La producción de licores en pequeña escala en zonas rurales de Colombia también se convierte en un hueco para las finanzas y la salud públicas en el país.
El estudio de Euromonitor International dice que la producción de chicha, chirrinche, guarapo, viche (licor del Pacífico colombiano) y sabajón representa un mercado irregular de 72 millones de dólares (205.618 millones de pesos ) al año.
En el 2017 evadió 23,2 millones de dólares en impuestos cuyos dineros se destinan a la salud y representó 5,3 por ciento del mercado ilegal de
bebidas alcohólicas en Colombia.
Y es que aunque los productores artesanales no son considerados competidores fuertes por parte de los legales, los ponderan como un riesgo para la salud de los consumidores porque fabrican sin ningún tipo de normas técnicas ni estándares de calidad. Y a pesar de que la tendencia de los últimos años era negativa, entre el 2015 y el 2017 se percibió un leve incremento (0,7 por ciento) en la demanda por volumen de estas bebidas embriagantes, impulsado por una mayor base de consumidores.
“Dado que el consumo está relacionado con tradiciones autóctonas en ciertas regiones de Colombia, no se espera tampoco reducciones mayores en el consumo”, añade el reporte.
Una de las ventajas competitivas de los licores artesanales es el bajo precio, lo que los hace asequibles a consumidores en zonas rurales.
Igualmente, se ha detectado que aunque algunos los elaboran para sus familiares o amigos, existen sistemas para distribuirlos por vía terrestre a ferias, estancos, tiendas y plazas de mercado.
Como en botica
De otra parte, el estudio dice que la compra de alcohol de farmacia no apto para consumo humano que se utiliza como sustituto de una bebida alcohólica también es preocupante en el país: son 900 hectolitros, que representan 6,7 por ciento del consumo ilegal en volumen total.
Además, el mercado vale 6,1 millones de dólares (17.422 millones de pesos) y es un hueco para la salud de 21,2 millones de dólares (60.543 millones de pesos). A pesar de esto, entre el 2011 y el 2017 la demanda de alcohol no apto para el consumo humano tuvo una reducción de 22,7 por ciento en volumen.
Factores como la relativa estabilidad económica, reducción en los precios de bebidas alcohólicas legales y el incremento en la concientización sobre los riegos del consumo fomentaron ese decrecimiento. En el 2017, el consumo se incrementó en vista de que los niveles de pobreza subieron, y los precios de las bebidas legales de alto grado alcohólico también se encarecieron.
Estas bebidas las consumen, principalmente, personas en pobreza extrema y con problemas de alcoholismo. La facilidad del consumo permite que las mezclen con algún endulzante, jugo u otras bebidas.
El consumo se concentra en las grandes ciudades con población indigente que sufre de alcoholismo.
ROLANDO LOZANO GARZÓN
Economía y Negocios