de lograr, sino porque es un entrenador de dos facetas que vive en dos oficinas, con dos trabajos exigentes. Un día desata su fatiga como campeón continental con Fluminense y a las 48 horas, tras recuperar la compostura, se sienta muy serio a dar la lista de convocados de Brasil, pues además es el técnico interino del seleccionado brasileño, próximo rival de Colombia en la eliminatoria, el 16 de noviembre en Barranquilla.
Diniz se sienta en el trono más alto y exigente del fútbol brasileño, el de seleccionador nacional, pero al mismo tiempo es técnico de club. Le toca repartir sus objetivos y sus estrategias, del club a la Selección, de la Selección al club. Fue designado como interino del seleccionado mientras asume Carlo Ancelotti, el técnico del Real Madrid, probablemente al final de la temporada, es decir, a mediados del 2024.
Mientras tanto, su misión es encaminar la eliminatoria, que Brasil sea la mejor Brasil, que mande, que domine, que tenga paso imponente, que baile samba. Pero por ahora eso no se da: en cuatro partidos Brasil es un Brasil terrenal, lleno de mortales, un equipo sin batucada, que marcha tercero en la tabla y que ha cedido puntos que normalmente no cedería y que ha sufrido sustos que normalmente no sufriría. Así que el reto de Diniz, ahora que tiene el cetro continental, es enorme: es hacer de Brasil la Brasil de siempre, y su primer desafío como entrenador campeón del continente es enfrentar a Colombia.
Fernando Diniz, DT de Fluminense. Foto:EFE
Tiene 49 años, nació en Patos de Minas (Brasil) y tiene una extensa carrera que empezó con los guayos puestos, pues Diniz fue futbolista, un mediocampista que tuvo su trayectoria solo en Brasil, en equipos como Palmeiras, Corinthians, Fluminense, Flamengo, Cruzeiro o Santos, entre otros. Desde el 2009, un año después de su retiro como jugador, es entrenador y ha estado en equipos chicos y grandes. Empezó en el modesto Votoraty, donde ganó la Copa Paulista y el Campeonato Paulista Série A3. Y fue avanzando, dando pasos enormes hasta llegar a dirigir a equipos de la talla de Paranaense, Fluminense, São Paulo, Santos, Vasco da Gama... Un todoterreno de la dirección técnica, que atesoró otros logros como la Copa Guanabara y el campeonato Carioca con Flumiense, hasta que llego su mayor victoria, la Copa Libertadores, entonces se entiende su euforia.
Algunos le llaman el Guardiola brasileño, por su obsesión con el juego de toque y la posesión del balón, aunque en realidad Fernando Diniz es lo opuesto a Guardiola. Su filosofía está en el otro extremo, es la de otorgar libertad a sus futbolistas, que no se sientan amarrados, que expresen sus condiciones sin un rigor posicional, como quien huye del esquema táctico para priorizar el rigor asociativo, la combinación de pases, el culto a la pared, al juego ofensivo y alegre, muy brasileño, muy del jogo bonito, del toque veloz, de la gambeta, de la magia, de la voracidad al ataque, con un juego que nace en el potrero o en la arena de Copacabana, como si su idea fuera retornar a las raíces del fútbol brasileño. Unos le llaman fútbol arte, otros, simplemente, dinizismo, como si fuera una tendencia que ya lleva su apellido, una forma de jugar sin grilletes, con plena libertad de movimientos y de estructuras tácticas.
El legendario exjugador Ronaldo Nazario fue uno de los que en su momento lo postuló para DT de Brasil: “Sería un atractivo para la Selección. Es un tipo que juega bien y da espectáculo”, dijo. Un espectáculo que se distancia de Guardiola y en general de las metodologías europeas. Él mismo lo dijo: “Su forma de tener el balón (la de Guardiola) es casi la contraria a la mía. Es un juego más posicional. Los jugadores respetan mucho la posición y el balón se va al espacio. Mi forma de ver el fútbol es casi ‘aposicional’… Los jugadores pueden cambiar más de posición, el campo está más abierto, en ciertos sectores nos acercamos. Uno es un juego más confinado en posiciones y el otro es más libre”, dijo sobre su manera de entender el juego. Y Guardiola ya respondió: “Quiero saber más de ese juego no posicional, tal vez Diniz me cuente cuando nos encontremos”.
Fernando Diniz, DT de Fluminense. Foto:EFE
Es una ganancia muy importante. Mi voz será amplificada. Hay cosas que siempre hablo, pero después de hoy esas cosas de las que he hablado toda la vida van a quedar circulando para siempre
Diniz armó su idea del campeón Fluminense con verdaderos líderes, con un gladiador como Felipe Melo, con un lateral de mil batallas como Marcelo, con el equilibrio de André, con la pausa exquisita de Ganso, con la dinámica del colombiano Jhon Arias y con los goles de un delantero infalible como Germán Cano. Con ellos conquistó la gloria del continente, con ellos logró que su idea tenga eco, porque al fin tiene un título grande que certifica su pensamiento:
“Es una ganancia muy importante. Mi voz será amplificada. Hay cosas que siempre hablo, pero después de hoy esas cosas de las que he hablado toda la vida van a quedar circulando para siempre”, dijo al ganar la Libertadores.
También es un líder, un profesor capaz de trasmitir eficientemente el mensaje al jugador. Incluso es psicólogo de profesión. Él mismo comentó en una entrevista: “Mi vocación siempre ha sido el área humana. Quería estudiar psicología, filosofía o sociología”, dijo a UOL Brasil en diciembre de 2012. Además es algo visionario. Cuando el partido con Boca estaba empatado, Diniz llamó al delantero Kennedy, lo arrinconó y le dijo, bien cerquita, mirándolo a los ojos, como una instrucción que no tiene pierde: “Tú vas a hacer el gol del título. Tú vas a hacer el gol del título. Tú vas a hacer el gol del título”, le gritaba, y no era un clamor, era una certeza. Kennedy entró y cumplió. Hizo el gol del título continental. Diniz lo sabía, lo presentía, lo presagiaba.
Selección de Brasil. A la izquierda, el DT Fernando Diniz. Foto:Efe
Toda su idea ya lo llevó a la gloria en Fluminense, pero no en la Selección. Y parece lógico. Son dos concepciones diferentes. Con Brasil no tiene tiempo de aplicar lo que profesa, no alcanza a modificar el chip del futbolista que viene de Europa, por eso le ha costado el arranque de la eliminatoria, por eso despierta las primeras críticas, pero ahí va, imponiendo su estilo contra viento y marea.
Diniz ya cambió de faceta como quien se cambia de ropa o de oficina, como quien conoce la frontera entre dirigir el club y la Selección, ya dejó atrás su locura vivida en el Maracaná, su mayor euforia, y recuperó la seriedad del caso para encarrilar el fútbol de Brasil en la eliminatoria.