Los cuatro jinetes del apocalipsis futbolístico... (Opinión de Jorge Barraza, Último tango)

Es más complicado jugar contra selecciones organizadas, bien preparadas y con un cien por ciento de futbolistas que actúan en las ligas europeas que enfrentarse a ciertas formaciones de Asia, África, Oceanía, Concacaf o incluso a algunas sudamericanas de escala B.

Kylian ya había levantado polvareda en mayo de 2022 al señalar que, “cuando llegamos a la Copa del Mundo, estamos listos. En cambio, Argentina y Brasil no tienen eso. No juegan partidos de mucho nivel para llegar al Mundial. En Sudamérica, el fútbol no está tan avanzado como en Europa, por eso en las últimas copas del mundo, si miras, siempre son los europeos los que ganan”. Situarse por encima de Argentina y Brasil siendo francés no parece muy atinado: tienen entre ambos 8 títulos mundiales y fueron 13 veces finalistas. Como agregado, América del Sur ostenta 6 títulos y 8 subcampeonatos olímpicos. Y además dieron al concierto internacional a los más extraordinarios futbolistas. De hecho, luego de haber manifestado aquello, Francia perdió la final ante Argentina.

“Acá todos los equipos se conocen entre sí, jugamos entre nosotros todo el tiempo. Tácticamente es un fútbol muy similar”, agregó la nueva estrella del Real Madrid. No es así: Francia no enfrenta asiduamente a Alemania, Inglaterra, España, Italia, Holanda o Portugal. En Eliminatorias están siempre en grupos diferentes y no se cruzan. La Uefa justamente organiza la clasificatoria en diez grupos y divide a un grande en cada uno, cuestión de que todos puedan clasificar sin mayores problemas. Y en la Eurocopa solo se ven las caras si llegan a instancias decisivas.

La Uefa tiene 55 , siete de ellos poseen selecciones poderosas, las nombradas Alemania, Italia, España, Francia, Inglaterra, Holanda y Portugal. Luego viene un segundo estrato de considerable fortaleza: Bélgica, Dinamarca, Croacia, Suecia, Serbia, Suiza, Polonia, Escocia, Rusia, República Checa, Austria, Hungría. En un tercer lote ubicaríamos a Noruega, Rumania, Grecia, Ucrania, las Irlandas, Turquía, Islandia, Eslovenia, Eslovaquia, Macedonia del Norte, Gales. Y detrás se apelotona una veintena de formaciones a las que podríamos definir como simpáticas o entusiastas, caso Gibraltar, San Marino, Chipre, Malta, Luxemburgo, Lichtenstein, Islas Feroe, Andorra, Albania, Montenegro, Kosovo, Estonia, Armenia, Azerbaiyán, Letonia, Lituania, Moldavia, Kazajistán, Georgia, Bielorrusia. 

No todo lo que reluce es oro. Si Messi hubiera debido enfrentar a estos equipos en sus 19 años de selección, seguramente tendría 200 goles más. Pero debe chocar frecuentemente con Brasil, Uruguay, Chile, Colombia, Paraguay, Ecuador… y contra estos no es tan sencillo. Además, jugar en la altura, en el calor, en la humedad.

Al margen de ello, debería recordarse que, en el último Mundial, Francia perdió con Túnez, Japón les ganó a Alemania y a España, Australia derrotó a Dinamarca, Corea del Sur a Portugal, Marruecos a España y Portugal… Hay cantidad de ejemplos de que las selecciones “tercermundistas” pueden tumbar a los europeos. Estos son fuertes, no invencibles.

Sin alardear ni compararla con la Eurocopa (ambas competencias son muy atractivas), tiene la Copa América un honor exclusivo: es el único campeonato que albergó a las cuatro mayores estrellas futbolísticas de la historia: Di Stéfano, Pelé, Maradona y Messi. De los cuatro, solo Di Stéfano disputó la copa europea, en 1960, por tener la doble nacionalidad. Ellos son los cuatro jinetes del Apocalipsis futbolístico.

La Liga Española logró reunir a los tres argentinos, aunque no a Pelé. Los Mundiales disfrutaron de tres de ellos, faltó Di Stéfano (estuvo con España en Chile 1962, pero no pudo jugar por una afección estomacal). Alfredo y Messi fueron, de los cuatro, quienes lograron el título americano, en Ecuador 1947 el primero, en Brasil 2021 el segundo. Di Stéfano había llegado como suplente a Guayaquil, pero al segundo partido se lesionó René Pontoni, entró La Saeta y, además de ser campeón, marcó 6 goles. Tenía veintiún años. No volvió a disputar la Copa pues Argentina retornó la competencia recién en 1955 y él ya estaba en España. No fue convocado.

Pelé solo disputó la edición 1959 en Buenos Aires, a sus diecinueve, y quedó segundo; sin embargo, dejó su sello: fue el goleador del certamen con 8 anotaciones y engalanó cada partido. Desde ese momento, Brasil no volvió a llevar su selección principal al torneo hasta 1975; ya Pelé estaba en el Cosmos.

Maradona intervino en 1979, 1987 y 1989. Quedó en deuda porque no pudo coronar ni descollar. No obstante, con una sola maniobra despertó iración. En una acción insulsa justo en el centro del campo, a unos 50 o 55 metros del arco rival, vio adelantado al arquero uruguayo Zeoli y remató de emboquillada, la pelota superó al meta y, cuando parecía gol, rebotó en el travesaño y volvió al campo. Fue una repentización genial y el estadio Maracaná, entero, explotó en aplausos. El genio demostraba por qué. Sus lesiones, suspensiones o problemas extrafutbolísticos le impidieron jugar más.

Messi es el de más apego al torneo, lo jugó en 6 ocasiones: 2007, 2011, 2015, 2016, 2019 y 2021, logrando el título en el último intento, siendo subcampeón en tres y tercero en Brasil 2019. Marcó 13 veces y dio 17 asistencias. Un jugador fascinante con partidos y goles sensacionales en la competencia, pero metido en una época difícil del fútbol argentino. En doce años de selección nunca encontró un socio para tocar ni un técnico que potenciara su juego, hasta la llegada de Scaloni en 2018 y la conformación de un grupo competitivo como fue en 2021.

Siempre que sale a la superficie el tema del mejor de la historia, alguien intenta colar a alguno de su preferencia, es natural, a todos nos pasa. Cruyff suele figurar en esas listas. Fue muy grande, sí, pero redondeó su imagen de jugador con la del técnico, la del oráculo. 

En lo estrictamente futbolístico lo ubicamos en el segundo pelotón junto a Beckenbauer, Puskas, Zidane, Bobby Charlton, Eusebio, Zico, Ronaldo, Ronaldinho.
En la mesa central de la historia este cronista solo ve cuatro sillas. Y están sentados Di Stéfano, Pelé, Maradona y Messi. No obstante, la Copa América puede ufanarse de haber sido disputada por otros fenómenos como los nombrados Zico, Ronaldo y Ronaldinho. Hablamos de Garrincha, Romario, Rivaldo, Roberto Carlos, Elías Figueroa, Arturo Vidal, Salas, Kempes, Valderrama, Falcao García, scoli, Suárez, Forlán, Cavani, ahora Luis Díaz y tantísimos más.

Asimismo, los futbolistas más codiciados por habilidad y talento siempre estuvieron en Sudamérica. De verdad, sería fantástico ver qué haría una potencia como Francia en una Copa América. Sudamérica ha reinado en el fútbol desde 1924, cuando Uruguay se coronó campeón olímpico.

Francia es nuevita en esto de ser grande. Empezó en 1984 con la gran generación de Platini, Lacombe, Genghini, Bossis, Battiston, Giresse, Six, Tigana, Amorós… Pero logró su primer Mundial en 1998.

Que Mbappé vea más difícil la Eurocopa que el Mundial es una opinión suya, respetable, aunque no necesariamente acertada.
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​Último tango
JORGE BARRAZA
Para EL TIEMPO
@JorgeBarrazaOK