“Si estoy trabajando y cotizo, pues bien, pero eso no me trasnocha…”. Esto me dijo un joven de 31 años hace un par de años y lo recordé, de nuevo, porque surgió de una discusión sobre lo que les espera a las nuevas generaciones en materia de pensión.
Hoy la retomo, porque una vez más tuve una conversación con unos jóvenes cuyas edades oscilan entre los 20 y los 23 años, y aunque charlaron de fútbol, rumba y reguetón, me llamó la atención que las proyecciones de adquirir vivienda estuvieran en gran parte de la conversación y en sus planes a temprana edad.
Existe un punto en común relacionado con la situación: la incertidumbre de un camino que les parece largo y tortuoso para sobrellevar la adultez mayor de una mejor forma, porque sus padres y los de algunos de sus amigos no tienen ese privilegio o les llegó con un monto que no les da para vivir bien. La pandemia, incluso, los obligó a repensar el tema.
John es uno de ellos; él pasó el encierro en un espacio campestre de área generosa, en las afueras de Bogotá, y pudo sobrellevar la eventualidad; sin embargo, Ana María, aunque en un apartamento cómodo, reconoció que necesitó más privacidad y se sintió agobiada en varias ocasiones.
Qué tiene que ver la vivienda con la pensión
Pero, ¿qué tiene que ver esto con la pensión? La verdad, tiene que ver con todo. Estos jóvenes entre 20 y 23 años, así como el de 31 (hoy de 33), la ven inalcanzable y coinciden en que invertir en vivienda podría ser una manera de jubilarse y superar, en parte, la angustia de recibir ese monto mínimo.
Por eso, quieren ir un paso adelante y no vivir la incertidumbre que implica, muchas veces, el recorrido para lograr esa mesada, que, de hecho, hoy tiene a los fondos privados y a Colpensiones en primera plana.
Incluso, como lo explicó el gerente de la inmobiliaria Avacol, Manuel Alfonso, quienes viven de una economía informal y no aportan para una pensión, a veces buscan alternativas y ahí entran los bienes raíces para rentar. En fin, las posibilidades de la finca raíz son bastantes.
Lo interesante, ahora, es que la confianza de las nuevas generaciones está puesta en este mercado, al punto de que hoy forman parte de la política pública del Gobierno, con un programa como Jóvenes Propietarios.
Y esta semana, precisamente, la proptech Gojom confirmó que, tras consolidar información de su plataforma durante septiembre, los jóvenes entre 25 y 34 años fueron los que más miraron apartamentos para comprar en Bogotá: “Representaron el 20 por ciento de las búsquedas, la mayoría en los estratos 3 y 4”.
Más jóvenes interesados en comprar
Para Horacio Faudella, cofundador de Gojom, “el contexto hace que cada vez más adultos jóvenes busquen su independencia y opten, ya sea a manera personal o en pareja, por adquirir un lugar propio con el fin de convertirlo, eventualmente, en un activo, ya sea a través del alquiler o la venta”. En fin, las tendencias están a la orden día.
Así lo advierte Mateo Flórez, de 27 años, quien está pagando la cuota de su apartamento y ya proyecta todas las posibilidades: “Quiero ganar la valorización, venderlo, comprar otro mejor, quizás irme a vivir, no sé, y en el futuro, si se dan las cosas, invertir en otro para tener una renta y no estar penando por una pensión, aunque ahora estoy cotizando porque soy empleado”.
GABRIEL E. FLÓREZ G.
Especial para EL TIEMPO
En Twitter: GabrielFlorezG.