La a de la Agencia de Desarrollo Internacional de los Estados Unidos (Usaid), Samantha Power, anunció una ayuda alimentaria y humanitaria para El Salvador, Guatemala Honduras, Haití y Colombia por valor de 331 millones de dólares, durante las sesiones del foro ‘La crisis alimentaria global y las Américas’, convocado por la organización no gubernamental Pacific Council on International Policy, en el marco de la Cumbre de Las Américas, que sesionó hasta el viernes pasado.
Power destacó que dicha ayuda paliará los efectos del hambre en Haití, por ejemplo, donde 40 por ciento de la población requiere asistencia alimentaria, y Colombia, donde la inflación en alimentos alcanzó los dos dígitos entre 2021 y 2022.
“No puedo pensar que haya un tema más importante que éste en el mundo de hoy. Estamos viendo los precios de alimentos más altos en toda una generación y la crisis es severa. Las sociedades nos están reclamando a los líderes de los sectores público y privado que trabajemos juntos para enfrentarla”, dijo la a de Usaid.
Durante el foro también participó el director general del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Manuel Otero, quien llamó a conformar una alianza continental para enfrentar la creciente inseguridad alimentaria.
Junto con otros tres istas, Otero y Power discutieron las acciones y propuestas que deben ejecuta los gobiernos de las Américas, el sector privado, la sociedad civil y la academia frente a las crisis superpuestas, como el conflicto bélico en Europa del Este, la pandemia de Covid-19 y el cambio climático, situaciones que generan aumentos en los precios de los alimentos, la energía y los fertilizantes.
Power añadió que en los próximos días se harán nuevos anuncios sobre la asistencia alimentaria con destino a Venezuela, tanto para personas vulnerables que viven allí, como para los venezolanos migrantes y refugiados en otras naciones de la región.
Por su parte, el director del IICA expresó la necesidad de crear una alianza continental para enfrentar la inseguridad alimentaria. “A través de ella, el continente americano podrá proyectarse al mundo y asumir su responsabilidad como garante de la seguridad alimentaria y de la sostenibilidad ambiental globales. También significa más empleo, más ingresos y mayor calidad de vida. Necesitamos más instituciones y más inversiones”, afirmó.
Otero explicó que América Latina y el Caribe fue la región del mundo más afectada en lo económico y social por la pandemia, a lo que se sumó el impacto de eventos climáticos extremos cada vez más frecuentes y, ahora, las consecuencias de la crisis anotada atrás.
El Director General del IICA explicó que América es un continente heterogéneo, con grandes productores de alimentos, como Brasil, Argentina, Estados Unidos y Canadá, y otros que son importadores y además sufren las consecuencias del cambio climático. Nombró, en ese sentido, a los países del Triángulo Norte Centroamericano, a los del Caribe Oriental y a Haití.
“Es esencial –señaló- que desvinculemos el conflicto bélico de la producción, las exportaciones y el abastecimiento de alimentos. El derecho a la alimentación es sagrado. Tenemos que asegurar financiamiento a nuestros agricultores, que son 16,5 millones, sobre todo pequeños productores”.
Finalmente, Otero mencionó la necesidad de aumentar el comercio intrarregional y de aumentar las inversiones en investigación y ciencia para elevar los índices de productividad.
El Tiempo