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‘Habrá bonanza cuando el café llegue a 3 o 4 dólares en Nueva York'
Roberto Vélez, presidente de la Federación de Cafeteros, prevé un mejor año 2021.
La Federación Nacional de Cafeteros y las familias que dependen del sector toman las medidas sanitarias necesarias reducir el impacto de la pandemia y a la vez contrarrestar la crisis económica. Foto: Alexis Múnera. EL TIEMPO
Los cafeteros colombianos están de plácemes. La razón, hoy reciben 1,22 millones de pesos por cada carga de café, lo que les representa una ganancia cercana a los 400.000 pesos, si se tiene en cuenta que el costo de producir un saco de 125 kilos ronda entre 800.000 y 850.000 pesos.
Desde hace seis meses (8 de septiembre del 2020) no se veía un precio similar. Ese día, la carga de 125 kilogramos de café pergamino seco se pagó a 1’217.000 pesos, según la Federación Nacional de Cafeteros (FNC).
Mayor productividad, una tasa de cambio favorable (por un solo dólar se pagó más de 4.153 pesos en 2020 en lo más agudo de la pandemia), así como una mejora en la prima que se reconoce al grano colombiano por su calidad, frente a otros granos, se cuentan entre las principales razones para que los caficultores colombianos estén recibiendo más dinero hoy por sus cosechas.
“No estamos en ninguna bonanza, solo hemos recobrado la rentabilidad de la caficultura, hemos vuelto la actividad rentable”, sostiene Roberto Vélez Vallejo, gerente general de la FNC.
Pero esto no siempre ha sido así. Por años los caficultores tuvieron que lidiar con precios que, la mayoría de las veces, no alcanzaban a cubrir sus costos de producción. A mediados de abril del 2019, la carga de café llegó a valer 658.000 pesos y solo hasta el 3 de diciembre de ese mismo año el precio del grano se situó por encima del millón de pesos.
Un nivel que pocos creyeron que podría mantenerse con la llegada de la pandemia, pero para sorpresa del gremio, con algunos muy cortos periodos en los que el precio cayó por debajo de ese nivel (el 5 de febrero llegó a 813.000 y el 4 de junio, a 939.000 pesos), el costo de la carga se ha pagado por encima de ese valor.
Vélez señala que la pandemia, por fortuna, no golpeó al sector cafetero con el rigor que sí lo hizo en otros renglones de la producción, en los que las pérdidas de ingresos, el desempleo y el cierre de empresas fueron dramáticos.
“Se los he dicho a los caficultores en las reuniones que hemos sostenido: la situación que estamos viviendo no se compadece con la que vive el resto de los colombianos y buena parte del mundo, que han tenido que afrontar dos pandemias, la del coronavirus y la económica. Nosotros, todo lo contrario, desde finales del 2019 hemos disfrutado de unos precios muy remunerativos”, dice el directivo, quien agrega que la pandemia solo dejó una caída en el consumo mundial de café del 1 por ciento.
En el mundo, dos tercios del consumo está en los hogares, mientras que un tercio está por fuera. Para Camilo Herrera, presidente de la firma de consultoría Raddar, la pandemia puso en evidencia el hecho de que la gente tomaba más café del que pagaba, porque, en la práctica, es una bebida que se regala en muchas partes.
Con la pandemia, dice, esa ecuación se revirtió y las personas tuvieron que pagar más por el café que bebían, los hogares empezaron a demandar más este producto y eso se observa en la dinámica de compras. En enero pasado, esas compras de café crecieron 12,5 por ciento respecto a igual mes del 2020.
La pandemia puso en evidencia el hecho de que la gente tomaba más café del que pagaba, porque, en la práctica, es una bebida que se regala en muchas partes
Productividad y precios
Una mayor y mejor producción ha sido la clave para alcanzar el actual nivel de precios, que representó un incremento del 20 por ciento en los ingresos de los caficultores, que el año pasado sumaron 9 billones de pesos frente a los 7,4 billones del 2019, según cifras de la federación.
Jorge Enrique Bedoya, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), dice que siempre será una buena noticia que el ingreso de los caficultores mejore. “La estabilidad social de muchos municipios del país depende de lo bien que les vaya a las familias caficultoras al momento de la cosecha. Y eso es más consumo que jalona otras actividades en tantas poblaciones donde hay producción de café que se pueda vender a buenos precios”, agrega.
Roberto Vélez, gerente de Federacafé. Foto:Claudia Rubio / Archivo EL TIEMPO
Sin embargo, el vocero de los agricultores teme que este momento no sea tan sostenible en el tiempo, dado que esta actividad depende en buena medida del comportamiento del dólar, de los precios externos, de los especuladores de este mercado y, por supuesto, de la oferta y la demanda.
Las mismas estadísticas de la federación muestran que, en los últimos seis años, la producción anual se ha mantenido sobre los 14 millones de sacos, cuando lo normal era entre 11 y 12,5 millones. Hoy, por cada hectárea sembrada con el grano se cosechan entre 19 y 22 sacos frente a los 14 de unos años atrás.
Niveles que están muy próximos a la capacidad máxima de producción del país (14,5 millones de sacos) con el actual parque cafetero, del cual hacen parte 650.000 fincas y unas 540.000 familias dedicadas de lleno a esta actividad.
Mantener ese ritmo no es fácil pues esta es una actividad que depende también del clima y que haya buenas prácticas de siembra, de abonos en los tiempos y cantidades adecuadas, así como del mismo cuidado de las fincas por parte de los caficultores, advierten los expertos.
También de que los precios que se pagan por el grano colombiano en la Bolsa de Nueva York mejoren, aunque para el vocero de los cafeteros esto no ha sido fundamental en los últimos años.
Las estadísticas del mercado muestran que el precio que se paga por una libra de café en el mercado neoyorquino se mantuvo anclado el año pasado entre 1 y 1,2 dólares.
Solo hasta el jueves de esta semana, la cotización del grano nacional alcanzó los 1,4 dólares por libra en ese mercado, pero el viernes ya había retrocedido de nuevo hasta los 1,36 dólares.
Para Vélez Vallejo, la clave ganadora de Colombia no han sido precisamente los precios del café en Nueva York, sino una mayor producción y el hecho de que cerca del 93 por ciento de esta se vende al mundo a una tasa de cambio que, sin duda, hace que los caficultores reciban más pesos por sus cosechas. En promedio, el dólar se cotiza hoy sobre 3.600 pesos.
“Lo afortunado no ha sido la bolsa, pero sí la tasa de cambio y la prima adicional que se paga por el café colombiano en el exterior por su calidad. Esa prima sí ha subido y está entre 45 y 50 centavos de dólar, que hace que al final nuestro café termine valiendo afuera 1,8 o 1,9 dólares”, explica Vélez.
Los cafeteros del país confían en que con la recuperación de la economía mundial y local que se avecina, la demanda cafetera se reactive y vuelva al ritmo que traía antes de la pandemia, con lo cual se esperaría una mejora adicional en los precios del grano.
No obstante, este no será el único factor que contribuya a un mayor ajuste en dichos precios. Una menor producción cafetera de Brasil, debido a la fuerte sequía registrada a finales del 2020, hará reducir su cosecha en unos 15 millones de sacos.
El mayor productor de café arábigo del mundo apuntaba a una cosecha de entre 65 y 70 millones de sacos, pero con la afectación por ese fenómeno climático, la proyección ahora es de unos 50 millones de sacos.
“Bajo esas circunstancias, la Bolsa de Nueva York tiene que reaccionar. Ya hemos estado esta semana en 1,4 dólares y no sería extraño ver mejores precios. De hecho, el precio el fin de semana para el productor estará entre 1,25 y 1,3 millones de pesos”, dice Vélez Vallejo, para quien el país está lejos de una bonanza como la experimentada en el pasado.
“El día que lleguemos a 3 o 4 dólares en Nueva York, ese día hablamos de una bonanza, mientras tanto solo hablo de un periodo en el que hemos recobrado la rentabilidad de la caficultura”, puntualiza el directivo.