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Entrevista

'Ojalá los ministros dejen el activismo y se enfoquen en el pragmatismo': Luis Fernando Mejía / Entrevista de María Isabel Rueda

El director de Fedesarrollo, Luis Fernando Mejía, sostiene que los anuncios de reactivación económica del Gobierno son gaseosos.

ara Mejía, la discusión de una constituyente es inconveniente no solo por razones políticas, sino económicas.

Para Mejía, la discusión de una constituyente es inconveniente no solo por razones políticas, sino económicas. Foto: Néstor Gómez. EL TIEMPO

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El director de Fedesarrollo, Luis Fernando Mejía, sostiene que los anuncios de reactivación son gaseosos, que los del presidente Petro en la ONU no ayudan a la certidumbre y que los ministros deben dejar el activismo radical y enfocarse en el pragmatismo.

Doctor Mejía, cuando esta entrevista salga, pues ya sabremos si somos campeones de la Copa América o no. ¿Cuál es su marcador? 

Colombia tiene todo para ganarle a Argentina sin lugar a dudas. Creo que va a quedar 2-1, a favor de Colombia. 

El mío es que van a quedar empatados y que se va a definir por penaltis... 

No, por favor, eso sería terrible, se imagina ese sufrimiento... 

Ahora sí vamos a la economía, que a veces parece que estuviéramos reactivando a punta de penaltis. Lo más importante como meta que tienen este gobierno y los gremios de la producción es irradiar crecimiento económico para que haya empleo e inversión. Desde ese punto de vista me llamó la atención la reunión que hubo entre Gobierno y gremios para plantear un plan de choque. ¿Qué opina de los siete puntos que enunció el director de Planeación?

Pues María Isabel, ahí hay varios elementos que van en línea de lo que podría eventualmente ser un plan de reactivación. Se habla especialmente de continuar con una estrategia de reindustrialización, también con mejorar los temas de obras y vías terciarias, en particular lo que llama el presidente “Caminos de paz y progreso”. Y otros elementos sobre los que realmente todavía faltan muchos detalles.

¿Por ejemplo?

Por ejemplo, el componente de la vivienda y el campo productivo, en donde no se dieron mayores detalles sobre cuáles serían las estrategias. Me parece interesante especialmente la idea del Gobierno de introducir en este componente de reactivación el financiamiento a través de la ejecución de los recursos del Sistema General de Regalías, que actualmente son del orden de los 17 billones de pesos, y que en un buen plan podrían ejecutarse de manera conjunta con las entidades a nivel territorial.

Esa es una de las propuestas del Gobierno, ‘destrabar’ 16,8 billones de regalías para invertir en los territorios. ¿Qué quiere decir ‘destrabar’ las regalías?

Pues poder concretar la ejecución de estos recursos en proyectos que realmente puedan mover la economía. Entre los aspectos que inciden en la ejecución están la ausencia de buenos proyectos y la baja capacidad de algunas entidades territoriales para justamente formular buenos proyectos y poder ejecutarlos. Así que el apoyo del Gobierno Nacional en ese sentido puede ser importante, para poder lograr una adecuada ejecución de esos recursos. 

También me llamó la atención, entre los siete puntos, que todos tienen nombre y apellido. Por ejemplo, reindustrialización será “sostenible”. Turismo será “en armonía con la vida”. Energías “son para la vida”. Y la vivienda “para la vida”. ¿Eso no es un poco gaseoso? 

Suena mucho también como algunas de las estrategias que se plantearon en el Plan de Desarrollo del Gobierno. Realmente hay una coincidencia importante, por ejemplo, en los temas de reindustrialización y lo que tiene que ver con la transición energética. Lo que sí creo, y en eso comparto su preocupación, es que todavía falta conocer los detalles de cada uno de estos siete elementos, en términos de cuáles van a ser los recursos, las fuentes de financiamiento, más allá de lo que se puede hacer a través de los recursos de regalías, por un lado, y por otro lado, cuáles van a ser las metas concretas. Es decir, pasar de lo que puede ser una visión bastante general, estratégica, a saber específicamente cuáles van a ser los objetivos que se pretenden cumplir con ese plan de choque que ha planteado el Gobierno Nacional.

Otro punto que tocó Alexánder López, el director de Planeación, es que quieren revisar íntegramente los TLC, porque este, por naturaleza, por ideología, dicen, es un gobierno proteccionista de la producción nacional. Y entonces, que eso requiere revisar integralmente los TLC. ¿Cómo ve ese punto?

Es un gran error. La historia económica muestra que los casos exitosos de crecimiento económico que se han dado en países asiáticos y en algunos casos también en América Latina han pasado justamente por la integración al comercio internacional, por el fomento de la capacidad de exportación y no por la protección. Además, sería inviable políticamente pensar en una revisión de tratados de libre comercio, porque esas revisiones tienen que surtir trámites largos, de discusiones bilaterales entre gobiernos y, además, la ratificación eventual de esas modificaciones por los congresos respectivos de cada país. Con dos años que le restan a este gobierno, no solamente considero que es una estrategia que no va en línea con lo que se requiere, sino que también sería absolutamente inviable.

Algunas personas ya señalan que podría rebajarse la tributación empresarial para fortalecer la reactivación y proponen incluso descontar el valor de las inversiones en bienes de capital relacionados con nuevas tecnologías. ¿Eso no se había ensayado ya en épocas del gobierno Uribe?

Sí, los incentivos tributarios han tenido una larga historia en la economía del país. En su momento, en el gobierno del presidente Uribe se hicieron algunas cosas; en el gobierno del presidente Santos también, igualmente en el del presidente Duque. Esas discusiones vale la pena darlas. Sin embargo, mi visión desde Fedesarrollo es que la coyuntura fiscal es tan complicada y tan difícil que veo que va a ser muy improbable abrir una discusión de reducciones de impuestos o de incentivos tributarios por la fragilidad de la situación fiscal. Justamente el Gobierno, hace algunas semanas, anunciaba la necesidad de recortar el presupuesto en 20 billones, por un hueco en el recaudo que supera los 31 billones de pesos. Luego hablar de tener la capacidad de reducir los impuestos para incentivar la actividad productiva, que podría darse en momentos en los que la situación fiscal sea más razonable de lo que es actualmente, creo que va a ser muy difícil. 

Es más factible que aumenten los impuestos a que los disminuyan...

Pero creo que tampoco sería algo factible, porque Colombia está hasta ahora empezando a ver los efectos de estas dos reformas tributarias, la del 21 y el 22, que aumentaron sustancialmente la presión tributaria en los hogares y las empresas. De hecho, solamente ahora en agosto empiezan justamente las declaraciones de renta de los hogares, que verán cómo su tributación subió sustancialmente producto de la última reforma tributaria. Yo creo que subir la presión tributaria en este momento es inviable, y por eso la discusión debería estar por otro lado, y no por los temas relacionados con impuestos, especialmente por la difícil coyuntura fiscal.

Otra cosa que me llamó la atención en el plan de reactivación es que, en todo el tono de la discusión, el Gobierno prácticamente se culpa a sí mismo de la falta de ejecución. O sea, los problemas de crecimiento que hemos tenido se deben, porque así lo reconoce el Gobierno, a que no han sido eficientes en invertir los recursos que tienen. ¿Cómo ve esa autoimplicación? 

Es correcta, porque cuando usted revisa las cifras de la ejecución del presupuesto, y especialmente me refiero al presupuesto de inversión, que es el que está más ligado con aquellos programas y proyectos que pueden impulsar la actividad productiva, por ejemplo, a través de las inversiones en infraestructura, los datos del año anterior no fueron positivos. Del año pasado, la ejecución del presupuesto de inversión fue una de las más bajas en cerca de una década. Y más recientemente, el Ministerio de Hacienda acaba de publicar las cifras de la ejecución en lo corrido de este año; con corte a junio, la ejecución presupuestal del componente de inversión es de apenas el 22 por ciento, cuando el promedio de los últimos cinco años es del 27,4 por ciento. Así que, infortunadamente, esa ejecución del presupuesto de inversión sigue sin levantar cabeza. Indudablemente es un factor que juega en contra de la reactivación productiva.

¿A qué se debe esa falta de ejecución? ¿A que los funcionarios son malos, y/o a que no ha habido dirección principal, central, o coordinación del Gobierno? 

Hay dos factores grandes que lo explican. El primero, una baja capacidad de gestión, indudablemente. Varios de los ministros que han desempeñado sus labores en las diferentes carteras no tenían experiencia previa en la istración pública, y el aparato burocrático indudablemente es difícil de mover. Esa curva de aprendizaje, por supuesto, ha tomado bastante tiempo. Pero si a eso usted le suma los cambios en los gabinetes, que han sido repetidos, pues es una combinación que arroja un bajo conocimiento de la istración pública. Todo eso ayuda a explicar esa muy lenta ejecución del presupuesto de inversión.

Además, poner a gente en el sitio equivocado desde el punto de vista técnico. Es el criticado caso del señor que era de la SAE y se lo llevan de ministro de Educación... 

Y ahí uno de los temas que podría mitigar esas falencias desde el punto de vista del conocimiento de la istración pública tiene que ver con el equipo que está alrededor de los ministros y de los directores de departamento istrativo. Es importante tener gente que conozca la istración pública, que sepa cómo se ejecutan los recursos, cómo se planea un proyecto de inversión. En eso también tienen que jugar un rol muy importante tanto el ministro de Hacienda como el director de Planeación Nacional, quienes deben estar justamente monitoreando la debida ejecución del Presupuesto General de la Nación este año.

Usted habla de que en los ministerios haya buenos equipos. El problema es que muy a menudo se atraviesa, al concepto de conocimiento y de eficiencia, el tema ideológico. A veces parecería que la gente está siendo escogida por razones más políticas que por razones técnicas...

Esa puede ser la sensación con algunos de los nombramientos recientes. Ojalá los ministros designados dejen de lado el activismo radical y se enfoquen en el pragmatismo, que es lo que requiere justamente la coyuntura de crecimiento económico que tenemos hoy en día en Colombia. Si dejan de lado el activismo y empiezan a hacer el pragmatismo, podría darse la vuelta a esa muy lenta la ejecución del presupuesto de inversión.

Ojalá el Gobierno le oiga el consejo. Y, por último, Fedesarrollo es un centro de pensamiento independiente, neutral. ¿Qué piensa de la propuesta de la constituyente? ¿Esto no aumenta los problemas de ejecución? ¿No pone en pausa un poco al país? ¿No despierta más incertidumbre y falta de confianza? 

Así es. La discusión de una asamblea nacional constituyente es inconveniente por varios factores. Por factores políticos, porque eso requiere por supuesto un trabajo muy arduo y largo de alcanzar consensos, que muy seguramente va a ser difícil que se logren en estos dos años de gobierno que restan, aunque esa es la intención el Gobierno, por un lado, pero, por otro lado, por el factor económico. Uno de los elementos más importantes para explicar el retroceso de la inversión total que ocurrió el año pasado en Colombia y que continúa en lo corrido de este 2024 tiene que ver con esa palabra que usted mencionaba, la incertidumbre, frente a los efectos de algunas de las reformas estructurales que había planteado el Gobierno Nacional. La incertidumbre frente a medidas sectoriales que había venido anunciando o implementando el Gobierno, como por ejemplo en el sector de la infraestructura, el de la vivienda o el minero-energético. Si a ese contexto de incertidumbre se le abre un frente adicional de la discusión de una asamblea nacional constituyente, que en la práctica puede implicar rebarajar completamente las reglas de juego desde el punto de vista del inversionista local e internacional, naturalmente ese no es un elemento que sea propicio para impulsar la recuperación de la inversión privada y del crecimiento económico del país.

Finalmente, el Presidente propuso en la ONU modificar las vigencias futuras, insistió en las inversiones forzosas de los bancos, que a Colombia se le perdone el riesgo del endeudamiento y todo esto vía 'fast track' en el Congreso... ¿Qué opina?

Estos son anuncios que van en contravía de lo que se requiere: certidumbre en las reglas de juego y capacidad de gestión en la ejecución presupuestal. Tampoco es buena idea poner a flotar la noción de perdón de la deuda, que podría tener un impacto negativo en la tasa de interés para la Nación y, por ende, en la sostenibilidad fiscal, que sigue siendo frágil.
MARÍA ISABEL RUEDA
Especial para EL TIEMPO

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