Que las transferencias interbancarias, los giros de cheque de gerencia, las compras en comercios con tarjetas, los desembolsos de crédito que se hagan a terceros a cuenta o cheque, los débitos a cuentas contables para pago a un tercero mediante abono a cuenta y los traslados entre cuentas colectivas de distinto titular sean eximidos del pago del 4 X 1.000, es la propuesta del gremio de los banqueros (Asobancaria) para desestimular el uso del efectivo y que haya una mayor formalización del comercio en el país.
Así lo hizo saber Santiago Castro Gómez, presidente de dicha agremiación al señalar que dicho tributo, que está a punto de cumplir dos décadas, se aplique a transacciones que no sean en efectivo.
Pero aclaró, no obstante, que la obligación del 4 X 1.000 se mantendría para los retiros superiores a 11,6 millones de pesos (cuenta marcada).
Esa suerte de ‘peaje’, según Castro Gómez, llevaría a desestimular el uso de pagos con dinero en efectivo y, por esta vía, se le daría un golpe a delitos como el lavado de activos y la evasión. “El fin no es recaudatorio, sino de formalización de la economía y transparentarla”, le dijo a EL TIEMPO.
Para llevar a cabo la idea se requeriría que, en la próxima reforma tributaria que tramite el Gobierno ante el Congreso se le implementaran cambios absolutos al 4 x 1.000, pero la propuesta, de inmediato, despertó inquietudes acerca del beneficio que esto traería para los bancos que cobran cuotas por la tenencia de una tarjeta.
Al respecto, el vocero gremial explicó que hay varios bancos que ya tienen productos completamente gratis en el caso de las tarjetas débito, con transacciones entre cuentas del mismo banco.
De igual manera, se han expuesto interrogantes como el sistema que se debe implementar para el recaudo, a lo que algunos expertos han respondido: “se podría hacer de la misma manera en que se cobra el impuesto al consumo o el IVA”.
Castro, por su parte, señala que “el 4 X 1.000 se le cargaría al valor del artículo que adquiera una persona, cuando su pago sea en efectivo”. En ese caso, los recaudaría el almacén, pero la idea, enfatizó el dirigente gremial, es que cada vez menos gente pague con efectivo, porque le impactaría el bolsillo.
El énfasis de la Asobancaria es que la medida no es para obtener ingresos, sino para desestimular el uso del efectivo. Hoy en el país se realizan 22 millones de transacciones diarias, respaldadas por 63,1 billones de pesos en efectivo.
El manejo del efectivo, como proporción del dinero que hay en la economía, incluidos los depósitos bancarios, supera el 13 por ciento y en los planes del Gobierno están reducir ese nivel a un 8,5 por ciento, en principio.
REDACCIÓN ECONOMÍA Y NEGOCIOS