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A James le llegó la hora de resurgir en la Selección Colombia
Llega en buen momento y es esperanza para enfrentar a Perú y Argentina.
Colombia Paraguay. Segundo tiempo. Cero a cero en estadio Metropolitano de Barranquilla. Foto: Vanexa Romero/El Tiempo
James Rodríguezya no es el de hace cuatro años. Ni el de hace 8. Es un James que ya no está en el primer nivel del fútbol mundial. Pero es James, y su solo nombre sigue siendo motivo de esperanza para la Selección Colombia, porque su talento está ahí, lo guarda dentro del botín izquierdo, a veces lo esconde, a veces como que se olvida de que lo tiene, pero lo tiene, y es el momento de que lo recuerde, porque Colombia lo necesita para poder clasificar al Mundial de Catar, justo ahora, en esta recta final de la eliminatoria: la hora de la verdad.
James, el mismo que pasó un largo año sin estar vestido de amarillo, y recién vino a probarse esa camiseta el pasado noviembre, está otra vez en la convocatoria. Llega a la Selección, esta vez, en una curva ascendente. Ayer jugó con el Al Rayyan en el empate 1-1 contra Al Ahli, no anotó, no asistió, pero un remate suyo derivó en el gol de su equipo. Así que su enero sigue siendo muy bueno, y motivante: dos goles. Dos asistencias. 270 minutos en cancha. Solo se perdió un partido, por causas no aclaradas por el club (que covid, que un problema físico, se dijo). En la temporada en Catar lleva 8 partidos, 4 asistencias, 3 goles y una expulsión. Llega con ritmo y, ojalá, con confianza. La necesita.
Y Colombia lo necesita en plenitud: concentrado, entregado, dispuesto, decidido. Que llegue sin lesiones. Que llegue con su magia liberada. Que llegue con sus remates afinados. Que llegue con la cabeza despejada –ya cambió de look y se despidió del cabello azul–. Que vuelva a ser el guía, el constructor de juego, y si los equipos tienen alma, ¡que él sea el alma! Que haga que la Selección se sienta cómoda, que el fútbol le fluya, que la pelota no le huya, que se busque con sus compañeros y ellos lo busquen a él, como antes. Que Cuadrado, Díaz y los demás encuentren la memoria del gol, que por algún lado anda extraviada.
Reinaldo Rueda alcanzó a pensar en juntar a James con Juan Fernando Quintero, un clamor de país, los dos talentosos juntos y al tiempo y en esta etapa clave. Pero Quintero no pudo estar, una lesión de rodilla frustró esa idea. Rueda alcanzó a decir de James: “Viene creciendo, soltándose, haciendo un juego más fluido”, y tiene razón, eso es lo que viene haciendo James, creciendo después de haber crecido, y fluyendo...
La eliminatoria al Mundial de Catar 2022 ha sido hasta ahora incómoda para James Rodríguez. Una mala fiesta. Una tortura. No la ha disfrutado ni poquito. No la ha celebrado. No lo ha motivado. No lo ha hecho brillar. Ni siquiera la ha jugado toda. La ha sufrido. Lleva 6 partidos. 6 de 14. Es decir, menos de la mitad. Tiene dos derrotas a cuestas que lo doblegaron, contra Uruguay y Ecuador, derrotas que lo mandaron a la lona, que apagaron su talento, al menos por un tiempo.
Solo ha hecho un gol. James, el mismo que en la eliminatoria al Mundial de Brasil 2014 anotó 3, y en la de Rusia 2018 hizo 6, lleva ahora solo unito. Y no fue un gol para festejar, no fue un gol que dio puntos, no fue un gol que dio alegrías, no fue un gol que sirvió para algo. Fue solamente el gol del descuento en el 6-1 sufrido contra Ecuador, y de penalti, cuando la Selección ardía en llamas: un gol que ni siquiera fue una gota de agua. Tampoco ha sido el genio de las asistencias, esa arma tan suya, no ha estado afinada. Lleva... 0.
Su participación esta vez ha sido muy poca. Con Rueda, luego de desencuentros que parecen superados, llega a su segunda convocatoria –en la pasada Copa América fue desconvocado–. Volvió en noviembre, un año después, para jugar contra Brasil y Paraguay. No pasó nada. No fue la solución que Colombia pedía a gritos. Llegó esa vez en bajo ritmo, había sufrido en Catar un golpe en las costillas y una expulsión. Rueda, incluso, confesó: “No está en el nivel ideal”. Casi que lo devuelve, casi le dice que mejor no, que aún no, que no era el momento, pero no le iba a hacer otro desplante.
La hora de la verdad
Colombia Paraguay. Segundo tiempo. Cero a cero en estadio Metropolitano de Barranquilla. Foto:Vanexa Romero/El Tiempo
Y sí, su eliminatoria es mala hasta el momento, pero quedan cuatro partidos para cambiar la historia. Cuatro partidos para volver a ser el James de antes, el James que resuelve, el James que la gente quiere, y Rueda y sus compañeros. Primero es Perú, rival directo, el todo o nada, y después es Argentina, el ya clasificado y sin Messi.
Claro, brillar en la Selección no es cuestión de frotar la lámpara, ni siquiera con los genios. A la Selección se supone que todos tienen que llegar en plenitud, y eso tampoco es garantía. Muchas veces James llegó mal, en crisis, banqueado, y la camiseta amarilla era como su armadura, con la que salía a dar batalla, indestructible. Pero ahora es diferente, porque James sigue en ese proceso de reencontrarse en la Selección, de abrirse otra vez el campito, de convencer de una vez por todas a Rueda, de ganarse la confianza, y él, a recuperar su confianza.
Colombia tiene jugadores en mejor momento que James, como Luis Díaz, como Juan Guillermo Cuadrado, pero si James está ahí, y sin lesiones, hay que aprovecharlo. Sí, no es el de hace 4 ni el de hace 8 años, pero el James de hoy todavía tiene la magia guardada y sigue siendo esperanza para la Selección.