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Carolina Otálora, la mujer que encantó la vida bailando en sus patines
La bogotana tuvo una carrera de 32 años. Un cáncer terminal la llevó a optar por la eutanasia.
Juan Manuel Lemus y Carolina Otálora, en 2009. Foto: Facebook Juan Manuel Lemus
"Hágamos de esto algo más serio", fueron las palabras que le dijo su padre a la bogotana Carolina Otálora cuando ella, con 16 años, salía con sus patines a dar vueltas por las cuadras de su barrio.
Desde entonces, aquellos giros que empezaron con unos aparatos deportivos mucho más grandes que sus pies tomaron vuelo propio. Tanto, que se volvieron el centro de la vida de Carolina.
Y así fue hasta el último minuto, cuando un proceso de sedación paliativa terminal le permitió acabar con el sufrimiento que le ocasionó un cáncer gástrico incurable durante el último tiempo.
En medio de la pasión por el patinaje que compartía con sus hermanas Nataaly y Jahiry, Carolina, nacida el 16 de febrero de 1982, empezó con paso firme en la disciplina.
Sus primeras actuaciones, en la modalidad individual, daban cuenta del talento que tenía para bailar sobre las pistas. Pero luego, hace 27 años, cuando conoció a Juan Manuel Lemus, primero un amigo y luego su esposo, todo cambió.
El resumen más exacto dice que, unidos por el amor por su deporte, Juan Manuel y Carolina se volvieron una verdadera pareja.
Juntos compartieron en las pistas, en la casa, en las discotecas, en Colombia, en el exterior, en las buenas, en las malas, en la salud y en la enfermedad.
En su hábitat natural, de hecho, hicieron historia: quedaron campeones nacionales en la modalidad de patinaje artístico en pareja desde 1999 y hasta 2021.
En medio de ese amor que empezó en 1996, le dieron alas a Juan Sebastián, su hijo, quien hoy lleva el legado de la familia.
Juntos, padre, madre e hijo, además de hermanas y más familiares, recibieron la noticia hace ya varios meses de que el cáncer gástrico que padecía Carolina avanzaba rápidamente.
Tanto que, a pesar de los tratamientos, los dolores no cesaban. Y entonces, con algo de desacuerdo inicial de sus allegados, Carolina decidió que accedería a un proceso de sedación paliativa terminal.
Hoy, cuando el país lamenta el fallecimiento de Carolina, Juan Sebastián, campéon nacional, bolivariano, panamericano y centroamericano de la disciplina que lleva en la sangre, se debe repetir como él mismo apuntó hace unos meses en su cuenta de Instagram: "Lo mejor que sé hacer con la muerte es tratar de aprovechar la vida".
Así, también lo deben hacer las decenas de patinadores que pasaron por los ojos y las manos de Carolina, pues el mayor legado de aquella amante de los patines fue encantar la vida con sus acrobacias. Y ese es el mejor homenaje que se le puede hacer a su memoria.