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Zlatan Ibrahimovic: el ‘9’ que robó bicicletas y se proclamó como un ‘Dios'
El goleador cumple 40 añosimponiendo su ley de vida dentro y fuera de las canchas: 'ser diferente'.
El mejor futbolista de Suecia ha marcado más de 560 goles durante su carrera profesional. Foto: EFE, AFP, Archivo EL TIEMPO
El metro noventa y cinco, la mirada de boxeador, aquella frialdad digna del peor asesino y una espalda firme incluso cuando empiezan a pesar los años, al menos para 'los mortales', suelen ser su mejor carta de presentación.
En los días más parcos se considera una “leyenda” o un “rey”.
Durante sus mejores momentos, los ambages desaparecen: es un “Dios”.
Muchos lo distinguen como el encargado de poner a Suecia en el mapa del fútbol mundial. Algunos lo recuerdan como el hombre que anotó un gol de chilena a más de 30 metros del arco rival. Otros lo señalan por ser la gran estrella que no ha besado el trofeo de la Champions League. Y unos tantos aseguran que es el jugador más engreído que ha pisado las canchas europeas.
Ante esas impresiones, la mejor respuesta que podría dar el protagonista sería aquella frase con que tituló su autobiografía: ‘Soy Zlatan Ibrahimovic’.
El goleador, que cumple 40 años este tres de octubre, puede ufanarse de haber cumplido su propósito de niño: “ser diferente”.
De madre croata y padre bosnio, Zlatan comenzó siendo uno más de los cientos de migrantes que llegaron en las últimas décadas del siglo XX a Rosengard, uno de los barrios más precarios de la posindustrial ciudad de Malmö, en Suecia.
Allí, según el relato de su propia vida, la niñez fue cualquier cosa menos sencilla.
En el televisor de casa, las historias de héroes de fantasía brillaron por su ausencia. En cambio, pululaban las noticias de la guerra de Yugoslavia, uno de los conflictos más devastadores en Europa después de la Segunda Guerra Mundial, que tanto marcó la vida de sus padres.
Como en el hogar “solo había cervezas”, “no se daban abrazos”, su madre “vivía llorando” y nadie le preguntaba “¿Qué tal el día?”, Zlatan se acostumbró a la vida de calle.
En lo que por entonces eran las vías de un suburbio, el pequeño extranjero comenzó a robar bicicletas y artículos de supermercado, más que todo, “por placer”.
Así fue hasta que un día decidió que su indomabilidad, esa por la cual se sentía un “pequeño diablillo”, podía enfocarse en parajes un poco más sanos.
¿El fútbol podría ser el escenario propicio? Para los amantes del deporte la respuesta ha sido afortunada.
Zlatan Ibrahimovic comenzó su carrera profesional en 1999 con el Malmö FF, el equipo de su ciudad. Allí tuvo el honor de ser goleador y ascender a la primera división del fútbol sueco en su segunda temporada.
Desde entonces, a la par de su idilio con las redes contrarias, desarrolló lo que ha descrito como su filosofía: “hacer las cosas a mi manera”.
También en el verano del 2009 el Barcelona decidió reforzarse con un jugador de talla mundial y sumarlo a su ya estelar nómina ganadora de la 'Champions' 2008-2009, de nombres como Messi, Iniesta, Xavi, Busquets, Yaya Touré, Piqué y Thierry Henry. Se trataba de Zlatan Ibrahimovic, quien llegó por 45 millones de euros. Las cosas no salieron como se esperaban y el club fue eliminado en semifinales por el Inter de José Mourinho, que luego se llevó el título. Foto:Josep Lago / AFP
En los albores del siglo XXI estuvo cerca de fichar por el Arsenal, de Inglaterra, pero se casó con la propuesta del Ajax, de Holanda. En ese entonces, con 48 goles en 110 partidos, despertó la atención de los grandes del fútbol italiano y se fue primero a la Juventus y después al Inter de Milán.
Tras esa ‘traversata’ italiana, Ibrahimovic llegó en 2009 al equipo con el que menos partidos jugó y en el que ratificó la escasa docilidad de su carácter (si es que alguna vez se pensó que la tenía): el Barcelona de Pep Guardiola.
En medio de jóvenes forjados con los valores de La Masia, Zlatan llegó como el fichaje más caro en la historia del club gracias a una cifra de 45 millones de euros y el traspaso de Samuel Eto’o al Inter (tasado entonces en cerca de ‘20 grandes’).
Acostumbrado a seguir sus propias reglas, la casa de los culés fue, en su primera impresión, lo más parecido a un “colegio”.
“Messi, Xavi e Iniesta parecían colegiales. Los mejores futbolistas del mundo agachaban la cabeza. Yo eso no lo entendía. Era ridículo”, confesó en su autobiografía.
Necesito estar enfadado para jugar bien. La venganza y la rabia me han guiado siempre
Zlatan quiso intentar agradar en el entorno y optó por comportarse distinto. Tal cual comprobó después, aquello fue un craso error.
“Me volví demasiado bueno y no me atrevía a gritar o estallar (…) en vez de ser yo mismo, intenté ser alguien extremadamente amable. Fue una estupidez (…) el antiguo y alocado Zlatan había desaparecido. Era una sombra de mí mismo”.
Con el pasar de los partidos, a pesar de responder con buenos números de goles y asistencias, Ibrahimovic comenzó a frecuentar la banca para darle paso en la centrodelantera a un joven Lionel Messi.
Ante la reforma del equipo catalán que emprendía Guardiola, Zlatan dejó brotar su ira al punto que llegó a insultar a su entrenador. Como no podía ser de otro modo, eso representó su despedida. O al menos fue la gota que rebalsó el vaso.
En su autobiografía reconoció que 'se le fue un poco la mano’, pero lo sucedido era casi que un reflejo de su naturaleza pues “puedes sacar a un niño de Rosengard, pero nunca sacarás a Rosengard de él”.
Zlatan Ibrahimovic pelea con Romelu Lukaku. Foto:EFE
Zlatan regresó a Italia, en 2010, para jugar en el Milan después de su mala experiencia en suelo español. Con los 'rossoneros' consiguió el Scudetto en la temporada 2010-2011. El enorme sueco, bombardero del área y a veces de los camerinos y las gradas, fue uno de los favoritos de la afición (y lo sigue siendo).
Tras un par de años en las filas del equipo de San Siro vistió las camisetas del Paris Saint-Germain, el Manchester United y Los Angeles Galaxy para, finalmente, regresar a la casa ‘rossonera’, prácticamente 10 años después.
Con la camiseta del ‘diavolo’, se ha encargado de liderar la promisoria ‘reconstrucción’ del equipo después de años de anonimato en el panorama deportivo internacional.
Eso sí: a la par de sus goles y aclamas de experiencia, ha mantenido serios roces en las canchas debido a su personalidad díscola.
A la reconocida disputa que mantuvo a comienzos de este año con el belga Romelu Lukaku, por entonces jugador del Inter de Milán, se le sumó un ‘rifirrafe’ con el colombiano Duván Zapata, del Atalanta, por la misma época.
El ‘Toro’, que ha llegado a decir que el sueco fue uno de los “ídolos” de su infancia, encaró a Ibrahimovic a escasos segundos de que terminara el partido en el que el equipo del colombiano venció 3-0.
Por lo que se pudo ver (y oír) en el video del momento, Zlatan reclamó airoso por un supuesto penalti no sancionado.
Zapata, algo envalentonado, le habría insinuado que si su objetivo era sumar ‘otro gol de penal’.
Paso seguido, Ibrahimovic lustró su carácter y le dijo: “He hecho más goles yo que todos los partidos que has disputado en tu carrera”.
Zlatan ha sido distinguido como el mejor futbolista sueco en 12 oportunidades. Foto:AFP
Blanco de cientos de críticas por su talante, Zlatan no ha dudado en ratificar su sorprendente seguridad (por supuesto, a su estilo).
En 2013, durante una entrevista con un periodista local en el marco de las eliminatorias al Mundial de Brasil 2014, despejó cualquier vacilación sobre su carácter.
- ¿Quién pasará de ronda? -inquirió el reportero.
- Solo Dios sabe -respondió Zlatan.
- Nos queda un poco difícil preguntarle, ¿no?
- Estás hablando con él ahora.
Al margen de su temperamento, lo único cierto es que Ibrahimovic es el futbolista que más veces ha recibido el premio como mejor jugador sueco del año.
También es el máximo goleador de su Selección con 62 tantos y, a la fecha, lleva 503 anotaciones en 836 partidos con sus clubes.
La clave, según dice, ha estado en “ser diferente”.
Eso, sin duda, ya lo logró.
El tiempo: su último rival
Ibrahimovic llora en la rueda de prensa. Foto:AFP
Tras las '40 primaveras': ¿Qué sigue?
Hasta el momento, no ha pisado césped durante la Champions League, competición a la cual el equipo italiano volvió esta temporada tras una sorprendente ausencia.
Durante esta temporada, apenas disputó un partido: Milan vs. Lazio. Entró y a los pocos minutos hizo el gol que ratificaba la victoria 'rossonera'.
¿Alcanzará a estar para los próximos encuentros de la fase de grupos de la Champions? Solo el tiempo lo dirá.