En la Sierra Nevada producen uno de los cafés más preciados del mundo

Desde hace un par de años, en restaurantes y viviendas de países de América del Norte y Europa se toma café orgánico colombiano producido en la Sierra Nevada de Santa Marta, que no es una región con tradición cafetera, pero que en los últimos años se ha dedicado a la producción de cafés especiales.

El grano de la Sierra es cultivado bajo la sombra de árboles nativos (como el nogal cafetero y el guamo santafereño) que crecen en el llamado ‘Cinturón del café del Caribe’, conformado por cuatro municipios del departamento del Magdalena: Aracataca, Santa Marta, Ciénaga y Fundación.

Allí, las plantas crecen en alturas entre los 800 y los 1.600 metros sobre el nivel del mar y son cultivadas por familias indígenas y campesinas que no utilizan insumos químicos.

En el corazón de esta región nació, en el 2014, Ecolsierra Export, una empresa que agremió a 450 de estas familias. Surgió como una iniciativa de la Red de Productores Ecológicos de la Sierra Nevada de Santa Marta Red Ecolsierra, con el fin de ser una alternativa de internacionalización para los grupos de pequeños productores que ya exportaban desde el 2001 con ayuda de terceros.

Desde entonces, Ecolsierra, de la mano de ProColombia, ha trabajado por hacer un producto con calidad de exportación. Este ya ha llegado a países como Canadá, Estados Unidos, Alemania, Holanda, Bélgica y Australia y ha obtenido diversas acreditaciones, bajo estándares internacionales de agricultura orgánica; por ejemplo, el sello ecológico del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, y la certificación Fairtrade o Comercio Justo, la cual le garantiza al consumidor que con su compra está contribuyendo a la mejora de la calidad de vida de los productores.

“Como agricultores quisimos crear nuestra propia exportadora; tomamos la decisión y en el 2015 aplicamos a una convocatoria de ProColombia llamada ‘Mi pyme internacional’. Fuimos escogidos entre 200 empresas de todo el país”, cuenta Víctor Cordero, director comercial de Ecolsierra.

Gracias a esto, los productores iniciaron un proceso de adiestramiento, capacitación y mercadeo, que les permitió consolidar su modelo de exportación y ampliarlo a otros países.

Tima (luna en arhuaco, lengua nativa de los habitantes de la Sierra) es el nombre con el que se comercializa su producto, que se vende en el extranjero en su presentación de excelso y en nuestro país como tostado y molido en almacenes de cadena.

El grano de la Sierra Nevada ha sido aplaudido por los expertos en ferias internacionales de café especial, como las realizadas en Seattle y Atlanta, Estados Unidos, por su alto aroma, alto cuerpo (sabor que perdura en el paladar), acidez de mediana a baja y notas de chocolate y nuez, explica Cordero.

Estas características son las que han hecho que, durante su última exportación, pasaran de seis contenedores vendidos en el 2015 a 16 en el 2017, cada uno cargado con 275 sacos.

Hoy por hoy, Ecolsierra se encuentra adelantando su plan de desarrollo para el 2021, que según Cordero tiene tres objetivos principales: el primero, consolidar su modelo de negocio, de producción y exportación de café, sumado a la intensión de diversificar su producto. “Queremos ofrecer café, historia y región. Esto se reflejará en perfiles de taza diferenciados, es decir, cafés con atributos distintos”, expresa el director de la comercializadora.

El segundo objetivo es consolidar otro de sus productos, la miel de abejas de la Sierra, producida por los campesinos como alternativa financiera para los meses de espera de la cosecha de café.

En el último objetivo, denominado ‘turismo rural comunitario’, la empresa le apuesta a posicionar la región como epicentro del turismo del café orgánico, basado en la responsabilidad, el orden y la historia.

MARÍA CAMILA BERNAL

Especial para EL TIEMPO