Calmar el nerviosismo, la primera tarea del remplazo de Ocampo

Semanas después de haber confirmado que la Universidad de Columbia le había extendido su licencia para poder seguir como ministro de Hacienda hasta el 2024, José Antonio Ocampo es uno de los jefes de cartera que salen del gabinete del presidente Gustavo Petro, en medio de la crisis ministerial.

“No recuerdo en la historia de Colombia un ministro de Hacienda que durara menos de un año. Esto, en el principal guardián de las instituciones económicas, es una muy mala noticia”, comentó Juan Carlos Echeverry, quien también ocupó ese ministerio, durante el gobierno de Juan Manuel Santos.

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La salida de Ocampo sorprendió porque diferentes observadores consideraban que su presencia era para dar confianza a inversionistas y los mercados financieros. En ese sentido, según Francisco Azuero, profesor de la Universidad de los Andes y exviceministro de Hacienda, “Ocampo llegó allí –me atrevo a pensar– por insistencia del presidente Petro, porque necesitaba enviar un mensaje muy claro sobre la seriedad de la política”.

Por su lado, el presidente del centro de estudios Anif, Mauricio Santa María, expresa: "qué vaina que se vaya Ocampo que lo estaba haciendo bien".

A remplazarlo llega el presidente de Findeter y exsecretario de Hacienda de Bogotá durante la alcaldía de Petro, Ricardo Bonilla, y los primeros comentarios apuntan a una percepción positiva de su nombre.

“Es una persona estudiosa, conocedora de la economía”, dice Azuero. “Es una persona con experiencia en hacienda pública. Estuvo en el 2015 en la comisión de expertos para la reforma tributaria que lideró Fedesarrollo, como secretaría técnica”, dice el director de ese centro de estudios, Luis Fernando Mejía. Por su parte, Echeverry subraya que “es una persona seria, con un buen récord de prudencia en el manejo de las finanzas de Bogotá”.

“Creo –agrega Azuero– que el manejo de la Hacienda en Bogotá fue responsable”. Sin embargo, recalca las diferencias con una responsabilidad nacional: “En una entidad territorial hay mayores restricciones que a nivel nacional. Salirse de allí es muy difícil”.

En esa posición anterior debió también entenderse con las calificadoras de riesgo e inversionistas en bonos. Ahora Bonilla deberá en primer lugar tratar de calmar, justamente, a los mercados.

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Este miércoles, con la crisis ministerial, y antes de saberse que Ocampo tenía que irse, ya el dólar estaba subiendo considerablemente. Pero cuando se dijo que Ocampo no continuaba, aunque ya el mercado había cerrado, el dólar se disparó en las transacciones digitales conocidas como ‘mercado next day’.

Por su parte, las acciones en la bolsa de valores tuvieron una tendencia a las pérdidas desde el inicio de la jornada, con el ruido de la crisis ministerial, y terminaron con una caída de uno por ciento.

La expectativa se centra ahora en la jornada de este jueves, y Bonilla contaba con la tarde y la noche de este miércoles para unas primeras señales frente al ímpetu con el que pudiera arrancar este jueves la divisa y el rumbo de la bolsa.

De hecho, una vez nombrado, escribió un primer mensaje en su cuenta de Twitter en el que, además de dar las respectivas gracias a Petro y reconocimientos a Ocampo, manifestó que mantendrá la estabilidad de la economía.

Pero, más allá de las reacciones de los mercados en las primeras 24 horas, vendrá luego la necesidad de recuperar confianza para el mediano y largo plazo. De acuerdo con Daniel Velandia, economista jefe de Credicorp, “el mercado, inicialmente, reaccionará negativamente a esta noticia”.

El punto entonces es qué se necesitará para apaciguar el nerviosismo. En los ocho meses de Ocampo, por ejemplo, los mercados veían propuestas y discursos, por un lado, pero, por el otro, al ministro advirtiendo sobre los costos de la reforma de la salud, aclarando sobre la gradualidad en transición energética o votando para subir las tasas del Banco de la República, mientras Petro pedía bajarlas.

En adelante, la expectativa de los inversionistas será sobre si Bonilla también mantendrá posiciones de independencia técnica cuando sea necesario.

"Bonilla es una persona responsable -dice Santa María- que esperemos que trate de mantener una línea ortodoxa, sobretodo en materia fiscal, externa y de deuda, porque la situación está compleja. Y con lo de hoy (este miércoles ) se va a poner más compleja."

Más allá de lo lacónico de un tuit como el de Bonilla este miércoles, Azuero piensa que “lo primero que tendría que hacer el nuevo ministro es una declaración rotunda sobre el compromiso del Gobierno con la estabilidad, con la meta del ‘Marco fiscal de mediano plazo’, con el seguimiento de la Regla Fiscal”.

A su turno, Velandia comenta que “sus primeras declaraciones alrededor de los temas más sensibles desde el lado económico serán factor clave para generar confianza en los mercados, más aún considerando que Bonilla no cuenta con el mismo reconocimiento internacional por parte de los inversionistas”.

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Para el economista de Credicorp, “el mercado considera que Bonilla no tiene una postura radical. De hecho, de conversaciones con él en campaña, sus puntos de vista eran vistos como bastante razonables”.

José Ignacio López, director de Investigaciones de Corficolombiana, dice que la tranquilidad de los inversionistas no depende solo del nombramiento.

“El cambio, más allá del nombre –dice López–, tiene interrogantes como si desde el Ministerio de Hacienda habrá cambios de política. Las implicaciones de los otros movimientos del gabinete para las discusiones de las reformas es quizás lo que los mercados tienden a anticipar: si, finalmente, habrá algo de moderación o, por el contrario, se mantendrán esas reformas. Los mercados, frente a esto, reaccionan de forma precautelativa”.

La relación de cercanía de Bonilla con Petro, dice Azuero, “puede ser una ventaja desde el punto de vista de que puede influir sobre el Presidente, pero también puede ser una desventaja, si hay menos independencia para expresar sus opiniones y para actuar de manera autónoma. ¿Cuál de estas dos circunstancias va a prevalecer? Es muy difícil saberlo”.

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