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Meluk le cuenta... (Adiós, Jhon Mario; y la calidad)
No hace más de un mes que lo vi, sin saber que sería la última vez.
Aún estoy como los boxeadores que reciben un golpe demoledor en la quijada. Atontado. Como sin creerlo. Sin reaccionar del todo. La muerte de Jhon Mario Ramírez impacta al fútbol colombiano por ser un DT en ejercicio, por ser un tipo joven (50 años), por recordarnos lo brutal y cruel de esta peste.
No hace más de un mes que lo vi, sin saber que sería la última vez. Estaba feliz, afectuoso, vital, lleno de sueños. La vida y el fútbol le habían dado una segunda oportunidad como entrenador de Patriotas, luego de un rápido paso como comentarista de radio y TV.
Jhon Mario Ramírez Foto:Twitter: @PatriotasboySA
Perdón por usar la primera persona, pero desde este rincón de prensa envío un insuficiente mensaje de solidaridad y paz a la familia de Jhon Mario, como a todas las 104.678 familias de las personas fallecidas por el covid-19 hasta ayer, en la que es sin dudas la tragedia más grande de toda la historia del país. Terrible. ¡Cuídense mucho!
* * *
Schick es una cuchilla. Y no es publicidad. Patrik Schick, un semidesconocido centrodelantero checo que juega en el Bayern Leverkusen alemán, vive su momento más glorioso y famoso con los cuatro goles que ha marcado en la Eurocopa y que ya tienen a la sorpresiva República Checa en cuartos de final.
Este domingo, el gigante de 1,87 metros le ‘cortó la cara’ nada menos que a Países Bajos (la vieja Holanda) al anotar el definitivo 2-0 para eliminarla. “Hoy se vio que no tenemos su calidad, pero no se trata de calidad, se trata de compromiso”, afirmó.
El equipo mantiene los mismos problemas en el centro de la zaga, en los laterales ofensivos, en la creación y en la definición.
Las palabras de Schick me retumbaron en la Selección Colombia. Vengo desde hace días (perdón de nuevo por la primera persona) con una idea en la cabeza: en el remate de la era del técnico José Pékerman, en el tiempo que estuvo el técnico Carlos Queiroz y ahora en el comienzo del trabajo del entrenador Reinaldo Rueda, el equipo mantiene los mismos problemas en el centro de la zaga, en los laterales ofensivos, en la creación y en la definición. Es lógico: la base de jugadores es la misma, pues son los mejores que hay, son los mejores que tenemos hoy.
Por ejemplo: Zapata, Muriel, Borja y Borré son buenos jugadores, pero ninguno es Falcao. Usando las palabras de Schick, ninguno tiene la “calidad” de Falcao.
Por ejemplo: Cardona es un buen jugador, eso está claro, pero no es James. Repito con Schick: no tiene la “calidad” de James.
Y en ese sentido, la mayoría de la afición y de la crítica creen que Colombia ha jugado toda la vida al ataque, a la ofensiva, cuando la calidad del fútbol colombiano se hizo desde la defensa, con planes y estrategias defensivas.
La gran revolución del gran Francisco Maturana, seguida por Bolillo Gómez y el resto de su escuela, fue defenderse con la pelota. La diferencia es que con Pékerman en el remate de su era, con Queiroz y ahora con Rueda se defiende sin la pelota. Con las palabras de Schick, son de “compromiso”, de orden, de lucha, de marcar...
Tenemos buenos jugadores, por supuesto, pero quizás no toda la calidad que creemos.