Aunque el rumor comenzó a correr desde hace unos años, por estos días ha recobrado más fuerza. La era y la moda de los SUV (Sport Utility Vehicle), más conocidos en nuestro país como camionetas, parece que podría llegar a su fin, al menos en algunos países.
Curiosamente, su gran tamaño, comodidad y versatilidad, los atributos que más gustan de la gran masa de compradores, son ahora sus peores enemigos. Eso dicen expertos y directivos de importantes marcas.
En los últimos años los SUV se han apoderado de las carreteras y las calles con su imponente presencia, su sensación de seguridad -más acentuada entre las mujeres-, y su capacidad para satisfacer las necesidades de las familias.
Las cifras certifican lo anterior: la participación mundial de los SUV pasó del 39.7 por ciento en 2021 al 41.3 por ciento en 2022, lo que se tradujo en un récord de ventas de 32.8 millones de unidades.
Sin embargo, su gran tamaño, por el espacio que ocupan en las calles, y el consumo de combustible están jugando en su contra, por su peso y mayor carga aerodinámica.
Aunque los fabricantes han encontrado fórmulas para mantenerlos dado el apetito que hay por ellos, tomando el camino de la electrificación pues hay mucho espacio para las baterías, introduciendo mejores sistemas de gestión de energía o tecnologías híbridas. Lo del consumo lo han paleado con motores más pequeños pero más eficientes. De hecho, muchas marcas no ponen propulsores de más de dos litros.
Sin embargo, los cambios en la conciencia medioambiental, las preferencias de los consumidores y las mejoras tecnológicas están desafiando el dominio de los SUV de gran tamaño.
Esto lo han percibido los fabricantes. Karim Habib, jefe de Diseño de Kia opina que en los tiempos de la electrificación un vehículo poco aerodinámico como un SUV atenta con la mayor autonomía que se busca lograr.
Otros ya dan como un hecho la desaparición de los SUV. Vincent Cobée, CEO de Citroën, aunque ite que las cifras (de ventas) no le dan la razón, para él, “el mundo de los SUV está terminado”.
Y hace las cuentas: “Puedes perder 50 kilómetros entre una buena aerodinámica y una mala, y pueden existir 60, 70 y hasta 80 kilómetros de diferencia en la autonomía entre un SUV y un sedán”. Esto incidirá en los clientes, agrega.
En declaraciones a Auto Express, insistió en que los autos deberían ser más pequeños y ligeros, en la era post-SUV, y cree que las marcas no tendrán una salida distinta a diseñar autos de menor altura y con carrocerías afiladas para mejorar la eficiencia.